Miguel Martín Alonso Almería, 3 mar (EFE).- Con apenas 25 años, Andrea Martín Pérez obtuvo una nota perfecta, 50 de 50, en el último examen de acceso a la Escuela Judicial y se hizo con la quinta mejor puntuación de toda España y la primera de su tribunal, y ahora dos años más tarde ha conseguido convertirse en una de las juezas decanas más jóvenes en activo.
Es una de los 29 nuevos jueces destinados en Andalucía que el pasado 27 de febrero tomaron posesión de sus cargos en el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, en su caso como titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Huércal-Overa (Almería), partido judicial del que a partir de ahora será decana.
Pertenece a la 72 promoción de jueces, como sus compañeras Adriana Álvarez y María López, y como ellas pasó un año en la Escuela Judicial en Barcelona. “Allí la formación es multidisciplinar. Tenemos una fase de práctica, cosas más teóricas… Nos reunimos todos los futuros jueces de España, con lo cual también hacemos mucha piña”, afirma Andrea en una entrevista con EFE.
Tras eso, llegaron siete meses de prácticas en la Ciudad de la Justicia de Almería, donde tocaron todos los órdenes jurisdiccionales, tutelados por un magistrado. Después, estuvo en una fase de sustitución en solitario, a cargo de un juzgado, con un equipo de funcionarios.
“En mi caso yo hice la fase de sustitución en El Ejido. Primero estuve en el Primera Instancia e Instrucción número 1 y luego, pasados tres meses, me fui al número 3, y hasta ahí me he mantenido hasta mediados de febrero, que ya cesamos justamente el día antes de la entrega de despachos, que nos entregó el rey el 14 de febrero”, abunda.
Al elegir destino, tuvo el “privilegio” de quedarse en su provincia, en Huércal-Overa, dónde ha acabado como jueza decana porque los tres juzgados del partido judicial se han quedado libres y han sido ofertados a su promoción, y de las tres compañeras que han elegido este destino ella era la primera en el escalafón, ya que va por antigüedad.
Algo que da buena cuenta de la juventud de esta promoción, ya que la media de edad de los alumnos de la promoción al ingresar en la Escuela Judicial era de 28 años, aunque los más jóvenes eran cinco que tenían 24 años y el más veterano, 39.
Andrea reconoce que la aproximación a la realidad judicial “supera mil veces lo que puedes esperar, porque en realidad es un trabajo muy duro”.
“Los juzgados tienen mucha carga de trabajo. Yo concretamente he estado en la zona del Poniente, donde la cantidad de litigios que puede haber en los juzgados es bastante numerosa”, señala.
Y aunque admite que siempre hay casos que "pueden afectar”, apostilla que esta experiencia inicial “ha sido muy gratificante porque al final la labor que se hace es para mejor intentar que sea una sociedad más justa, más equilibrada”.
Objetivos como decana
Aunque acaba de tomar posesión del cargo, ya avanza que le gustaría conseguir la unificación de los tres juzgados de Huércal-Overa en un único edificio -el suyo está separado de los otros dos-, “por cuestiones prácticas, para acercar la justicia a la ciudadanía y para que todo sea más uniforme”.
También destaca que es necesario lograr la digitalización de todos los procesos, “e incluso que se puedan celebrar juicios telemáticos”. “Con la última reforma se está intentando que esta modalidad de juicios sea preferente y todas las personas puedan tener acceso”, subraya.
Asimismo, defiende todo lo que puede aportar su promoción: “La mayoría somos jóvenes y mujeres, así que creo que podemos aportar una visión juvenil a la justicia, y también femenina".
Además, considera que eso es "bueno para la justicia e incluso para romper el techo de cristal que, desgraciadamente, sigue existiendo, ya que la mayoría de altos cargos son ocupados por hombres. "Si actualmente la mayoría somos mujeres, acabaremos llegando”, concluye
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