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Los consejos que os traigo son tanto para los propios abogados, que deben estar tranquilos en sala, como para sus clientes, que siempre lo suelen pasar mal a la hora de ser interrogados y para ellos  "tener Los consejos que os traigo son tanto para los propios abogados, que deben estar tranquilos en sala, como para sus clientes, que siempre lo suelen pasar mal a la hora de ser interrogados y para ellos  "tener un juicio" es bastante complicado.

Como profesionales, nos tenemos que dar cuenta de que no tenemos que esperar al día de descanso para relajarnos, ya que siempre surge algo que -aparentemente- es más importante que nuestro descanso y no aplazar nuestro bienestar.  Es un error pensar que la gente de éxito son personas ansiosas o preocupadas hasta la saciedad. Compruébalo tú mismo: ¿rindes más cuando estás agobiado o cuando mantienes una actitud positiva y estás relajado? El estrés hace que nos cansemos, los nervios no nos dejan pensar con claridad... En definitiva, no son buenos compañeros de trabajo. El objetivo es saborear el día a día de forma distendida y relajada, así como evitar que situaciones puntuales nos causen picos de ansiedad. 

Algunos de los trucos que os traigo son de auxilio, para usarlos en el momento crítico en el que aparecen los síntomas de nerviosismo; otros tendremos que incorporarlos a nuestra rutina, ya que muestran sus efectos a largo plazo:

  1. Prepárate cada actuación, no dejes nada a la improvisación o a la inspiración divina. Desterremos de una vez la idea (generalizada en el sector de la abogacía) de que basta con tener experiencia. 
  2. Toma conciencia del primer síntoma de preocupación, cuando empieces a pensar en esa situación que te intimida, y frena el círculo vicioso mental. 
  3. Sé crítico con tus preocupaciones, pregúntate si realmente pasará eso que te preocupa o hay otras opciones (puede ser que sólo esté en tu cabeza y no haya probabilidades de que suceda o simplemente sean muy escasas).
  4. Recuerda esta frase"En mi vida he pasado por cosas terribles, algunas de las cuales sucedieron de verdad" (Mark Twain).
  5. Céntrate en las soluciones y no en los inconvenientes. Por ej. si lo peor que te puede pasar, piensas que es quedarte en blanco, lleva un guión.
  6. Si tu miedo es racional, basado en hechos ciertos y objetivos, lleva a cabo la preparación necesaria para superar esa dificultad, con la antelación suficiente. 
  7. Si tu miedo es infundado (como pensar que vamos a hacer el ridículo y se van a reír de nosotros) puedes cambiar los pensamientos negativos por otros positivos, empezando a neutralizar las malas ideas y adentrándonos en otra corriente favorable. 
  8. Bebe agua en los momentos previos al juicio, a la conferencia, etc. y lleva contigo una botella de agua del tiempo.
  9. Ramón Campayo, en su libro Desarrolla una mente prodigiosa, recomienda usar técnicas de sofrología: nos visualizaremos cada noche en nuestro momento estelar (es el momento en el que mejor podemos "influir a nuestro subconsciente con estos pensamientos y sensaciones"), sintiéndonos a gusto y tranquilos. Cuando llegue el momento nuestro cerebro tendrá la sensación de que eso ya lo ha vivido y no hará saltar todas las alarmas. 
  10. Nunca pienses "no puedo" o "esto se me va de las manos". En ese caso estarías perdido... 
  11. Concéntrate en lo que tienes que hacer, no en lo que estarán pensando los demás de ti y cómo te evaluarán. 
  12. Medita 30 minutos al día, haz ejercicio otros 30... Lo de siempre, ¡tan efectivo!
  13. Si enfocas tu atención en lo que estás haciendo serás capaz de ignorar otros factores que te provocan nerviosismo, de manera automática, sin esfuerzo.
  14. Realiza varias respiraciones profundas, reteniendo el aire unos segundos. Sentirás un alivio inmediato. 
  15. Practica la respiración diafragmática. David Bisbal puede estar 4 ó 5 horas cantando bulerías que no le falta la voz... ¿por qué a nosotros sí, si solo hablamos un ratito y con un tono de voz normal? Por eso, porque no sabemos respirar bien (estás a tiempo de aprender). 
  16. Cada mañana, delante del espejo, recuérdate lo mucho que vales. Confianza.
  17. Formula juicios positivos sobre ti mismo ("¡soy capaz!") y ve dándote pequeñas instrucciones en sentido positivo ("ahora haré esto..."). 
  18. Visita a tu fisioterapeuta o masajista.
  19. Mantente activo. Cambia hábitos sedentarios por otros más saludables: empieza a subir las escaleras en vez de utilizar el ascensor, no cojas el coche para trayectos cortos, etc.
  20. Si tienes que hablar en público, interioriza el discurso, hazlo tuyo. Ve acompañado de tu guión. El guión es como un flotador, no te puedes hundir con él...

Y tú, ¿qué haces para relajarte?  ¡Espero tu comentario! 

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