- Las firmas del sector están presentes en el capital de más de 13.700 empresas, casi el doble que las 7.400 compañías registradas en 2007
- Los activos bajo gestión del capital privado aumentan más de un 80% en la última década y alcanzan los 2,7 billones de dólares
- La industria alcanza en 2017 un volumen récord de captación de fondos al realizarse compromisos de capital por más de 680.000 millones de dólares
- La industria se reinventa y eleva su apuesta por estrategias de crecimiento y co-inversión y por permanecer más tiempo en el capital de las compañías
La industria del capital privado (Private Equity) experimenta una gran transformación diez años después de marcar máximos de inversión. Según el estudio Global PE Watch 2018 de EY, el sector ha aumentado en más de un 80% los activos bajo gestión en este período, hasta los 2,7 billones de dólares, y cuenta actualmente con 628.000 millones de dólares para acometer nuevas inversiones.
Las firmas de capital privado han incrementado en la última década un 85% el número de empresas participadas, ya que en 2007 estaban presentes en 7.442 y a finales de agosto en 13.741 compañías, empleando a más de 20 millones de personas.
Según las previsiones recogidas en el estudio, la industria del capital privado alcanzó en 2017 un volumen record de captación de fondos (fundraising) al registrar compromisos de capital por valor de más de 680.000 millones de dólares, frente al máximo anterior de 634.000 millones de 2008.
No obstante, la industria de Private Equity tiene todavía gran potencial de crecimiento. Así, el valor de las compañías de los portfolios de los Private Equities no supera el 3% del valor de los mercados de renta variable. Asimismo, mientras el número de compañías cotizadas en el mundo está descendiendo (por ejemplo, en EEUU se ha reducido un 50% en los últimos 20 años), existen cada vez más situaciones de compañías con alto potencial de crecimiento que recurren al Private Equity como proveedor de capital distinto de los mercados financieros.
“La disposición de fondos existentes es un indicativo del interés de los inversores por el Private Equity como tipo de activo (asset class), dadas las rentabilidades históricas obtenidas frente a otros activos como la renta fija y la renta variable. El principal reto del capital privado está en identificar los activos atractivos en el entorno actual de altas valoraciones y gran competencia”, señala Juan López del Alcázar, Socio responsable de Private Equity de EY.
El estudio revela, además, que la inversión de las operaciones lideradas por el capital privado podría haber alcanzado el año pasado los 350.000 millones de dólares. Una cifra superior a la de 2016, aunque lejos de los niveles pre-crisis de 2006 y 2007 como consecuencia de la menor participación de las firmas en las grandes transacciones y de la proliferación de estrategias de crecimiento y co-inversión más enfocadas al largo plazo.
Permanencia y valoraciones de las inversiones
Asimismo, el periodo de permanencia de los fondos de capital privado en las compañías en las que invierten ha pasado de los 4,3 años de 2007 a los 5,5 años registrados en 2017, tras tocar techo en 5,8 años en 2014 y 2016.
Los múltiplos de las operaciones de fusiones y adquisiciones del capital privado han regresado prácticamente a los niveles de los años previos a la crisis. Así, en 2006 y 2007 esta ratio alcanzó de media las 12 veces el EBITDA (12x/EBITDA) en cada caso y en 2017 se situó en las 11,8 veces el EBITDA.
En lo que respecta a las desinversiones, la industria también ha visto variaciones en el perfil del comprador de los activos. Si en 2007 el 38% de las desinversiones de las firmas de capital privado fueron compradas por inversores estratégicos -y el 46%, por otros fondos-, el porcentaje en 2017 se situó en el 65% -el 24% lo adquirieron otros fondos-.
El estudio de EY concluye que, aunque se pueden encontrar similitudes con el periodo pre-crisis (crecimiento de los fondos levantados, múltiplos de entrada…), la industria ha experimentado una gran transformación en términos de activos bajo gestión, amplitud de estrategias, capacidades de creación de valor y su integración en una economía mucho más extensa. La industria de Private Equity es considerablemente más diversificada, líquida y transparente que hace una década. Si bien la crisis financiera global afectó significativamente al capital privado, éste ha resistido notablemente la fuerte recesión. La flexibilidad y agilidad general de la industria son un reflejo de sus dos principales fortalezas: su estructura de gobierno altamente disciplinada y alineada y el horizonte de inversión a largo plazo.