Las mujeres se pidieron en el primer trimestre de 2023 el 84,6 % de las excedencias para cuidados de menores o familiares. Esto supuso que 10.300 mujeres dejaron aparcada su carrera profesional y sus ingresos para cuidar a personas dependientes, por 1.869, el 15,3 % del total de licencias solicitadas.
“La corresponsabilidad en España está aún muy lejos. Los estereotipos de género y los roles tradicionales impiden a día de hoy el reparto igualitario de las tareas de cuidados. Y, en general, de cualquier tarea relacionada directamente con el trabajo no remunerado en el hogar. Esta falta de corresponsabilidad perpetúa la brecha de género, ya que la mujer es la que sigue acumulando períodos de inactividad, tanto para el momento como para la futura pensión”, incide Lourdes Pedrazuela, secretaria de Políticas Sociales, Igualdad y Formación de USO.
El impacto de los cuidados en la mujer
Los cuidados constituyen una serie de actividades que tienen impacto en lo físico y lo emocional. Están dirigidos principalmente al cuidado de personas menores de edad, habitualmente hijos e hijas, pero también a otras personas en situación de dependencia.
Los cuidados pueden ser remunerados y no remunerados, dependiendo del tipo de relación y vínculo que tiene la persona cuidadora con la persona a su cargo. En la mayoría de los casos, los cuidados no son remunerados y casi en su totalidad significan una carga para las mujeres.
Ante este panorama, se trata de impulsar la corresponsabilidad en los cuidados. En España, se cuenta con normatividad y políticas públicas que buscan que las cargas que originan los cuidados sean repartidas equitativamente entre hombres y mujeres. En ese sentido, podemos decir que se ha avanzado en el reconocimiento de la prestación por nacimiento y cuidado de menor, la cual remplazó a los permisos de maternidad y paternidad, equiparando este derecho para los progenitores. El reconocimiento de estos derechos han sido el resultado de luchas constantes y reivindicaciones de las personas trabajadoras.
Pero la realidad, a la luz de los datos de excedencias para cuidados, es que la mujer sigue asumiendo la carga de los cuidados. De cada 20 solicitudes, 17 llevan nombre de mujer. Estos datos son bastante llamativos. Así, podemos ver cómo las cargas por cuidados siguen atendiendo a un orden patriarcal, bajo el que los cuidados se entienden como una tarea natural de las mujeres. Una tarea, además, que encuentra naturalizada e invisibilizada.
Los bajos salarios impulsan las excedencias por cuidados
Además de la proporción, en segundo lugar hay que destacar que el número de excedencias de esta naturaleza aumentó un 48,5 % respecto al mismo periodo del ejercicio 2022.
“Esta subida se debe, entre otros factores a la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. En muchos casos, ante la imposibilidad de poder pagar a una persona profesional que ayude en los hogares con las tareas de cuidados, se tiene que recurrir a las excedencias para poder cumplir con las obligaciones familiares. Sobra decir que, en su gran mayoría, la renuncia a la actividad profesional la realizan las mujeres”, matiza Pedrazuela.
Por otra parte, tenemos que, en el primer trimestre del año, la Seguridad Social ha tramitado 119.435 expedientes de prestaciones por nacimiento y cuidado de personas menores de edad. De ellos, 56.560 correspondieron al primer progenitor, al cual identificamos habitualmente como la madre, y 62.875, al segundo progenitor, siendo este el caso habitual de los padres. Esta diferencia de tramitaciones obedece a que es más habitual que el segundo progenitor trocee su permiso y, por lo tanto, haya más expedientes, uno por cada vez que solicita un tramo.
Bajos salarios: baja natalidad
Si comparamos los datos de este trimestre con los del mismo período de 2022, podemos ver cómo el número de bajas por nacimiento y cuidado de personas menores de edad menguó un 2,9 %. En el 2022, se tramitaron 123.076. Esta cifra nos lleva plantearnos si la baja en la natalidad en España se debe a un cambio social o bien a cuestiones vinculadas con la precariedad laboral y la falta de certeza en las relaciones de trabajo.
“Está claro que tener o no tener hijos es una decisión personal y en algunos casos puede deberse únicamente a eso. Pero, como sindicato, nos preocupa que personas que sí quieren tener descendencia no puedan afrontarlo por la precariedad laboral, los bajos salarios o la imposibilidad de contar con un techo. Las jornadas parciales, las jornadas discontinuas y la pérdida salarial no permiten llevar una vida digna y, mucho menos, pensar en asumir la crianza”, lamenta la secretaria de Políticas Sociales, Igualdad y Formación de USO.
Por ello, USO pide impulsar los esfuerzos para eliminar la precariedad en el trabajo y brindar a las personas trabajadoras derechos laborales plenos, con un salario que les permita acceder a un proyecto de vida digno. Y, en segundo lugar, pero igual de importante, que esas oportunidades se den en igualdad.
“Debemos multiplicar los esfuerzos por construir una sociedad igualitaria para mujeres y hombres; responsabilizando y haciendo conscientes a los hombres de que la construcción de la igualdad de género es una tarea de todas las personas. Que los hombres juegan un papel fundamental en esta transformación”, concluye Lourdes Pedrazuela.
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