• La evolución de los ciberdelitos no solo resalta por su frecuencia sino también por su sofisticación y variedad

En un entorno digital en constante evolución, la cibercriminalidad se ha consolidado como uno de los principales retos para la seguridad y el bienestar de la ciudadanía española. Con el aumento significativo de las actividades en línea debido a la pandemia del Covid-19, los ciberdelitos han experimentado un crecimiento exponencial, transformando el panorama de la seguridad nacional e internacional.

Según los últimos datos del Portal Estadístico de Criminalidad del Ministerio del Interior, la cibercriminalidad ha sufrido un incremento del 25,5 % en el año 2023 en comparación con el año anterior, contrastando con un modesto aumento del 2,1 % en la criminalidad convencional a nivel nacional. Este auge destaca especialmente en comunidades como Andalucía, con un alza del 42,8 %, y la Comunidad Valenciana, con un 36,8 %, evidenciando la creciente preocupación por la seguridad en el ciberespacio.

La evolución de los ciberdelitos no solo resalta por su frecuencia sino también por su sofisticación y variedad. Desde fraudes informáticos hasta delitos sexuales en línea, la gama de actividades ilícitas ha crecido en complejidad, requiriendo respuestas más especializadas y coordinadas por parte de las autoridades y la sociedad civil.

Comparativa entre delitos tradicionales y ciberdelitos

Un aspecto notable de este fenómeno es la comparación entre los delitos tradicionales y sus equivalentes en el ámbito digital. “Por ejemplo, mientras que los delitos sexuales tradicionales han mantenido una línea relativamente estable, los delitos sexuales en línea han visto variaciones significativas, reflejando el cambio en la naturaleza de cómo se cometen estos actos en la era digital”, declara Fran Peláez, socio fundador de PenalTech.

En opinión del abogado experto en delitos informáticos, “esta transformación demanda una adaptación tanto en la legislación como en los mecanismos de prevención y respuesta, abogando por una mayor conciencia pública sobre los riesgos en línea y el fortalecimiento de las capacidades técnicas y legales para combatir eficazmente la cibercriminalidad”.

Mirando hacia el futuro

Con base en los datos publicados y las tendencias observadas, es imperativo continuar desarrollando estrategias integrales que aborden tanto la prevención como la persecución de la cibercriminalidad. “La colaboración internacional, la educación digital, y la inversión en tecnologías de seguridad son clave para mitigar los riesgos y proteger a los ciudadanos en el ciberespacio”, expone el letrado.

Por ello, desde el citado despacho de abogados reafirman su compromiso con aquellas personas que están siendo acusadas de un delito relacionado con las nuevas tecnologías, proporcionando asesoramiento experto y apoyo legal a aquellos afectados por estos delitos. “La evolución de la cibercriminalidad no solo es un desafío para la seguridad, sino también una oportunidad para reforzar nuestra resiliencia colectiva ante las amenazas del siglo XXI”, concluye el experto.