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Vector Dos: la mega-city, la global-city o la concentración como tendencia.

El segundo de los aspectos que aborda con detenimiento el “Informe Jomati 2014” es el que denomina “El Nacimiento de la Megaciudad” (Birth of the Megacity). El informe, “Civilisation 2030: The Near Future for Law Firms”, ya lo hemos presentado en publicaciones anteriores, y no dejamos de recomendar su lectura detallada, una vez más.

Así como los vectores uno (demografía, estancamiento y envejecimiento) y tres (automatización del trabajo, robots e inteligencia artificial) he podido situarlos intuitivamente, en su trascendencia social y para el mercado legal; he de reconocer que, por contra, el tema de las “mega-city” no lo veía intuitivamente tan claro: ¡al fin y al cabo, la “mega-city” no es un concepto “visible” o “plausible” en la península ibérica!

¿Por qué, entonces, la idea de “mega-city” se sitúa como el segundo “key-driver”, vector-clave, en la transformación social que ya está ocurriendo? ¿Será que el tamaño sí importa?

La primera explicación, en el propio informe: las actuales “mega-cities”, todas juntas (29 áreas metropolitanas en el mundo con más de 10 millones de habitantes), agrupan alrededor de 530 millones de habitantes y la mayoría de ellas se hallan en los países “en desarrollo”. ¿Y...? Para los CEOs de las “Global Companies” (concepto matizable también, éste de Compañías Globales) este medio billón de personas (atentos al sentido anglosajón de “billón”, distinto al nuestro) representará uno de los mercados clave en 2030.

¿Motor de desarrollo? ¿Acumulación de dinero y oportunidades? ¿Centros de poder? La época en que Madrid fue un centro mundial de referencia, en términos económicos, culturales y de poder, ya no la recuerda nadie, se hunden en la historia... (esa que cada vez se estudia y conoce menos).

¿París, Londres, Nueva York? Londres, un día la ciudad más grande del mundo, hoy se sitúa en la 29 posición de este ranking de mega-ciudades. París y sus extensos suburbios, la 27; Nueva York y su área metropolitana solo ocupa el novento puesto del ranking. Sí, reflexiona el informe, puede que “Occidente” haya inventado la ciudad moderna, pero sus herederos en los países en desarrollo ya han sobrepasado sustancialmente a las ciudades europeas o de USA.

El informe analiza con cautela las tendencias, que apuntan hacia el incremento continuado de la población en estas megaciudades, y del porcentaje de población de China o India, por ejemplo, viviendo en centros urbanos.

Y, por supuesto, tambien analiza las dificultades estructurales de estas grandes mega-ciudades, partiendo de una ilustrativa comparación: la miserable y paupérrima Londres victoriana y la brillante y rica Londres que todos conocenos hoy. Pero, cuidado, no toda gran ciudad masificada y pobre se convertirá en un moderno y rico Londres o Nueva York: Lagos, en Nigeria, el “paradigma”: con sus 21 millones de habitantes, con renta per cápita “minima” ¿será capaz de mejorar rápidamente sus condiciones de vida antes de convertirse en inhabitable?

Y aquí comienza un montón de interrogantes asociados a oportunidades, en general y de mercado legal: ¿quien financiará las inversiones en saneamiento urbano imprescindibles (depuradoras, alcantarillado, tratamiento de residuos)? ¿Cómo se garantizará la energía necesaria para estas mega-aglomeraciones? ¿Y será respirable el aire en esas ciudades, o la contaminación se hará la dueña del cielo?

-- Solo una nota: ¿y todo esto qué tiene que ver con nosotros?

Claro, leyendo todo esto la sensación de “ciencia ficción” o de “lejanía” podría ser la primaria, la intuitiva. La tendencia global parece contradictoria con la tendencia local: aquí todos hablando de disgregarse, separarse y diferenciarse, y agotando sus energías en peleas de “Reino de Taifas”; mientras, por ahí, todo opera en términos de “relevancia por volumen”, de concentración.

¡Ahí parecen estar las oportunidades! Esto es, con una Europa obesa en sobrecapacidad e infraestructuras, ¿dónde están los negocios del inmediato futuro? ¿Por qué ya solo oímos hablar de grandes obras en el AVE entre La Meca y Medina, o en la ampliación del Canal de Panamá, o de otros mega-contratos que..., están todos fuera? Entonces, ¿qué quedará aquí en 2030? ¿El geriátrico soleado de Europa? ¡Quizás ese sea el “vector-relevante”, y quizás la reflexión estratégica deba llevar a “invertir en eso”, como sociedad, como ciudadanos o como firmas de abogados!

-- Mega Cities vs. Global Cities: centros de poder e influencia, ¡no solo el tamaño importa!

El informe se detiene en muchos e interesantes detalles que no podemos reproducir. Uno de los capítulos más relevantes es el que analiza “What Makes a Great Megacity?”, algo así como “¿qué convierte en grande a una megaciudad?”; y el modelo de análisis es Nueva York, una vez más. La localización, la estabilidad a largo plazo, la inter-conectividad global y redes de transporte, la cultura “abierta y liberal”, y una evolución continua en los tipos de negocios dominantes, pluralidad de sectores económicos e industrias (no como Detroit, por ej.), e infraestructuras de vivienda y transporte crecientes y al alcance de los habitantes.

