Las cifras como clave de la industria legal
“Es impresentable que, dado que existen países que ya han transitado este camino, no tomemos su experiencia y, en vez de inventar la rueda, adaptemos figuras, mecanismos y mediciones a la realidad de nuestra región. Y las apliquemos en el corto plazo”
Hace algunos días se conocieron las estadísticas de empleo en el sector legal estadounidense, publicadas por el US Labor Department’s Bureau.
Esto no es nuevo, pero persistiremos en la idea —como disco rayado, que por cierto volvieron a la vida en todo su esplendor—, porque creemos firmemente que en esta etapa de la evolución del sector legal, como productores de servicios y un área cualquiera de la economía, ya no se sustenta que en Latinoamérica no dispongamos de estudios de mercado periódicos, sistemáticos, respaldados, en todas sus disciplinas y áreas de ejercicio.
No pretendemos que esta nueva forma de enfocar la abogacía y las innumerables labores que cumple —públicas o privadas, remuneradas o pro bono, profesionales o académicas— cambie en un par de meses. Aunque tal vez sí: bastaría que como un factor de inmensa relevancia en la sociedad, tomáramos conciencia de lo importante que es elaborar estudios y métricas que nos permitan evaluarnos, conocer nuestras falencias, compararnos, proyectarnos, aprender e innovar.
Es impresentable que, dado que existen países que ya han transitado este camino, no tomemos su experiencia y, en vez de inventar la rueda, adaptemos figuras, mecanismos y mediciones a la realidad de nuestra región. Y las apliquemos en el corto plazo.
Se puede: es sólo un cambio mental. Poco a poco hemos aprendido a hablar y escribir en un lenguaje más claro; a usar tecnología; a cuestionarnos lo que los grandes tratadistas dictaminaron que debía ser; a valorar otras disciplinas del conocimiento e interactuar virtuosamente con ellas.
¿Qué tal si avanzamos al ritmo del resto del mundo? ¿A qué le tenemos tanto miedo?
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