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Literalmente, lo contó y cantó un premio Nobel de Literatura: “Los tiempos están cambiando”. Y en el sector legal, más si cabe; corearía cualquier abogado novel y también uno ya noble. Porque los bufetes viven tiempos modernos. Son días eléctricos, de alta tecnología e inteligencia artificial en un mundo global y, sobre todo, constante en su cambio. Ayer queda hoy cada vez más lejos de mañana. No obstante, los abogados madrugadores han sabido adaptarse, reinventarse y en numerosos casos fusionarse (por ejemplo, en Estados Unidos, en lo que va del presente año ya se ha superado el récord de fusiones entre despachos) para seguir en la cresta de la ola, afilando el filo del filo.

Pero, ¿aún quedan filones de oro en las minas del sector legal?

Estas líneas excavan para desenterrar la gran ‘pepita’ que recientemente ha atraído el pico, la pala y la fiebre de los bufetes: las demandas masivas.

Con seguridad, si perseguimos tocar el techo de las demandas masivas realizadas de un tiempo a esta parte, lo mejor pasa por partir desde las cláusulas suelo. Y es que, estas famosas cláusulas han supuesto un auténtico terremoto en el panorama legal nacional, que a día de hoy sigue haciendo temblar los juzgados de medio país. Fue el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) el primero que ‘afeó el gesto’ a los jueces españoles cuando dictó sentencia contra las entidades bancarias, obligándolas a devolver a sus clientes todo lo cobrado mediante estas polémicas cláusulas que, además, declaró abusivas. La decisión de Luxemburgo ha abierto la veda para un ingente volumen de demandas masivas en el que muchos despachos de abogados han proyectado una oportunidad imperdible.

Similar capítulo el correspondiente a las plusvalías municipales. Una alocada carrera entre bufetes para repartirse otro gran pastel: las reclamaciones por el pago indebido de esta plusvalía. El pasado mes de marzo, el Tribunal Constitucional (TC) emitió una primera sentencia a través de la que consideraba nulo el pago de este tributo siempre que la venta del inmueble se hubiese llevado a cabo produciendo pérdidas. De repente, esta resolución judicial ponía sobre la mesa 2.500 millones de euros en potenciales devoluciones, cantidad a la que todavía tendrán que añadirse intereses por cuantificar.

Detrás de este fenómeno de la plusvalía municipal se halla el conocido “impuesto sobre el incremento de los terrenos de naturaleza urbana”, por el cual en el instante de la venta se grava todo posible aumento del valor del suelo, durante un período máximo de tenencia de 20 años. La complejidad radica en que, en el momento de liquidar el impuesto, únicamente se computa la evolución del valor catastral del inmueble, que puede haber aumentado mientras que las oscilaciones del mercado empujan su precio hacia abajo. Esta situación ha propiciado que vendedores se hayan visto obligados a tributar una revalorización que en realidad jamás existió, tras la caída de los precios en muchos municipios a causa de la crisis.

La reclamación de indemnizaciones a compañías que no disponían de los necesarios sistemas de seguridad contra ciberataques es el filón más reciente en la mina de las demandas masivas. Los fallos de protección en empresas están generando un verdadero vendaval de reclamaciones, en torno al que ha surgido una línea de negocio para los bufetes, ya que estos ofrecen el asesoramiento necesario para actuar contra las compañías negligentes en la gestión y protección de sus datos personales.

Por supuesto, se han aprovechado de este filón los Arriagas, Rosales y compañía, pero hay quién ha visto el filón dentro del filón. Y es que es precisamente en el campo de la tecnología y del online donde la abogacía mejor está prestando servicio y apoyo a las ciudadanos que desean hacer valer sus derechos y reclamar compensaciones por casos como los mencionados. Plataformas como como el portal internacional FindLaw.com o elAbogado.com, directorio de abogados líder en España que según su propia página web “cada mes ayuda a más de 150.000 personas”, permiten a los usuarios encontrar al abogado perfecto que les represente en sus asuntos jurídicos, son el ejemplo perfecto de la nueva realidad legal surgida a demanda de la propia sociedad. Y es que los ciudadanos exigen abogados especializados y cercanos, accesibles con un solo golpe de ratón.

Son días eléctricos, de alta tecnología e inteligencia artificial en los bufetes. Porque los tiempos, ya lo dice la canción, (siempre) están cambiando.

 

Fernando García de la Cruz Ávila

Communications Consultant en Gericó Associates




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