La formación es otra de las cuestiones que, según los panelistas, se debería reformar en España para mejorar la situación de los jóvenes en el mercado laboral. Los encuestados consideran que existe un desequilibrio claro en nuestro país, con una manifiesta insuficiencia de los estudios secundarios no obligatorios (bachillerato, formación profesional de grado medio), y un excesivo peso de los primarios y, especialmente, de los superiores, donde existe una sobre capacitación de los jóvenes universitarios, que acaban compitiendo en el mercado por trabajos de inferior cualificación. Para corregir estos desequilibrios, el 96,3% apuesta por incentivar e invertir en la formación profesional, el 56,5% por reformar la formación universitaria, reforzando los estudios científicos, y el 54,6% propone potenciar la formación básica.
Para mejorar las tasas de escolarización postobligatorias -alejadas de países como Suecia, Bélgica, Países Bajos, Irlanda, Polonia o Finlandia- y su incidencia en el empleo juvenil, los panelistas proponen una vez más incentivar la formación profesional (88,9%), así como reforzar la orientación profesional que reciben los jóvenes (81,6%) y reforzar el sistema educativo en los territorios con mayor fracaso escolar (53,21%).
Finalmente, los panelistas creen que habría que aumentar la oferta de trabajo juvenil con formación tecnológica y ponen sobre la mesa dos medidas adicionales: reforzar los estudios secundarios y superiores con una mayor oferta técnico-matemática (73,2%) e incrementar la participación femenina en este tipo de estudios (46,3%).