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El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha ratificado gracias al informe de un detective privado la procedencia del despido disciplinario de una trabajadora, que durante el periodo de baja, realizó actividades incompatibles con las dolencias que decía tener, como pasear perros, hacer la compra, cargar peso o conducir.

“El fallo homologa la procedencia del despido disciplinario y, en consecuencia, la transgresión de la buena fe contractual y un abuso de confianza”, afirma Miguel Ángel Cruz Pérez, abogado de la empresa.

La empleada causó baja por dolor de espalda y dolores musculares generalizados que, decía la trabajadora, le incapacitaban para su actividad laboral.

“Hemos podido probar, sin embargo, que el puesto es catalogado como “ergonómicamente verde”, es decir, sin requerimientos físicos” argumenta el abogado, quien añade que “todas estas acciones suponen además o bien una simulación de enfermedad, o un retraso en el procedimiento de curación”.

Según indica Cruz, el fallo da por buena la validez de la prueba realizada por el detective y convalida la decisión de la empresa de proceder al despido.

“Ya no es necesario que la empresa acredite el indicio para contratar un detective privado para demostrar el incumplimiento laboral de un trabajador”, concluye el letrado aludiendo a una reciente sentencia del Supremo, que establece que “la mera sospecha es suficiente para hacerlo”.




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