Hace unas semanas, el Adecco Group Institute, el centro de estudios y divulgación del Grupo Adecco, presentaba la primera parte de su VIII Monitor Anual Adecco de Ocupación: un detallado análisis de la evolución del empleo en España[1], centrado en los rasgos demográficos de los ocupados españoles.
En esta segunda entrega del Monitor Adecco se analiza el perfil socioeconómico de la ocupación en España[2]. Su objetivo es analizar los puestos de trabajo que se están creando o destruyendo en nuestro país desde el punto de vista sectorial, de la situación profesional (autónomo, asalariado, etc.), y si la contratación o la caída en ella está afectando más a los trabajadores indefinidos o a los temporales.
Al igual que en la primera parte de este estudio, en aquellos puntos en los que sea relevante la información, estableceremos una comparativa entre los datos de 2020 con los de 2008 –año en que comenzó la anterior crisis económica en nuestro país- para comprender mejor el impacto que ambas recesiones han dejado en la ocupación española y si las consecuencias de ambas han sido muy diferentes.
Como ya se vio hace unos días, la pandemia ha hecho desaparecer prácticamente todos los empleos creados en los dos años anteriores pues en el último año se han destruido 697.400 puestos de trabajo (-3,5% interanual). El empleo ha caído en todas las comunidades autónomas excepto en la Región de Murcia (+0,1%, por la creación de 500 empleos) y los jóvenes son los que están sufriendo con mayor fuerza las consecuencias laborales de esta crisis.
Y así se ha distribuido la destrucción de empleo en nuestro país, según las variables socioeconómicas: sector, empleo asalariado o por cuenta propia, y tipo de contratación (indefinida o temporal).
La ocupación por sector económico: la peor parte para la Hostelería y el Comercio
Si clasificamos el empleo en 11 ramas de actividad (Agricultura, Agua y Energía, Manufacturas, Construcción y siete ramas de Servicios), vemos que tres de ellas concentran casi 2 de cada 3 empleos en el conjunto de España. Ellas son Comercio y Hostelería (28,4% del empleo total), Administraciones Públicas y servicios sociales (23,1%) y Manufacturas (12,6%). Dado que la pandemia ha golpeado más en el empleo de Comercio y Hostelería, dicha rama ha perdido 1,5 puntos porcentuales de participación en el empleo total. Por eso, el actual 64,1% que suman las tres ramas, conlleva una concentración menor del empleo que hace un año, cuando copaban el 64,5%.
Estas mismas tres ramas de actividad son las que más empleos proveen en 12 comunidades autónomas, aunque no en todas ellas con la misma importancia relativa. Canarias y Baleares se diferencian del resto por la mayor importancia de la rama de Comercio y Hostelería, que da cuenta, respectivamente, del 40,8% y 36,9% de todos los empleos (aunque eso marca un sensible descenso con relación al 46,4% y 42,7%, respectivamente, de hace un año). Al mismo tiempo, son las regiones donde el empleo de las Manufacturas tiene un peso más bajo (5,7% en Baleares y 3,1% en Canarias).
Por la situación inversa destacan Navarra y La Rioja, que son las únicas autonomías donde más del 20% de los empleos corresponde a las Manufacturas (25,7% y 23,9%, respectivamente). Navarra es también la comunidad donde Comercio y Hostelería muestra una relevancia más baja en el empleo (20,1%), seguida del País Vasco (22,7%).
Las Actividades profesionales alcanzan su mayor desarrollo en la Comunidad de Madrid, con un 14,4% del empleo total. Es una novedad que Baleares haya pasado a ser la segunda autonomía donde esta rama de actividad ocupa una mayor proporción del empleo, con un 12,5%, desplazando a Cataluña a la tercera posición, con un 12,1%.
Extremadura (30,9%) y Asturias (26,2%) son las regiones en las que el empleo de AA.PP. y servicios sociales ocupa un espacio mayor. Y Extremadura (10,5%) y la Región de Murcia (11,5%) son los únicos casos en los que el empleo de la Agricultura, Ganadería y Pesca supera el 10% del total.
