Estas últimas semanas los políticos parecen encumbrarse en la cúspide de la ignorancia supina. Para empezar, nuestro loado Vicepresidente se permite el lujo de dejar en entredicho nuestra Justicia como un anti sistema más y, eso que en la entrevista le hicieron en Antena 3, se hartó de decir lo responsable que se había vuelto desde ejerce como parte del Gobierno de España. Le costó un minuto decir que eran “muchos tribunales europeos” los que habían dejado a nuestra Justicia en entredicho. Señor Iglesias los muchos Tribunales europeos son dos: el TJUE y el TEDH. ¿Pretendía acaso alarmar a la sociedad a española con que nuestros jueces prevarican en con sus sentencias incumpliendo lo que dicen esos “muchos” tribunales que se saca de la manga? Acuda a las estadísticas judiciales para saber que España no es uno de los Estados más incumplidores del Derecho de la Unión, ni de la Convención Europea de Derechos Humanos.
Que si, además dentro del orden supanacional que nos hemos dotado, los DOS tribunales europeos corrigen a los Tribunales españoles es porque estos aplican la ley tal y como está establecida en nuestro ordenamiento. ¿Acaso la normativa europea fijaba cuando un eurodiputado era considerado como tal explícitamente? Pues no, Sr. Iglesias, El TJUE se saca una interpretación de la manga para decidir cuándo a un eurodiputado se le considera como tal y, desde luego, sin importarle un bledo si se trata de un político catalán o un bombero de Tudela, sino por una sencilla cuestión, la de dejar claro que el derecho de la Unión no lo condiciona el derecho de los Estados miembros. Algo que desde la Sentencia COSTA/ENEL dejo bien claro al sentar en su jurisprudencia el Principio de Primacía del Derecho europeo sobre el derecho de los Estados miembros. Un caso que hoy denominaríamos de “golpe de Estado”, Italia intentó derogar una ley europea con una ley italiana posterior. No sé por qué este caso se parece tanto a lo que intentó el Parlament con las Leyes de desconexión.
También parece que Vox no ha entendido esto y se ha empecinado en presentar un recurso para que el TJUE reconsidere su decisión de aceptar como eurodiputado a Junqueras, ya que no pueden ser reconocidos Junqueras, Pugdemont y Comín como eurodiputados porque la normativa electoral española establece que los electos sólo pueden recibir el acta tras acatar la Constitución. Esta claro que ni se leyeron la Sentencia del TJUE y, si lo hicieron, no han entendido nada de lo explicado anteriormente. Le aventuro poco recorrido a su recurso y, espero, que esto no aliente más su antieuropeísmo.
Si el Derecho europeo existe y, por ende, la actual Unión Europea es lo que es, no tiene otra causa que en las resoluciones judiciales del TJUE que han dotado al ordenamiento jurídico europeo de una autonomía diferenciada y superior al de los Estado smiembros. Y no son únicamente los tribunales españoles, sino también los del resto de los Estados miembros los que ven, como diariamente, el TJUE corrige sus interpretaciones. Este es el mecanismo común y normalizado de la convivencia de los diferentes ordenamientos jurídicos desde hace 69 años.
EL mayor error de nuestros Tribunales es el de obcecarse en defender el ordenamiento jurídico nacional sin entender que el TJUE va a extender, una y otra vez, la aplicación uniforme del Derecho Europeo. Pero claro, nuestros Tribunales lo único que hacen es aplicar e interpretar las leyes que han aprobado nuestros legisladores, es decir, políticos que no se leen las leyes europeas y, si lo hacen, no las desarrollan correctamente y ni tampoco corrigen las normas existentes. Porque si nuestras leyes siguieran el espíritu y la letra de la normativa europea muchos de los conflictos que los tribunales europeos “vergonzosamente” han corregido a nuestros tribunales se hubieran evitado. Al elevar cuestiones prejudiciales, lo que hacen nuestros Tribunales es seguir el mandato de los Tratados y, dejar en evidencia, en muchas ocasiones, la deficiencias de nuestra legislación.
A mí lo que me da vergüenza es tener unos legisladores que no tienen el nivel, ni la cultura para legislar, porque si lo hicieran bien, los conflictos que llenan nuestros tribunales de asuntos y conflictos masivos se verían drásticamente reducidos. A ver si llega la hora en que los políticos se miren más al ombligo, relajen más el verbo fácil y aprendan a asumir sus responsabilidades.