Pero “cualitativamente relevante” es la mención a las “Global Cities”, ciudades globales que no tienen por qué ser “mega”. En Frankfurt (referencia financiera en Europa) viven menos de 700.000 personas y en San Francisco (referencia tecnológica mundial) la población ronda los 825.000 habitantes. En el top-ten de los diversos rankings de “Global Cities” aparecen también (además de mega-cities ya mencionadas) Washington DC o Boston, también Miami, Ginebra o Zurich, Hong Kong o Singapur, Dubai, Seúl; también Toronto; y, en Europa, incluso Amsterdam, Estocolmo, Berlin o Munich.

El ranking Jomati de Global Cities en 2030, razonado, lista y por este orden: Nueva York, Londres, París, Frankfurt, Singapur, Shangai, Hong Kong, Tokio, Nueva Delhi y Sao Paolo.

Este ranking, relevante e ilustrativo, está construido por referencia a lo que afecta a las “global law firms”. Curioso, pero evidentísimo, paralelismo: firmas de abogados globales, para ciudades globales, en un mundo en el que la “globalización” es ya un concepto antiguo que quizás no hayamos sido capaces de asimilar adecuadamente...

¿Y qué han considerado los analistas de Jomati para elaborar su ranking, con enfoque jurídico? Detalles como “nivel de relevancia como jurisdicción legal” (sistema legal empleado por los mayores bancos y corporaciones), “lugar donde han sido creadas las estructuras legales más importantes e innovadoras”, “donde se sustancian los más importantes casos de derecho comercial y donde tienen lugar los arbitrajes”, “el lugar donde se tienen su sede los consejos de administración de las compañías globales”, “lugares donde existe una cultura empresarial de pago de asesoramiento legal de alto nivel”, “tamaño del mercado legal”, “número de grandes despachos de abogados asentados en la ciudad”, o el “talent pool”, educación legal de nivel para proporcionar el talento jurídico necesario.

Bien, dejémoslo ahí, por ahora. ¡Pero ya se pueden imaginar por donde van los tiros, “en lo que nos afecta”!

-- En detalle, las implicaciones para el mercado legal de esta tendencia.

Por supuesto, las firmas de abogados se verán moldeadas, naturalmente, por los comportamientos y por la evolución de su base de clientes.

Por ej., primero, si algunas de las mayores firmas de abogados comerciales ya obtenen más del 50 por 100 de sus ingresos fuera de su país de origen, esta referencia será el estándar mayoritario en 2030.

Segundo, serio, la diferenciación entre firmas que pueden dar servicio a clientes globales y firma que no, se convertirá en “muralla”: en torno al 2030 las barreras de entrada en el “mercado jurídico global” serán muchísimo más difíciles de superar.

Tercero, la batalla por el talento se recrudecerá también en el sector legal.

Cuarto, la tendencia a la consolidación de la “Common Law” como ley dominante en los negocios también se consolidará, a pesar de la importancia cuantitativa de la ley china, por ejemplo.

Por fin, las barreras de entrada a firmas de abogados extranjeras, proteccionistas, en China, Brasil o India, irán decayendo hacia el 2030: la importancia del comercio mundial y el mantenimiento de redes internacionales terminarán por desbordar los intereses “parroquiales”.

-- ¿Y las ciudades españolas? ¿Condenados a la irrelevancia? ¿Y el sector legal español? ¡De provincias para siempre!

Bien. A medida que leía todo esto; y a medida que lo re-leía y re-pensaba; y a medida que pasaba de sonarme completamente extraño, a sonarme “preocupantemente extraño”, me he ido dando cuenta de la “irrelevancia” en que ha ido asentándose la sociedad española en el contexto global. No aparece ni una sola palabra sobre ninguna ciudad española o ninguna referencia ni al idioma, ni a la cultura jurídica, ni a nada. Sí aparecen, entre las Mega-cities, y solo en términos cuantitativos de población, Mexico DF y Buenos Aires como mega-cities.

Irrelevancia cuantitativa, pero mucho peor “irrelevancia cualitativa” e “irrelevancia de régimen jurídico”.

Y llegados aquí, ¡no sé que decir! Es una sensación extraña. Por supuesto que yo no diría que existe un problema en el mercado legal español, con grandísimas firmas operando a nivel global y cuyas marcas rememoran a ilustres mercantilistas o a egregios juristas. Por supuesto que el enfoque estratégico en torno a la “cultura jurídica hispana” y la proyección natural de un mercado jurídico hispano-hablante, parece hasta intuitivo. ¿Pero tan pequeño y tan “poco relevante” es todo esto en relación con las tendencias globales?

Los operadores locales, ¿se van a quedar para las “pequeñas cosas de casa”, cada vez más achicadas por la globalización?

Al final, me asalta la sensación de “sociedad irrelevante” que ha vuelto a perder el paso en la adaptación a las transformaciones sociales de nuestra era.

¿Estudiar Derecho?, preguntábamos en alguna de las anteriores entregas, presentando este informe. ¡Quizás derecho comercial en Londres o en Georgetown! No parece que el mercado jurídico español vaya a ofrecer grandísimas posibilidades a los futuros juristas. Por supuesto, ¡siempre debe prevalecer la vocación, claro! Por supuesto, ¡siempre habrá lugar para la defensa de los derechos de los ciudadanos y para la resolución de conflictos de proximidad...!

¡Pero parece que el escenario “se achica” y que la globalización también se notará en la merma de oportunidades para los profesionales jurídicos!




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