Los mercados de NY y Londres ya están dibujando los cambios que empiezan a configurarse en la abogacía de los negocios, una profesión que mueve en EEUU cerca de 600.000 millones de dólares y crece un 3 por ciento anual. Desde hace algo más de un mes, Juan Picón es el Senior Partner a nivel mundial de DLA PIPER, firma norteamericana que sitúa a sus 6000 abogados en los cinco continentes a través de diferentes sedes.
En uno de sus viajes a la capital de España estuvo en Fundación Fide para explicar los cambios que están experimentando ya en la abogacía, algunos de los cuales, como es la presencia fuerte de las big four en la abogacía, ya ha llegado a nuestro país. “Ahora es cada vez más frecuentes que los clientes dividan el trabajo y busquen para un proyecto la colaboración de varios despachos. Los asesores jurídicos cada vez están mejor preparados y quieren más servicio por menos coste”, apuntaba Picón en su esperada intervención.
Los despachos tenderán a profesionalizar su gestión desde el project management para optimizar recursos y costes y a buscar fórmulas para gestionar el talento. Un talento que cada vez será más multicultural. Con varios asistentes a esta sesión magistral mantuvimos diferentes conversaciones sobre los cambios que llegan a los despachos.
Project management de la prestación de servicios
Hablamos con Javier Ramirez, Vice-Presidente legal responsable del área de Litigation de HP Inc. a nivel mundial, excepto Estados Unidos, y representante en España de ACC (Association of Corporate Counsel), quien coincide con muchos de los planteamientos vertidos por el propio Juan Picón: ”El diagnóstico que ha planteado es muy preciso sobre lo que demandan las asesorías jurídicas de empresa y cómo están cambiando los servicios legales externos. A este respecto, los abogados in house reclamamos más previsibilidad a los bufetes en cuanto a sus presupuestos.” De hecho confiesa que desde su firma se les pide a los despacho que el dia 1 nos manden un forecast de los litigios en los próximos seis meses; el 25 de cada vez, el estimate, lo que nos van a facturar por ese mes y el 10 del mes siguiente lo que vamos a facturar.
Al final de lo que se trata es que “los despachos de abogados hagan un project management de su prestación de servicios. No es solo una oferta de precio sino que se tendrán en cuenta otros elementos de cara a su aceptación”. Desde esta perspectiva lo que se va a generar es un mayor desarrollo en la gestión de operaciones “ya no será la secretaria la que mande la factura con cierto retraso. Ahora se les pide que actúen de forma muy proactiva y rigurosa conforme a lo establecido” subraya. A su juicio, cuando te decides por un despacho como proveedor de servicios es porque se espera que entienda las necesidades de la empresa “y que puedas percibir que realmente se encarga del asunto desde esa relación tan estrecha que se establece con el despacho en cuestión”; indica. Otro elemento que se valora mucho es que los despachos, además de gestionar bien las operaciones, conozcan bien el negocio.
Nuestro interlocutor también aprecia el esfuerzo de las firmas de servicios profesionales que, en un país como el nuestro han hecho una apuesta importante en el campo de la abogacía. “Ahora compiten en cuatro frentes, auditoria, tax, asesoramiento legal donde tienen un hándicap importante si tratan con clientes americanos o empresas relacionadas con ese país porque allí las restricciones son importantes a efectos regulatorios financiero y finalmente también lideran la prestación de servicios de forensic, sobre todo en investigaciones externas o en lo concerniente al fraude informático, donde han desarrollado unos servicios importantes similares a las tres áreas mencionadas”, subraya. Y es que la apuesta por el asesoramiento legal está siendo importante en muchas jurisdicciones.
Nueva etapa en la gestión de personas
Lourdes Ramos, directora general de RRHH de Garrigues fue otra de las profesionales asistentes al encuentro en FIDE con Juan Picón, senior partner de DLA Piper a nivel mundial. Reconoce que fue muy interesante porque “dio una visión muy moderna de la abogacía y de las tendencias futuras del ejercicio de la profesión. Me interesó especialmente el nuevo enfoque de la forma de prestar los servicios de los abogados; el impacto de las Tecnología, la moderna gestión de proyectos; la “deslocalización de los servicios”.
