En este entorno global en el que vivimos los principales despachos de abogados que lideran la práctica legal en EEUU, Australia, Nueva Zelanda o Reino Unido, apuestan por mantener la excelencia de su servicio, a través del Project management. La llamada gestión de proyectos que ayuda al despacho a saber qué recursos y en qué tiempo va a destinar para impulsar cualquier iniciativa es una tendencia que viene para quedarse como cambio disruptivo en la propia abogacía. En nuestro país, este tipo de cambios va más despacio aunque ya se notan algunos movimientos en determinadas firmas.
En este contexto el programa de Legal Project Management del IE Law School executive education impartido por la consultora y abogada italiana Anna Marra se está convirtiendo en su quinta edición que ahora se inicia en una referencia para aquellos expertos que quieren generar un cambio en sus organizaciones. “Es posible que de las estructuras, procesos y personas lo más complicado de modificar sea la actitud de las personas” apunta Marra quien señala que en esta edición hay más abogados in house que de despachos apuntados en esta formación “Al abogado interno le sirve esta formación para saber realmente elegir al proveedor legal que le presente la mejor oferta en término de relación calidad precio. Cuando dos propuestas de servicios son muy parecidas hay que ir a la búsqueda de ese valor añadido que se pueda lograr”. Cuestiones como el crecimiento de una firma, su internacionalización o su integración con otro despacho en otra marca, son situaciones que el Legal Project Management ayuda a resolver con una metodología.
Gestión del cambio
Cinco ediciones presenciales y otras cuatro online demuestran en el IE Business School que la formación para abogados en Legal Project Management va creciendo de interés. “Cuanto más complejo es tu despacho más necesitas de una estrategia y una metodología para realizar tu trabajo. En el caso de la abogacía, ésta es una tendencia que se va imponiendo de forma paulatina porque tiene ventajas indudables”, apunta Marra, auténtica experta en estos temas y una de las personas de referencia de esta práctica que empieza a revolucionar la gestión de los despachos de abogados. “Cuando se toma la decisión de implementar en la gestión de la firma los parámetros del Legal Project Management hay que ser persistente y darse un tiempo de ocho meses a un año para ver si cuaja”. Estructura jerárquica, despachos que solo están integrados por abogados son cuestiones que en el futuro tendrán que modificarse. “Es más fácil ofrecer un servicio integral a una empresa si además de abogados tienes profesionales que conocen muy bien su expertise”, comenta nuestra interlocutora.
En el caso de Anna Marra, esta abogada italiana tuvo la oportunidad de formarse en gestión de proyectos de tal forma que ha logrado unir ambas disciplinas en una única persona “Realizar una operación compleja, poner en marcha la internacionalización del despacho o diseñar un proceso de fusión con otro bufete son algunas de las actividades que desde el Legal Project Management se pueden hacer con más rigor”, destaca. Para estar convencida de los plazos y de los tiempos, cada despacho tiene una forma de ver la gestión de proyectos. “No tiene nada que ver con impregnar la filosofía de la firma de toda esta actividad, a todos los niveles que arrancar la gestión de proyectos en un área del bufete”. A su juicio, lo más complicado de este tipo de cambios culturales son las personas “con esta actividad se pueden romper hábitos de conducta de años, lo cual no es sencillo en determinadas ocasiones. Lo fundamental es que el abogado se dé cuenta que el Legal Project Management ofrece un valor competitivo respecto a otras firmas rivales. El cliente va a ser qué servicio, en qué plazos y con qué presupuesto vamos a darle, y esto en los tiempos que corren es muy valioso”; apunta.
