Esta semana, me había prometido no hablar de la huelga de los LAJ’S… Pero voy a romper la promesa ahora mismo, porque es un no parar.
Corrillo de compañeros laboralistas de todas las tendencias, formas y maneras de ver la profesión, mientras esperamos … que es el deporte nacional en la jurisdicción social. Opinión unánime entre todos: La huelga de los LAJ’S se parece poco a una huelga como las que hemos conocido en el ordinario ejercicio de nuestro oficio. Es una huelga rara… por decirlo de algún modo. Y es que ocurren cosas que no encajan: No somos capaces de entender porque razón se suspenden los juicios en los que la intervención del Letrado de la Administración de Justicia es ninguna. No se entiende que en plena supuesta huelga estemos recibiendo más notificaciones que nunca y todas firmadas por el o la LAJ. No se entiende que el letrado en cuestión esté dando instrucciones al personal a su cargo estando, supuestamente, de huelga. No se entiende que el mismo LAJ que hoy dice que está de huelga, mañana ya no lo esté, pero al día siguiente vuelva a estarlo o no… y así un largo y extraño etcétera.
Contra la opinión de algunos, soy capaz de comprender que no nos avisen de las suspensiones de juicios por causa de la huelga. Y aunque molesta y cabrea, no me queda otra que entender que notificar a las partes anticipadamente las suspensiones por causa de la huelga, implica que tiene que emitirse una Diligencia y firmarla y eso es trabajar que es lo que no se hace estando de huelga. Y si, molesta y seguramente más, pero esa es la finalidad de la huelga: Poner en jaque al empleador para forzar la negociación… Y en este caso resulta que el empleador somos todos los ciudadanos de este país. Porque somos nosotros los que pagamos el salario de los funcionarios públicos entre los que están los letrados en cuestión. Por tanto, que nos molesten los efectos de la huelga, es lo menos. Forma parte del ejercicio de los derechos que están en juego. Otra cosa son los servicios mínimos que tampoco parece que estén muy bien montados y menos cuando no se están atendiendo en algunos casos, necesidades perentorias de personas en situaciones límite.
Lo que tampoco tiene perdón es la pasividad de nuestros supuestos representantes en la Administración. No se comprende tampoco como a estas alturas han convocado solo un par de reuniones para de momento, nada.
Me cuesta igualmente entender la posición de nuestros Colegios Profesionales que solo saben quejarse de las incomodidades que acarrean las suspensiones, exigiendo que nos avisen anticipadamente, sin caer en la cuenta de que esto va contra la esencia misma del ejercicio del derecho a la huelga. Lo cierto es que a la hora de la verdad tampoco estan abordando los problemas de fondo.
Y ya me perdonareis, pero toda esta rareza, empieza a oler mal. Y ya no por la supuesta huelga. Por lo que puede haber detrás y no está saliendo a la luz.