Para esta experta en RRHH, esa área Picón apuntó “hacia una nueva etapa en la gestión de nuestras personas: la diversidad, la flexibilidad en la forma y tiempos, la necesidad de invertir en “cultura emocional”, la gestión de las prioridades de las nuevas generaciones.”
En esta ponencia también dieron algunas claves para que los Despachos consigan adaptarse a este nuevo entorno.” Entre ellas, cabe destacar: “Project management”, el avance en el uso de las nuevas tecnologías, la nueva gestión de los espacios, la correcta gestión de las evaluación de los profesionales y de los socios, en sintonía con los valores y la cultura del despacho”; apunta nuestra interlocutora.
A juicio de Ramos, “la forma de integrar a las nuevas generaciones es un tema importante. Sin lugar a dudas, requiere un mayor grado de flexibilidad, en el más amplio sentido de la palabra: flexibilidad de horarios y dedicación, flexibilidad en el lugar de prestación del servicio, flexibilidad en las carreras profesionales”
La tecnología, clave en la toma de decisiones
Para Alejandro Sánchez del Campo, Regulatory counsel en Telefónica Digital, la charla de Juan Picón de ayer dejó varios titulares interesantes”. Personalmente el que me pareció más relevante es que DLA se está planteando crear e integrar en el máximo órgano de decisión del despacho una nueva figura denominada “Chief Disruptive Officer”, cuya misión será investigar los avances tecnológicos y cuestionar las formas de actuación tradicionales. Experiencias pasadas justifican este movimiento.” En esta línea también destacó que la introducción de project management en alguno de sus procesos redujo los costes entre un 20 y un 30%.
Otro de los elementos que se extraen de esta ponencia del Senior Partner a nivel mundial de DLA PIPER es que “parece que por fin los grandes despachos de abogados se han dado cuenta de que el cliente es el rey y que hay que adaptar las formas de trabajo a la demanda: más servicio por menos presupuesto, previsibilidad de los honorarios, división de los temas, alta calidad, colaboración en determinados asuntos con otros despachos, etc.
Por otro lado, otro de los temas que pueden convertirse en tendencia en los próximos años es que “los jóvenes abogados con más talento también están cuestionando algunos de los principios que imperan todavía en el sector, sobre todo en los despachos grandes. Muchos de ellos no quieren vivir para trabajar, ni llegar a ser socios sino una mayor flexibilidad para conseguir una conciliación real con su vida personal”; señala Sánchez Del Campo.
Ser competitivo en un nuevo escenario
Por su parte, Sara Molina, abogada y CEO de Marketingnize, destaca en las palabras del Senior Partner Mundial de DLA PIPER que “el más por menos en los servicios jurídicos implica trabajar sobre el “Value Challengue” para ser competitivos frente a los nuevos modelos y los nuevos escenarios del mercado, trabajando fundamentalmente y de manera conjunta en áreas como la gestión de proyectos que puede ayudar a ahorrar un 20-25 por cien en costes y logra más eficiencia”. También recordó que se había hablado de la externalización de servicios, práctica ya frecuente en algunos despachos americanos por “por medio de la figura del legal process outsourcing (LPO) o de segundas firmas.
Otras cuestiones que llamaron la atención a esta experta en marketing jurídico tiene que ver con la tecnología “según la máxima de que a día de hoy no sólo estamos sometidos al cambio continuo sino a la vertiginosa velocidad en la que se produce. Otros datos sobre los que tomó buena nota y que expuso Picón fue la necesidad de ser “creativo en los precios, en los sistemas retributivos para retener talento y en la identificación de “commodities”. A este respecto esa gestión del talento hay que verla desde “la inclusión, la diversidad y la cultura corporativa centrando el foco en los millenials.
