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Lucía Leal

Washington, 25 feb (EFE).- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cumplió este viernes una promesa electoral y nominó a la primera mujer negra que aspira a ocupar un escaño en el Tribunal Supremo de EE.UU., la reconocida jueza Ketanji Brown Jackson.

 

Biden hizo su anuncio justo dos años después de prometer que, si llegaba al poder y tenía la ocasión de nominar a alguien para el Supremo, elegiría a una mujer negra, porque ninguna ha formado parte de la máxima corte en sus 232 años de historia.

"Durante demasiado tiempo, (los miembros de) nuestro Gobierno y nuestras cortes no se han parecido a cómo era Estados Unidos", recordó Biden durante un acto en la Casa Blanca.

CON LAS GENERACIONES FUTURAS EN MENTE

Flanqueado por Jackson y por la primera vicepresidenta negra de Estados Unidos, Kamala Harris, el mandatario pidió apostar por una mayor diversidad en las instituciones, para "inspirar a todos los jóvenes a creer que ellos también pueden servir a su país al máximo nivel".

En el mismo sentido, la propia Jackson confió en que, si el Senado la confirma para ocupar uno de los nueve asientos del Supremo, su trabajo en la corte "inspire a generaciones futuras de estadounidenses".

"Me siento verdaderamente honrada por el extraordinario honor de esta nominación", dijo la jueza, de 51 años, en un breve discurso.

La llegada de Jackson a la corte no cambiaría la composición ideológica del Supremo estadounidense, que con seis jueces de tendencia conservadora y tres progresistas, está más inclinado a la derecha que en ningún momento desde la década de 1930.

Sin embargo, sí ampliará la diversidad de una corte en la que ahora mismo hay cinco hombres blancos, uno negro y tres mujeres, una de ellas la latina Sonia Sotomayor.

De ser confirmada, algo que parece probable, Jackson reemplazará a uno de esos hombres blancos, Stephen Breyer, que es uno de los tres únicos miembros de la bancada progresista de la corte y que anunció en enero que planea retirarse a los 83 años.

Pero Breyer no abandonará el cargo hasta que acabe el actual periodo de sesiones del Supremo en junio o julio, por lo que Jackson no tendrá ocasión de pronunciarse sobre los temas candentes que tiene el tribunal en su agenda, incluida la posibilidad de limitar el acceso al aborto en EE.UU.

EN PLENA TENSIÓN POR UCRANIA

Jackson, que desde el año pasado es jueza en la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia, era la favorita del ala progresista de los demócratas de entre las tres candidatas que consideró Biden para el puesto.

El presidente entrevistó en persona a Jackson el pasado 14 de febrero y también habló el mismo día con otras dos juezas, Leondra Kruger y J. Michelle Childs, esta última respaldada por uno de los grandes aliados afroamericanos de Biden, el congresista James Clyburn.

Biden no tomó su decisión hasta este jueves por la tarde, en plena agitación por la invasión rusa de Ucrania, y a pesar de la tensión derivada de esa guerra decidió hacer el anuncio este mismo viernes, explicó la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en su rueda de prensa diaria.

La razón es que el mandatario quería mantener su promesa de nominar a la jueza antes de que acabara febrero, y le interesaba hacerlo antes de su discurso anual sobre el Estado de la Unión, que tendrá lugar el próximo martes 1 de marzo.

La semana que viene, Jackson empezará a reunirse con senadores para que la conozcan mejor, y el objetivo de los demócratas es que su voto de confirmación definitivo tenga lugar antes del 8 de abril, cuando la Cámara Alta inicia un receso de dos semanas.

OPTIMISMO ENTRE LOS DEMÓCRATAS

Es posible que la atención del Senado a la guerra en Ucrania retrase ese calendario, pero pocos en Washington creen que la nominación de Jackson pueda naufragar, porque solo se necesita una mayoría simple de 51 votos para confirmarla.

Los demócratas controlan 50 escaños del Senado y la vicepresidenta Harris tiene el poder de romper cualquier desempate, por lo que el camino parece fácil, aunque a Biden le gustaría contar también con algún voto republicano.

El año pasado, Jackson fue confirmada para su cargo actual como jueza federal con los votos a favor de tres senadores republicanos -Lisa Murkowski, Susan Collins y Lindsey Graham-, aunque este último criticó este viernes la decisión de Biden.

Para el presidente, Jackson tiene "una de las mentes jurídicas más brillantes" del país, y valora especialmente el hecho de que, si es confirmada, sería la primera jueza del Supremo que tiene experiencia como abogada a nivel federal para personas con pocos recursos.

También trabajó en la Comisión de Sentencias de EE.UU. para reducir las penas de la mayoría de delitos federales de narcotráfico, incluidas las de cocaína en "crack", algo que permitió liberar al menos 1.800 presos y acortar las sentencias de unos 12.000.

Y, cuando era jueza en una corte federal de Washington a finales de la década pasada, frustró algunos planes del entonces presidente, Donald Trump, en temas como inmigración o derechos laborales.

Hija de dos profesores que estudiaron en escuelas públicas segregadas por raza, Jackson creció en Miami, inspirada por la pasión por las leyes de su padre, que estudió Derecho cuando ella era muy pequeña.

"Fue mi padre quien me impulsó hacia este camino", afirmó este viernes la jueza.

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