En España, solo cinco de las once ramas de actividad han incrementado su ocupación a lo largo de los últimos doce meses al tercer trimestre pasado, en tanto que en las restantes seis se ha producido un descenso del empleo.
Finanzas y seguros (+4,4% interanual) y Agua y energía (+2,7%) exhiben los mejores resultados. El mayor número de nuevos empleos, sin embargo, corresponde a AA.PP. y servicios sociales (84.200, con un incremento de un 1,9% interanual).
Entre las ramas de actividad cuyo nivel de empleo ha disminuido, el peor resultado relativo es el de Comercio y hostelería, con una caída interanual de un 8,3%, seguido del de Servicios culturales y otros, con un descenso de un 6,1%. Por amplia diferencia, la mayor pérdida absoluta de puestos de trabajo se ha registrado también en Comercio y hostelería, con 496.100 empleos menos. Así, siete de cada diez empleos perdidos en toda España durante la pandemia pertenecían a esta rama de actividad.
De hecho, Comercio y hostelería es la única rama de actividad en la que se ha perdido empleo en todas las autonomías. En todas las demás ramas hay comunidades autónomas en las que el empleo ha crecido y otras en donde se ha reducido. El empleo en Finanzas y seguros es el que ha tenido una mayor base geográfica, pues ha aumentado en 12 regiones. Le sigue AA.PP. y servicios sociales, cuyo empleo ha crecido en 11 autonomías. El caso opuesto es el de Manufacturas, rama en la que el empleo ha descendido en 14 autonomías.
Tres autonomías exhiben un incremento del empleo en 6 ramas de actividad. Son las regiones en las que las contrataciones tienen un origen más diverso, aunque en los tres casos el empleo total haya disminuido. Se trata de Asturias y, paradójicamente, de Baleares y Canarias, las dos autonomías más golpeadas en términos de empleo por la pandemia. El caso contrario viene representado por Aragón y Castilla y León, comunidades en las que la ocupación apenas ha crecido en dos ramas de actividad.
Comparando el número de ocupados actual de cada rama de actividad con el de 2008, se advierte que, pese al descenso de los últimos meses y a que el empleo total es inferior al de aquel año, hay cinco ramas con un incremento del empleo a lo largo de esos doce años. Son Actividades inmobiliarias (+33,5%), AA.PP. y servicios sociales (+18,2%), Agua y energía (+9,1%), Actividades profesionales (+7,7%) e Información y comunicaciones (+2,7%).
Las ramas que sufren la mayor caída del empleo en los últimos doce años son Construcción (-48,3%), Manufacturas (-19%) y Finanzas y seguros (-13,6%), pese a ser esta última la de mejor evolución en los últimos doce meses.
La diferente evolución en el empleo ha significado un cambio en la composición de la ocupación por ramas de actividad. En esencia, la Construcción y las Manufacturas han perdido una participación (5,2 y 1,9 puntos porcentuales, respectivamente) que ha sido ocupada por AA.PP. y servicios sociales y Actividades profesionales (que han ganado 4,9 p.p. y 1,4 p.p., respectivamente).
Las demás ramas de actividad (Comercio y hostelería, Finanzas y seguros, Información y comunicaciones, Actividades inmobiliarias, Agricultura, ganadería y pesca, Servicios culturales y otros, y Agua y energía, exhiben ahora una participación similar a la de hace doce años atrás (variaciones de hasta 5 décimas, en un sentido u otro).
La ocupación según la situación profesional: crecen los autónomos
Si separamos los empleos en dos grandes categorías, Asalariados y No asalariados, vemos que la casi totalidad de los puestos de trabajo destruidos en los últimos cuatro trimestres (97,8%) corresponden a la primera. En efecto, el número de asalariados ha tenido en el tercer trimestre un descenso interanual de 682.000 personas (-4,1%), al mismo tiempo que el de no asalariados ha disminuido en 14.400 (-0,5%).
Sin embargo, dentro de los no asalariados hay diferencias: mientras ha bajado el número de empleadores (caída interanual de 74.100 personas; -7,7%) y el de Otros (donde se incluyen principalmente miembros de cooperativas y personas que ayudan en el negocio familiar sin remuneración; ha perdido 7.800 personas, equivalente a un descenso de 7,8%), se ha incrementado la cantidad de autónomos (no tienen personal a cargo; aumento de 67.500 personas, con una subida interanual de un 3,4%). El incremento del número de autónomos podría explicarse por los microempresarios que han despedido a todo su personal (por lo que dejan de ser empleadores) y por personas que, al perder su empleo, intentan iniciar una actividad independiente.
Entre los asalariados también hay una marcada disparidad entre los sectores público y privado: mientras en este último se han perdido 790.400 puestos asalariados (-5,8% interanual), el sector público ha contratado a 108.400 personas (+3,4%).
Desde el punto de vista de la situación profesional, tenemos que los 19,2 millones de ocupados se corresponden con 16,1 millones de asalariados y 3,1 millones de no asalariados. A su vez, los trabajadores por cuenta ajena se dividen en 12,8 millones de asalariados en el sector privado y 3,3 millones en el público, su máximo histórico. Por su parte, los no asalariados pueden desagregarse en 2,1 millones de autónomos, 893.900 empleadores y 92.600 personas en otras situaciones.
El peso del empleo asalariado dentro de la ocupación total es ahora de un 84%, medio punto porcentual más que hace un año y mayor que el 82,3% de 2008. La importancia del empleo público dentro del empleo total ha aumentado en 1,2 puntos porcentuales en los últimos doce meses, llegando al 17,4%. Es la mayor proporción de empleo público desde 2012.
El segmento de no asalariados supone un 16% del empleo total, 5 décimas más que hace un año.
Ninguna autonomía exhibe un aumento simultáneo en el número de asalariados y no asalariados. En seis autonomías, al igual que en el total de España, se registra un retroceso en ambos colectivos. Son: Aragón, la Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, el País Vasco y La Rioja.
Sin embargo, más de la mitad de autonomías (9 en total) presentan una caída en el número de asalariados, pero un incremento de los no asalariados. Son los casos de Andalucía, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, la Comunidad de Madrid y Navarra.
Asturias y la Región de Murcia registran la situación contraria: una caída en el número de no asalariados y un incremento en el de asalariados, en ambos casos por el aumento del empleo público.
Los mayores incrementos interanuales en el número de no asalariados se han alcanzado en Cantabria (+16,5%) y Canarias (+6,7%). Este colectivo ha experimentado sus mayores retrocesos en el Principado de Asturias (-12,7%) y Aragón (-7,7%).
En el caso de los asalariados, los dos únicos incrementos han correspondido a la Región de Murcia (+1,4%) y Asturias (+1,3%). En este caso, los descensos más pronunciados han sido los de los archipiélagos: Canarias (-10,4%) y Baleares (-8,8%).
El empleo público ha crecido en doce autonomías. Los incrementos más significativos son los de Canarias (+17,1% interanual), la Región de Murcia (+8%) y Asturias (+7,5%). Entre las cinco regiones donde el número de asalariados públicos ha mostrado una caída interanual, los mayores descensos han ocurrido en Cantabria (-7,2% interanual), Navarra (-2,2%) y Cataluña (-1,7%).
La evolución del colectivo de asalariados del sector privado ha evolucionado de manera uniforme: en todas las autonomías se ha reducido. Sin embargo, lo ha hecho de modo muy diferente:
En un extremo, Murcia y Asturias tienen descensos inferiores al 1% interanual (-0,1% y -0,8%, respectivamente). En la otra punta, Canarias y Baleares sufren retrocesos superiores al 10% (-16,4% y -11,1%, respectivamente).
Las dos comunidades autónomas en las que el empleo público supone una mayor proporción de la ocupación total son Extremadura (25%) y Asturias (21,8%). La situación contraria es la que se observa en Baleares y en Cataluña, regiones en las que el empleo público tiene el menor espacio en el empleo total, con un 13,9% y 13,5%, respectivamente. Estas cifras se comparan con una media nacional de un 17,4%.
Solo hay dos comunidades en las que el empleo asalariado privado supone más del 70% de la ocupación total: Madrid (71,2%) y Cataluña (71%). Extremadura es la única región en la que el peso del empleo asalariado privado es inferior al 60%, con un 53,3%. La media nacional se sitúa en un 66,6%.
Finalmente, las tres regiones en donde el empleo no asalariado comprende una parte más amplia de la ocupación total son Extremadura (21,5%), Cantabria (19,1%) y Castilla y León (18,8%). En toda España, la media es de un 16%.
Empleo asalariado fijo y temporal
Otro ángulo desde el que se puede analizar la evolución del empleo asalariado es según sea la duración de su contrato: indefinida o temporal.
Casi 9 de cada 10 empleos asalariados suprimidos durante la pandemia son de carácter temporal. En efecto, la eliminación de 682.000 empleos asalariados se desagrega en la pérdida de 99.100 plazas de carácter indefinido (-0,8%) y la supresión de 582.800 empleos formalizados con un contrato temporal (-13%). Es decir que, mientras solo se ha perdido 1 de cada 125 puestos asalariados fijos, en el caso de los empleos temporales la pérdida alcanza a más de 1 de cada 8.
Los 16,1 millones de asalariados que hay en España en la actualidad se pueden descomponer en 12,2 millones de asalariados con contratos indefinidos y 3,9 millones con contratación temporal.
La tasa de temporalidad (proporción de asalariados temporales dentro del colectivo de asalariados) se ha reducido hasta el 24,2%, 2,5 puntos porcentuales menos que un año antes. Esto demuestra que reducir la tasa de temporalidad no puede ser un objetivo por sí mismo: su reducción, en un contexto de pérdida de empleo, deja a los trabajadores en peor situación.
Solo en siete autonomías se repite lo registrado en el total nacional, es decir, una caída simultánea de la contratación indefinida y de la temporal. Entre ellas, destacan por la profundidad en la caída del empleo temporal los casos de Canarias (-2,6% interanual los asalariados fijos y -27,4% los temporales, la mayor caída a nivel autonómico), Baleares (-2,7% y -23,8%, respectivamente) y Cataluña (-0,9% los fijos y -18,7% los temporales).
En siete comunidades ha crecido el colectivo de asalariados fijos mientras se ha reducido el de temporales. Entre ellas, los mayores contrastes se han producido en Andalucía (+1,2% el empleo fijo y -15,7% el temporal), Castilla y León (+0,1% y -16,3%, respectivamente) y la Región de Murcia (+8,2% los asalariados indefinidos y -11,5% los temporales).
Cantabria, Extremadura y Navarra presentan la situación inversa: se ha contraído el empleo fijo al tiempo que ha aumentado el temporal. En el caso cántabro, la caída interanual de un 10,1% en el empleo fijo (la más profunda entre todas las autonomías), ha sido acompañada de un aumento de un 2,1% en el número de asalariados temporales. En Navarra, la caída del primero ha sido de un 7,5% en tanto que el incremento de los temporales ha sido de un 9,3% (el mayor aumento a nivel autonómico).
Extremadura (37,3%), Andalucía (31,1%) y la Región de Murcia (30,3%) son las únicas regiones en las que más de un 30% del total de asalariados trabaja con contratos temporales. En el extremo opuesto están la Comunidad de Madrid (18,8%) y Cataluña (19,5%), que son las únicas en donde esta variable es inferior al 20%. La tasa de temporalidad española es de un 24,2%.
[1] Puede consultarse en: https://www.adeccogroup.es/wp-content/uploads/NdP-VIII-Monitor-Adecco-de-Ocupacion.-Perfil-demografico.pdf
[2] Datos de la Encuesta de Población Activa (última entrega disponible al tercer trimestre de 2020).
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