Hablar del Legal Project Management es hacerlo de la gestión del cambio, un cambio que para nuestra entrevistada hay que verlo como una evolución natural para optimizar mejor los recursos humanos y materiales del despacho “En muchas ocasiones se modifican los procesos internos de la organización de la firma, con la creencia que vamos a trabajar mejor que antes. Siempre en todas las organizaciones hay personas que no están por la labor de ese cambio. A este respecto, el desarrollo de programas formativos en gestión de proyectos es un elemento muy valioso porque forma a los abogados en una práctica que no conocen. “Todavía las Universidades no se han dado cuenta que ser abogado es ser un poco empresario y gestor y que algunas disciplinas relacionadas con la economía y la gestión de proyectos hay que enseñar a los futuros abogados”.
Líderes, buenos gestores de proyectos
Para Anna Marra parece evidente que un buen líder que sabe tomar decisiones y organizar la estrategia de la empresa puede tener el perfil de un gestor de proyectos donde es fundamental tener una metodología y unos procesos propios para desarrollar cualquier actividad específica relacionada con el mundo legal. Los propios abogados in house valoran de forma notable que sus despachos externos trabajen desde la gestión de proyectos “El abogado inhouse se va reivindicando en la empresa. Tiene cada vez más poder y reconocimiento pero menos presupuesto para externalizar asuntos. En ese afán por optimizar recursos será fundamental contar con ofertas de bufetes que aclaren de forma detallada qué servicio van a dar, a qué precio y en qué condiciones”, resalta. A su juicio, el uso de la tecnología va a ser un elemento clave para poder trabajar desde la propia gestión de despachos. “Va a ver mucho trabajo que las máquinas hagan, sobre todo aquel mecánico que no tiene creatividad en los despachos. Falta por ver hasta que punto la irrupción de la tecnología va a ser disruptivo en los bufetes.
Queda claro, por tanto, que gracias al Legal Project Management, despachos y empresas tienden a mejorar su comunicación, una cuestión que muchas veces los asesores internos de las empresas han denunciado. Ahora, diseñar una operación, por compleja que sea con esta metodología, implica que ambas partes saben cuál va a ser el timing de la misma, los recursos que se van a emplear y, sobre todo, el coste por adelantado de esta iniciativa, cuestión que no siempre las empresas pueden tener por anticipado. “En algunos despachos junto a la figura del abogado, que hace laboras de gestor se puede incorporar otro profesional de afuera, no jurista, que haga las labores de gerente. Que ambos profesionales interactúen es muy bueno para el despacho, sin duda”, señala Marra. Sobre qué plazos hay que tomarse para revisar si la gestión de proyectos está funcionando advierte que no hay nada estandarizado y que en función de la actividad habrá que establecer los pertinentes mecanismos de control.
Hablar de la gestión de proyectos de forma integral tiene sentido cuando el despacho poner en marcha su proceso de internacionalización o decide integrarse con otro bufete en una nueva compañía. “Es evidente que son situaciones complejas y que pueden marcar el futuro de cada bufete. De ahí que haya que hacerlas con una clara metodología. En algunos despachos aparece la figura del responsable de internacionalización quien se encarga de organizar todo el proceso y decidir si habrá oficina propia, abogados de la firma o nativos o solamente acuerdo de representación o best friend”, comenta. Este tipo de iniciativas nunca pueden dejarse a la improvisación y requieren de un consenso interno así como del empuje de la dirección del despacho para que llegue a buen puerto. Respecto a los procesos de fusión o integración de dos despachos en una única organización, nuestra entrevistada advierte que es una de las iniciativas más complejas “se integran dos mundos; dos culturas y dos formas de hacer las cosas con lo cual el ritmo que se busca tiene que adaptarse a ambas. Cuando al final no se logra que se compartan intereses comunes es cuando la integración fracasa”. Tendencia que empieza a arraigar en los países anglosajones como elemento de excelencia y transparencia de cara a los clientes, en España aún está dando sus primeros pasos y necesita arraigar más en los despachos para que éstos confíen en la gestión de proyectos. “Para el despacho de abogados es la mejor forma de aportar valor a su cliente desde la transparencia total de lo que hace mientras que para la empresa es una forma de conocer de antemano qué servicio va recibir y en qué condiciones económicas y de medios humanos y materiales.”.
No hay comentarios.