En el siguiente artículo, voy tratar el tema de la innovación en el sector jurídico, un sector calificado socialmente como muy tradicionalista y poco abierto a la innovación. Sin embargo, tal y como se mostrará en el artículo, los despachos, en contra de esta presunción social, no han querido quedarse por detrás del resto de la sociedad, y tomando como aliados internet y las redes sociales se han unido al resto de sectores innovadores, manteniendo algunos métodos tradicionales que caracterizan desde siempre su actividad.
El principal problema de las firmas legales es el estancamiento en el llamado “estado de confort permanente”, una condición que ni impulsa ni motiva a la empresa a innovar y mejorar, dejándola en una posición que cada vez se aleja cada vez más de sus clientes (que sí evolucionan) y de nuevas oportunidades profesionales. Esto deriva en pérdidas económicas y en una caída de posición en el mercado respecto de aquellos competidores que sí siguen la línea de la innovación.
Para salir de esta situación, España, por ejemplo, ha intentado promover la innovación mediante eventos de networking donde no solo se resalta la importancia de la innovación de todos los sectores en pleno siglo XXI, sino que también se consciencia a las diferentes empresas de que el entorno en el que sus clientes desarrollan su actividad empresarial es cada vez más global y competitivo; y que estos clientes, son cada vez más exigentes en cuanto a reducciones de costes y tiempo; a la vez que demandan cada vez más una mayor eficiencia y personalización del servicio. [1]
Por todo esto, se pide a las empresas que asuman riesgos y aumenten de forma temporal los presupuestos en innovación, prometiendo que esto tendrá un efecto en sus futuros clientes (el llamado marketing jurídico), ya que un cliente que no conozca a la empresa, se guiará a la hora de contratar o dejar de contratar sus servicios por la imagen pública que se tiene de ella, mediante la cual tendrá que diferenciarse del resto de alguna forma (y esa es la innovación), ya que son muchas empresas las que ofrecen un trato correcto y personalizado, y una alta fiabilidad de resultados.
Es importante reconocer que en este aspecto, las grandes firmas se verán más beneficiadas que los pequeños despachos, ya que su capacidad de inversión en recursos humanos, desarrollo, investigación y marketing será, por razones económicas, mayor.
Hoy en día probablemente la innovación más común para todo tipo de empresas es el uso de las redes sociales. Ya que la introducción en estas plataformas, que supone un mayor acercamiento a la sociedad, tiene unos costes reducidos.
Estas redes, bien diseñadas y gestionadas, podrían dar acceso a casos importantes llevados a cabo por la empresa en cuestión, nuevos fichajes en el personal de la firma, opiniones de clientes, consejos a cerca de un tema en cuestión (como por ejemplo artículos en los que expliquen cómo evitar fraudes, o como hacer correctamente un contrato determinado o la declaración de la renta).
De esta forma, no solo acercamos a la firma con el cliente, sino que si llevamos un control cuidadoso de lo que publicamos (cuidando la profesionalidad, el tono correcto de lo publicado y la confidencialidad), podremos controlar en gran parte o al menos estar al tanto de la imagen pública de nuestra empresa sirviendo así a la vez tanto de publicidad y marketing como de control de la opinión sobre la situación.
Una idea de innovación en esta misma línea, sería crear un apartado especial dentro de la plataforma social de la empresa, en el que los clientes puedan enviar teman legales que o bien les preocupen o bien les interese, de forma que la empresa esté así siempre al tanto de las necesidades del consumidor y pueda preparase para resolverlas cuando se le presenten los clientes en la puerta.
María Trinidad González López, cursa el primer año en la carrera de Derecho y Business Law.en la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid).