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El sector de los juegos de azar avanza a buen ritmo, tanto en materia económica como en número de usuarios. Asimismo, el mundo comienza a comprobar esa buena salud de un sector impulsado mediante el avance de las nuevas tecnologías. Los casinos online, por citar un país, están regulados por la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ), un organismo gubernamental que supervisa el buen desarrollo del sector

En España, el juego de azar es completamente legal desde finales de los años setenta del siglo pasado. A raíz de las nuevas tendencias del sector, el Gobierno reguló en materia normativa en 2012 y más recientemente en 2020, aunque ésta última actualización no fue del gusto de las empresas que operan en España. Más allá de estas nuevas obligaciones, la DGOJ mantiene su estatus de otorgar las perceptivas licencias a las empresas que desean dar servicio en España.

En este sentido, aquellas empresas que cumplen con la normativa reciben esa licencia y deben ajustarse a una serie de requisitos para mantener esa licencia. Son los denominados casinos online legales en España. En el lado opuesto están los considerados casinos offshore que, a diferencia de lo que se cree, no son ilegales, sino que reciben las autorizaciones de juego en países cuyas normativas son menos restrictivas. ¡Veamos qué implicaciones tienen estas denominaciones!

A nivel de usuario, éste no percibirá mayores diferencias que las opciones de juego, diferentes bonos de bienvenida o formas de pago, por citas algunos ejemplos, que diferencias a unos operadores de otros. Sin embargo, el usuario sí debería conocer si accede a un casino regulado o un casino offshore. Y esto resulta importante en aspectos como la transparencia o seguridad. En el caso de España, los casinos regulados deben mostrar en sus páginas el sello de licencia del DGOJ.

Casinos offshore, en paraísos fiscales

La recomendación, obviamente, se centra en acceder a esta serie de casinos online porque el usuario se sentirá más protegida, al tiempo que esas empresas también podrá operar con una serie de condiciones adecuadas al sector y en igualdad de condiciones en comparación a los casinos offshore, que se benefician de operar en países más permisivos. Esto se traduce en que un casino online debe velar por un negocio seguro y transparente. En seguridad, en relación con los datos personales y bancarios de los usuarios. Y transparente en cuanto a que los juegos de azar sean de azar; es decir, que no haya intervenciones ajenas. Un juego justo.

Este entorno de confianza es tan importante para los usuarios como para el sector. Los operadores, asimismo, deben someterse a una serie de auditorias que sirvan para comprobar la veracidad de sus operaciones. Unos exámenes que también evalúan que las prácticas fomenten el juego responsable. Y que las ofertas y promociones sean veraces, así como todo lo relacionado con las diferentes plataformas de pago.

Obviamente, aunque no es información puesta a disposición de los usuarios, estas empresas deben ajustarse a unas normas tributarias, las cuales son más abultadas en comparación a los casinos offshore, que fijan sus sedes en países como Gran Bretaña, Malta, Costa Rica o Curazao. El acceso a los mismos no resulta ilegal, e incluso el usuario puede encontrar mejores condiciones, pero a cambio sí existe esa sensación de ciertas dudas sobre su seguridad y transparencia. 




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