Carpeta de justicia

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No tengo ninguna gana de escribir este artículo, pero no, no se trata por ser el mes de agosto y de las vacaciones de verano sino de las poca ilusión que me hace hablar de la vuelta del COVID-19.

En el mes de abril escribí el artículo «Covid-19: ¿Estamos aprendiendo algo?» alertaba sobre un posible recorte de libertades que finalmente llegó.
También es cierto que lo hizo de forma más «suave» de lo que se ve que sucede en otras partes del mundo como en Asia.

Ya hay aplicaciones informáticas que bajo la promesa de proteger la información personal de los usuarios que la descarguen en sus teléfonos móviles, permiten hacer un «rastreo» de posibles contactos a quienes informar sobre el riesgo de contagio.

Se decía que con el verano al llevar las altas temperaturas el virus no sobreviviría. La mayoría de nosotros quiso y creo que «la pandemia nos daría un descanso». Sin embargo, lo rebrotes y la cantidad de infectados va en aumento.

Cerraba aquel artículo diciendo que: «Si finalmente esta pandemia no provoca un cambio en el Ser, sí el día que todo pase seguimos haciendo lo mismo, entonces, no habremos aprendido nada.» y creo que lamentablemente vamos por ese camino, por eso no me apetece escribir este artículo.

Mucho me temo que tendremos que prepararnos, no solo para aprender a convivir con la incertidumbre más extrema, sino también para eventuales nuevos confinamientos.

En su momento, en el mes de marzo, habíamos lanzado, desde #BuenasPersonas, un programa de ayuda para sobrellevar los problemas cotidianos de la convivencia en cuarentena.

Aquel programa fue un éxito, enseñaba una técnica rápida, simple y eficaz para resolver conflictos, que se pueden resumir en tres pasos:

Paso 1) Responde claramente ¿Qué necesitas? (di claramente, sin rodeos, apreciaciones personales y expresado de forma positiva -o neutra-, por. ej.: pelea por el mando del TV, necesito distraerme).

Paso 2) ¿Cuántas formas de alcanzar tu objetivo se te ocurren? (invita a todos los habitantes de la casa a pensar en todas las posibles cosas que podrían hacen, las más irrisorias y alocadas también valen!)

Paso 3) Abre el juego (¿qué necesitan las personas que te acompañan en tu cuarentena? ¿cuántas formas de compatibilizar necesidades son capaces de descubrir?, dejen volar la imaginación, sean creativos, inventen.) y finalizó de forma.

Dios no lo quiera, pero visto lo visto creo que vamos a tener que repensar la ayuda online a las personas que al verse forzadas a mantener una situación de encierro (aunque ahora hablemos de «nueva normalidad») que para mucha gente sigue siendo absolutamente anormal.




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