Carpeta de justicia

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Mucho se ha escrito sobre lo que es un protocolo de empresa familiar (entre ellos, el que suscribe en mi post). Pero realmente ¿para qué sirve?.

Si alguien piensa que el protocolo es la panacea milagrosa para acabar con todos los males que aquejan a la empresa familiar, tengo una mala noticia que constatan muchos años de experiencia en la materia y muchos protocolos elaborados: no es así.

Una herramienta útil

El protocolo de empresa familiar es una herramienta muy útil para resolver cuestiones tan críticas como la sucesión en la dirección de la compañía, la entrada o no de cónyuges en el negocio o cláusulas sobre métodos de valoración de acciones/participaciones.

Pero para que tenga virtualidad práctica, para que sea tenido en cuenta, debe ser producto de un diálogo profundo, consensuado y compartidos entre los familiares propietarios o futuros propietarios de la empresa.

Esto es, para que un protocolo de familia sea eficaz, debe elaborarse con carácter preventivo, cuando existe “paz social” en la compañía y pueden analizarse las cuestiones sensibles con el sosiego que merece.

A sensu contrario, pretender elaborar un protocolo cuando los conflictos están abiertos y los ánimos encendidos, viene a ser algo así como tratar de apagar un incendio con bidones de gasolina. 

El momento propicio

En no pocas ocasiones el empresario, advertido sobre la necesidad de elaborar un protocolo de empresa familiar responde: “A nosotros no nos hace falta, nos llevamos muy bien”.

Craso error, precisamente cuando las relaciones entre la familia y la empresa son buenas, es el momento propicio para acometer la elaboración de un protocolo de empresa familiar.

Cierto es que las obligaciones derivadas de un protocolo son de obligado cumplimiento para los que lo suscriben, y pueden garantizarse por distintos medios jurídicos (recuerdo una ocasión en la que llegamos a incluso a constituir una prenda de participaciones para asegurar las obligaciones derivadas del protocolo).

Utilidad preventiva

Pero no nos engañemos, aunque existan medios legales para exigir el cumplimento del protocolo jurisdiccionalmente, si llegamos a tal extremo el protocolo de empresa familiar habrá fracasado.

Porque su principal utilidad es preventiva, evitar conflictos futuros; y que todos los miembros de la familia con responsabilidades presentes o futuras en la empresa, tengan claras las reglas de juego y las acepten moralmente como propias y beneficiosas para todos los implicados.




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