El anuncio de la compañía EDP de solicitar en próximas fechas autorización para el cierre de la central térmica de carbón de Soto de Ribera (Asturias) el año 2021, es un paso importante en el camino hacia el final de la energía generada con carbón en España. Al mismo tiempo, este fin es un gran ejemplo de cómo es posible hacerlo sin afectar el suministro energético, siguiendo a la vez un proceso de transición justa para trabajadores y regiones afectadas por los cierres de plantas.
Para el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA), la decisión de la energética portuguesa -que se suma a los recientes cese de actividad de más de la mitad de la capacidad instalada de energía de carbón en España el pasado 30 de junio, hasta 5.16 GW-, significa en conjunto un gran avance para este país, de sus agentes económicos y la sociedad, en favor de una transición energética que garantice un medio ambiente limpio y saludable.
“Con el anuncio sobre las centrales de Soto de Ribera y Aboño se prevé que en poco tiempo apenas queden plantas térmicas de carbón operativas en España. Esto muestra y sirve de ejemplo para muchos países que se puede dejar de producir energía con carbón sin afectar el suministro eléctrico y sin acudir a nuevas subvenciones, contribuyendo al mismo tiempo de manera firme en la lucha contra el cambio climático. Ahora es necesario asegurar la transición justa con alternativas verdes” ha asegurado Ana Barreira, directora del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente.
Sobre la planta de Soto de Ribera de (346 MW de potencia), EDP ha asegurado que se pedirá el cierre del grupo 3, que no produce energía desde hace más de un año, y que en esa ubicación se estudian propuestas con el objetivo de desarrollar un proyecto innovador de almacenamiento de energía.
Para la térmica de Aboño, también en Asturias, la compañía ha asegurado que pidió licencia para la transformación de su grupo 1 (342 MW de potencia) en una central que utilice sólo gases siderúrgicos a partir de 2022, por lo que se mantendrá como apoyo a cualquier indisponibilidad y además tanto para esta planta como para Soto de Ribera, los cambios no supondrán pérdida de empleo.
De acuerdo con datos de la CE, la central de Soto de Ribera ha pasado de emitir 2,9 millones de toneladas de CO2 en 2015 a 63.661 toneladas de CO2 en 2029; mientras que Aboño pasó de 7,5 millones de toneladas a 4,8 millones de toneladas de CO2. En términos generales, el conjunto de centrales de carbón del país en 2015 emitieron más de 50.5 millones de toneladas de CO2 al año en España, mientras en 2019 fueron 12.9 millones de toneladas.
Con el anuncio de cierre de Soto de Ribera para 2021 y la transformación de la central de Aboño, IIDMA considera que se está ante el cierre prácticamente total de la energía generada con carbón en España siendo en estos momentos necesario fortalecer los procesos de transición justa que están teniendo lugar para construir un futuro verde para los trabajadores, las industrias auxiliares y las regiones afectadas por estos cierres.
El fin del carbón en España es también un paso necesario para afrontar la emergencia climática, y en el proceso de recuperación tras la crisis sanitaria causada por el Covid-19 es fundamental asegurarse una transición energética sin fuentes de energía contaminantes que son perjudiciales para la salud y el medio ambiente.
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