Este nuevo abogado del que tanto se habla tiene además que apostar por el desarrollo de las soft skills, algunas de ellas le ayudarán mejor a entender al cliente mientras que el despacho debe pasar de una cultura cognitiva a otra emocional para que los abogados puedan sentir la firma como suya. “A su vez se planteó la necesidad de evolucionar en la forma de trabajar de los abogados que implica una mayor flexibilidad y que supone un desafío para el modelo estructural de las firmas tradicionales”; comenta nuestra experta.
Jueces que valoran el cambio de los abogados
Con Eduardo de Porres, magistrado y presidente de la Audiencia Provincial de Madrid, hablamos antes del evento. Este profesional fue algunos años abogado antes de aprobar las oposiciones a juez, lo que puede explicar su visión de la profesión de abogado y su evolución en los últimos años: “A lo largo de mis treinta años en el sector legal se han observado cambios importantes en la formación, que ha mejorado de forma notable de los propios letrados, de cara a su especialización alguno de ellos. Al mismo tiempo, la estructura de los despachos ha cambiado de forma radical. Su trabajo es de mayor calidad y especialización”, apunta. Para cualquier jurista es fundamental estar en continuo aprendizaje a nivel formativo. “A su juicio, un buen magistrado puede adaptarse en el futuro como abogado sin excesivos problemas “aunque el enfoque de cómo se ven las cosas cambie. El juez está más pegado a la ley, del abogado se espera más imaginación y que dé salida a los problemas que le lleguen”.
Para este experimentado magistrado, no es cierto que un buen abogado orador, con escasos argumentos en su intervención en determinado juicio pueda llegar a seducir al juez de turno y lograr arrimar el ascua a su sardina de ese caso. “Sin argumentos es imposible que te den la razón en un juzgado. Lo que sí he notado es la mejora de la calidad de la abogacía, tanto en la intervención diaria, sus escritos. No podemos olvidar que ahora contamos con más fuentes de información, entre las que se pueden destacar las bases de datos”. Sobre Juan Picón, señala que “es un éxito para nuestra abogacía que esté ahí en uno de los despachos más importantes del mundo. Eso también indica que tenemos despachos de los mejores del mundo con abogados que trabajan en la excelencia”, comenta.
Los clientes buscan un servicio global
Desde la consultoría de comunicación, Luis Miguel Peña, director senior de Comunicación y Litigios de Llorente y Cuenca, servicio que se crea hace siete años porque se entiende que los pleitos son algo específico a nivel de comunicación “hay que gestionar el llamado juicio de la opinión pública a la vez que el proceso ordinario”. Reconoce que la carrera profesional de Juan Picón es impresionante “tiene mucho mérito lo que está haciendo. No podemos olvidar que muchos de los mejores profesionales de la abogacía están en nuestro país.” A su juicio, el proceso de modernización del sector legal se ha hecho rápido en España, sobre todo para ver la forma de responder a las necesidades de los clientes “Los clientes piden cada vez más un servicio global, no solo en lo geográfico sino también en las materias. Quieren que los temas se ganen tanto dentro como fuera de la sala”; indica.
Peña coincide con Picón en que el abogado debe desarrollar sus soft skills de cara a mejorar su perfil como profesional “no creo que sea fácil o difícil formar a estos juristas en temas de comunicación, lo que sí está claro es que son profesionales metódicos acostumbrados a profundizar en los temas. A partir de ahí, tu labor es orientarles y explicarles cómo adecuar el mensaje al entorno más adecuado. De todas formas con esa sistemática se les puede formar en este tipo de temas donde la empatía con el cliente y los medios informativos es importante”, comenta. Para este experto, este escenario con boutiques legales y grandes estructuras revelan ciertos retos “los primeros tienen que demostrar que llegan a todo y los segundos que la cercanía en el trato con el cliente no se pierde. No olvidemos que hablamos de una profesión de confianza. En mucho casos las empresas siguen al abogado aunque cambie de despacho porque confían en lo que hacen”, destaca.
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