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Con un titular semejante, uno de los medios legales americanos comunicaba hoy la noticia de que un despacho norteamericano -Baker&Hostetler- fichaba como nuevo miembro de su equipo a ROSS, la plataforma de inteligencia artificial creada por IBM a partir del sistema de inteligencia cognitiva, más conocida como Watson.

ROSS es una herramienta focalizada a la minería de datos y, por lo tanto, a la revisión de expedientes, sentencias y leyes…, buscando el objetivo de acelerar el proceso del estudio del caso y aportar elementos suficientes para determinar la estrategia ganadora para la solución del mismo.

La implantación de esta la tecnología en los despachos pone en duda el trabajo de los abogados que son soporte para la preparación de los casos. Si bien, hoy por hoy, ROSS no puede sustituir a un abogado con experiencia para solucionar los casos, si va ayudar a mejorar el servicio que los despachos puedan dar a sus clientes.

La velocidad con la que ROSS puede solventar el trabajo de un recién graduado abre un nuevo debate sobre la formación que debe tener el estudiante en la facultad y cómo los despachos van a tener que reorientar sus organizaciones y la gestión de los equipos.

Hasta aquí, el apocalipsis no deja de estar entre la ciencia ficción y la realidad próxima que, con mayor o menor credulidad, sabemos que está por llegar.

Pero los datos que me hacen pensar que el apocalipsis está llegando es otra noticia de ese mismo medio que señala los resultados sobre una encuesta sobre la salud de los estudiantes de derecho americanos. El 18% de los estudiantes encuestados dijo que habían sido diagnosticados con depresión. Los resultados del estudio fueron sorprendentes.  El 37% de los estudiantes de derecho dieron positivo para la ansiedad, y el 14% de ellos responde a la definición de ansiedad severa. La depresión junto con la ansiedad severa puede conducir al alcohol y abuso de drogas, y el 22% de los estudiantes de derecho encuestados informaron que eran bebedores compulsivos.

Lo malo, es que estos datos no mejoran cuando se accede al ejercicio a la profesión de abogado. Los datos de la American Bar Association no son nada optimistas. El 33% de los abogados encuestados dicen tener problemas con la bebida y el 28% sufren depresión. El 27% de los que tienen problemas con el alcohol cuentan que estos comenzaron en su periodo universitario. Todo esto ha obligado a abrir un programa de asistencia para tratar de ayudar a los afectados.

Muchos departamentos de recursos humanos de los despachos de abogados deberían analizar su situación y cómo esto puede afectar en sus empleados, en su negocio y, por ende, en sus clientes.

No sé si todos estos datos empeorarán en un futuro, al saberse que ya hay un primer despacho que ha decidido invertir por la inteligencia artificial, pero lo que si dejan es un espacio para la reflexión. Desconozco si en España disponemos de datos semejantes y si la situación es la misma, pero lo que sí parece que el mercado legal americano, al que miramos muchas veces como un ejemplo, también tiene sus agujeros negros.  

Todo esto, no es el apocalipsis, sino la propia evolución de la tecnología y las debilidades humanas, lo malo es que confluyan y terminen siendo una bomba de relojería.  




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