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  • Más de 780.000 personas mueren cada año a causa de esta patología y sus consecuencias.
  • La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció en 2010 que cada el 28 de julio se celebrara el Día Mundial de la Hepatitis. El objetivo de crear conciencia sobre la hepatitis viral, mejorar los programas de prevención y promover acciones gubernamentales. Con la colaboración el centro médico-jurídico Tribunal Médico, especializado en gestión de incapacidades permanentes, analizamos esta enfermedad desde el punto de vista de sus efectos, cuando éstos merman la capacidad de trabajar de los afectados y por ello han de acogerse a una pensión de invalidez de la Seguridad Social.

La hepatitis es una infección que inflama del hígado, y existen cuatro tipos -de la A a la D- siendo más frecuente en la pubertad pero puede adquirirse a cualquier edad. La Hepatitis B, una de las más conocidas, afecta a 240 millones de personas en el mundo, que sufren infección crónica por este virus, y más de 780.000 personas mueren cada año a causa de esta patología y sus limitaciones orgánicas o funcionales. Existe un gran número de pacientes que antes de contraer la enfermedad o durante la misma trabajaban de forma activa, pero ven mermada esa capacidad porque "no pueden desarrollar ningún tipo de actividad laboral con la continuidad, dedicación, eficacia y profesionalidad que exige el mercado laboral", según Alejandro García, jurista de Tribunal Médico.

En este punto, la cuestión esencial es la protección de estos trabajadores portadores del virus de la Hepatitis y con secuelas graves. Normalmente todo suele comenzar con un proceso previo de baja médica. “Pero esto no es imprescindible para una declaración de incapacidad, y prueba de ello es que existen muchos casos donde se ha aprobado una pensión de invalidez que no provenía de una I.T. (baja médica)”, informan desde Tribunal Médico. Según este especialista, dicha situación se puede agilizar sin tener que esperar 12 o 18 meses de baja, siempre que nos encontremos ante lesiones crónicas o de incierta recuperación a largo plazo. No obstante, en este sentido puede existir un problema que sucede más veces de lo que debería, ya que para obtener una resolución final de oficio -es decir por parte del INSS, bien sea estimatoria o desestimatoria- se produce una inspección médica que puede extinguir la I.T. antes de que ésta se agote. De este modo, la persona  puede quedar desprotegida pues, en ocasiones, sólo podría reclamar por el alta médica emitida, no habiéndose resuelto la invalidez. Ante esta dura realidad, Alejandro García comenta que “si se estudia médicamente el conjunto de lesionres, estas podrían ser susceptibles de ser reconocidas como incapacidad permanente con una pensión vitalicia de la seguridad social”. Aunque no siempre es fácil, porque el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) muchas veces deniega a priori la solicitud del particular, por lo que en estas situaciones -y si efectivamente se demuestra que el trabajador está incapacitado para la vida laboral- se puede, y se debe, reclamar ante los tribunales.

Pero hoy día 28 de julio, Día Mundial de la Hepatitis, nos preguntamos ¿concretamente la hepatitis podía ser certificada como incapacidad permanente? ¿o si nos la deniegan podemos efectivamente acudir a los tribunales? Ello depende, según Alejandro García, de la gravedad y si es crónica y aguda (de mal pronóstico) sobre todo, y por ello si incapacita para desarrollar la tarea específica a la que se dedique el individuo, o incluso cualquier tipo de profesión. Otra situación altamente susceptible de ser objeto de una pensión de incapacidad permanente es que esta hepatopatía, ya de por sí crónica, tenga además un importante cuadro sintomatológico, destacando aquí la fatiga crónica ya que por ejemplo la Hepatitis C produce fatiga a mínimos esfuerzos, y este perjuicio influye notable y negativamente en la capacidad para continuar desarrollando una profesión.




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