1. Women’s Link ha recibido el premio Derechos Humanos de la Abogacía Española por su trabajo por los derechos de las mujeres y niñas migrantes y refugiadas. ¿Cuáles son las vulneraciones concretas de sus derechos que se producen?
De entrada, hay que mirar en qué situación estaban en sus países las mujeres refugiadas, si sufrían persecución o violencia por razones o motivos de género, trabajos forzados, trata… Después hay que ver lo que les pasa en el camino. Sabemos que muchas veces las mujeres son las encargadas de las familias, así que viajan con niños pequeños, embarazadas, y sufren una serie de violaciones a sus derechos sexuales y reproductivos y están expuestas a violencia. Su situación de vulnerabilidad las expone a mafias, redes de trata y tráfico. Hay que hacerse todas esas preguntas para ver cuál es la protección que necesitan. Todo esto ahora se está viendo muy magnificado por la crisis de refugiados, pero es la misma problemática que lleva décadas en España y Europa.
2. ¿Qué más puede hacer el Gobierno español para garantizar los derechos de las mujeres refugiadas que piden asilo?
Debe revisar los procedimientos de asilo y poner atención a lo que está pasando en la frontera sur con todos los refugiados y refugiadas que están entrando. Los porcentajes de concesión de asilo son bajísimos comparados con el resto de Europa, y no solo de las personas que España se ha comprometido a reasentar, sino de las que están entrando por la frontera sur. Se debe hacer una mirada crítica a lo que está pasando en Ceuta y Melilla, cuyos Centros de Estancia Temporal se deberían cerrar. Es inhumana la manera en que se está tratando a los refugiados y las refugiadas en esos centros
3. En los 15 años de vida de Women’s Link, ¿cuáles cree que han sido los principales cambios que se han producido en relación a los derechos de las mujeres?
Lo que buscamos es que a través de una plataforma legal se fomente un debate público en torno a un problema social que nosotros traducimos a una violación de los derechos humanos. En España en los últimos 10, 15 años hay mucho movimiento sobre entender qué es la violencia estructural; los estereotipos en la aplicación del derecho ya está empezando a entrar en el debate público. En el tema de la trata, por ejemplo, entender que hay una violación de los derechos humanos, que se tiene que trabajar desde esa perspectiva y con perspectiva de género, y que es una forma de violencia. Ese debate ya se está consiguiendo, y eso hace que toda la sociedad se mueva hacia una aplicación del derecho más inclusiva. Buscamos que se entienda cuáles son los estereotipos que tienen jueces y juezas, pero también que la discriminación tiene diferente impacto. Se discrimina a una mujer por ser mujer, pero también por ser una mujer migrante, por ser una mujer migrante negra, por ser una mujer migrante negra sin papeles… Para que el derecho sea inclusivo y haya un acceso verdadero a la justicia, hay que ir poniendo el foco sobre cómo se aplican los derechos y así se logra ese debate público sobre cómo se debe interpretar ese derecho.
4. ¿Por qué se decidió a estudiar Derecho?
Porque el Derecho puede ser una herramienta para conseguir el cambio social. Tuve muy claro antes de empezar a estudiarlo que el entendimiento de qué derechos son violados es en sí dar un empoderamiento a las mujeres. Estudié en Estados Unidos, donde Derecho es un posgrado; antes estudié Políticas, y entre medias estuve trabajando en una ONG dedicada a temas de discriminación laboral y ya en ese trabajo vi muy claramente la necesidad de que el Derecho fuera una herramienta para la justicia, para la igualdad.
5. ¿Y por qué decidió crear Women’s Link Worldwide?
En 2001 se empezaba a mover mucho todo lo relacionado con los tratados internacionales y vi el hueco que existía entre el derecho en papel y su aplicación en el día a día de las personas. La necesidad de estrategias para un buen desarrollo de la jurisprudencia fue lo que me hizo iniciar Women’s Link.
6. Un momento muy importante para la organización fue vuestra aportación en el juicio a Ríos Mont para demostrar que se había utilizado la violencia sexual contra las mujeres como parte del genocidio. Aunque ese juicio se anuló, ¿cree que tuvo importancia ese proceso?
El proceso en sí sigue siendo importantísimo. Los grupos de mujeres llevaban años trabajando con sobrevivientes para que pudieran testificar, y el que las mujeres pudieran acceder a la justicia y se incluya la violencia de género que ellas sufrieron como parte del genocidio es en sí un logro importantísimo, pasara lo que pasara con la sentencia. Tuvieron su oportunidad, que era ser escuchadas, y eso es fundamental. Nosotros lo que decimos es que siempre que hay un conflicto armado, una crisis humanitaria, una guerra, la violencia y la violación de los derechos humanos que sufren las mujeres es diferente. Y hay que verla, porque si no, estás dejando fuera a la mitad de la población.
7. ¿En España están suficientemente protegidos los derechos de las mujeres y las niñas?
En España existe el marco legal suficiente, aunque siempre se puede mejorar, y hay que hacer mucho hincapié en su aplicación. Me remito a lo que le dijo a España el CEDAW [Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer] en el caso de Ángela González: todos los jueces y juezas deberían estar recibiendo formación en discriminación y estereotipos de género. Y esto tendría que ser parte de lo que se enseña en la Escuela Judicial y de la formación continua. Esto es fundamental para que sigamos avanzando en la protección efectiva. Además, en Women´s Link nos hemos encontrado estos años con muchas barreras procesales que cierran el acceso a la justicia a las mujeres que están en situación de más inequidad, de más desigualdad. Las víctimas de trata son el ejemplo más claro. La dificultad que tienen las víctimas de trata para acceder a la justicia es brutal.
8. Últimamente ha surgido un debate sobre la importancia o no de que haya mujeres en puestos de representación. ¿Qué opina al respecto?
Es importante que haya mujeres representadas en la medida en que somos la mitad de la población, pero no hay que confundirse: tener mujeres en los puestos de responsabilidad no garantiza una perspectiva de género. Son cosas diferentes. Una perspectiva de género la pueden tener una mujer y un hombre. Las mujeres tienen que estar representadas por igual en todos los tribunales, en el Gobierno, en todo, pero también hay que tener un entendimiento de lo que quiere decir una perspectiva de género.
9. ¿Estas diferencias o discrepancias generan división entre las mujeres?
No hay un feminismo, hay feminismos. Hay diferentes teorías, diferentes posturas y, eso sí, yo creo que nos podemos respetar en nuestras diferencias de opiniones. Es una falacia pensar que las mujeres estamos todas unidas. Las mujeres no son una minoría, somos el 51% de la población del mundo. No es realista ni estratégico pensar que es un bloque unido. No lo es y se vio muy claramente en las elecciones en Estados Unidos…
10. ¿Es Trump una gran amenaza?
Vivimos un momento en el que a las personas que trabajamos en temas de justicia social nos toca afrontar el reto de ver qué funciona, qué no funciona y dónde vamos a tener que dar la lucha en los próximos años para proteger los derechos de las personas. Trump es una amenaza, sin duda. Y es parte de movimientos más amplios que se están produciendo en el mundo. El mundo ha cambiado y nos toca parar y mirar cuáles son los juegos del nuevo mundo para seguir defendiendo los derechos de las personas.
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