La jueza me contestó a grandes voces que si mi intención era retrasar el juicio eternamente no lo iba a permitir. Ese fue el recibimiento. Yo le dije que no le permitía que me hablase en ese tono y que sin conocerme presumiera que yo intentaba obstruir a la justicia, cuando era al contrario ”Usted no me interrumpa, escúcheme” “Señoría, no le permito que me grite y que dé por supuesto que intento suspender el juicio en fraude de ley” “Señor Letrado, no me interrumpa más” “Yo tengo el mismo derecho a hablar que usted y le recuerdo que estamos en democracia” y así hasta que opté por guardar silencio, ya que no servían para nada mis observaciones ante su tono airado.

Menos mal que después de la suspensión del juicio el Decano de los Procuradores de Jaén nos invitó a mi y al perito que me acompañaba al Parador de Jaén a un exquisito arroz con pato y foie contemplando unas extraordinarias vistas con montañas nevadas.

Pero mi conclusión tras veintiséis años en el Foro es que hay muchos jueces y juezas que se creen que están en otros tiempos y que son superiores a los pobres justiciables.