Si analizamos el presente, se observa que el sector legal se encuentra inmerso en pleno proceso de innovación y modernización del negocio. Los despachos invierten en mejorar la experiencia de sus clientes, cada día surgen más aplicaciones tecnológicas para agilizar procesos en la justicia y los juristas están cada vez más implicados en el desarrollo de estas LegalTech. Sin embargo, si echamos la vista atrás, hace dos o tres años no era así. El sector legal parecía anclado en el pasado y poco preparado para dar el salto tecnológico. Así era al menos la visión de la mayoría, excepto la de unas pocas personas que ya veían que las herramientas informáticas iban a permitir a los juristas obtener enormes ventajas en su trabajo y mejorar la calidad de sus servicios.
Dos de estas personas fueron María Jesús González-Espejo y Laura Fauqueur, socias cofundadoras del Instituto de Innovación Legal, proyecto que ha cumplido recientemente dos años desde su fundación y que ha sido de gran ayuda para impulsar el desarrollo de las LegalTech en el sector legal.
¿Cómo surgió la idea de fundar el Instituto de Innovación Legal y qué futuro le veíais?
hackathon hackthejustice |
MJ: El Instituto de Innovación Legal surge cuando, desde mi consultora Emprendelaw, impulsamos y llevamos a cabo por primera vez el Hackathon bautizado como JustiApps, con el que pretendíamos desarrollar aplicaciones que mejorasen la Justicia y fomentasen su acercamiento a la ciudadanía. Casualidades de la vida, una de las participantes del mismo fue la que ahora es mi socia, Laura Fauqueur, que al finalizar el concurso se me acercó para comentar lo interesante que había sido y plantearme la posibilidad de colaborar en la organización de una segunda edición. A partir de ahí empezamos a hablar y nos dimos cuenta de que compartíamos la misma visión sobre el sector legal y de los muchos proyectos que podíamos llevar a cabo juntas. Fue entonces cuando decidimos constituir el Instituto de Innovación Legal.
LF: Así es. ¡El azar hace bien las cosas, como decimos en mi país! Mientras que yo, junto con mi compañero Guillermo Pérez, me dedicaba a reunir la incipiente comunidad Legaltech para consolidar el capítulo madrileño de los Legal Hackers que habíamos lanzado un tiempo atrás, María Jesús había creado la comunidad de los Legal Techers, con propósitos muy afines a los nuestros. Y cómo no, cuando vi que organizaba un hackathon, ¡me apunté sin dudarlo! Me encantó, y rápidamente nos dimos cuenta de que, aparte de compartir la opinión de que el sector legal, a pesar de tener que cubrir muchísimas necesidades de los ciudadanos y de sus profesionales (tanto desde el punto de vista del sector público como desde el privado), en algunos casos no terminaba de cumplir con su cometido, y en otros sí lo hacía, pero de una forma muy mejorable. Los procesos eran lentos y complejos, y a los profesionales del derecho les costaba mucho mantenerse a la misma velocidad que la que movía la sociedad en su conjunto. Por eso, sabíamos que éstos necesitaban de herramientas para agilizar su trabajo, mejorarlo, captar clientes, atenderles mejor, etc.
¿Qué tipo de actividades habéis llevado a cabo para fomentar el desarrollo de tecnología en el sector legal?
LF: Desde el principio hemos tenido claro que la clave de la transformación digital del sector legal pasaba por el cambio de mentalidad y la formación de los propios juristas. Por ello, nuestro esfuerzo se ha centrado principalmente en difundir información útil, en formarles y en organizar actividades que les permitan adquirir habilidades necesarias para innovar y aprovechar todas las ventajas que la tecnología ofrece. ¿Quién conoce mejor las necesidades de los juristas para desarrollar su trabajo y satisfacer a sus clientes? Evidentemente, los propios juristas. No hablamos de que aprendan a desarrollar sus propias aplicaciones, aunque cada vez hay más abogados que están aprendiendo a programar, sino de que sean capaces de definir correctamente los requerimientos de la tecnología que necesitan, de dirigir proyectos, y de utilizar todas las funcionalidades que tiene la tecnología que adquieren. También hemos puesto mucho énfasis en lograr que los juristas trabajen con otros profesionales y aprendan de ellos. La multidisciplinariedad de los equipos siempre nos ha parecido clave. Por ejemplo, para que una LegalTech tenga éxito, es vital la colaboración entre desarrolladores y juristas.
MJ: En estos dos años hemos hecho de todo para conseguir nuestro objetivo. Hemos impartido charlas en despachos, en colegios de abogados, en universidades, hemos organizado encuentros entre profesionales y juristas, hemos impartido formación a medida, hemos organizado otro Hackathon del que surgieron aplicaciones muy interesantes, hemos desarrollado nuestra propia LegalTech, somos pioneras en la introducción del Legal Design Thinking en España. Además estamos asesorando a las asesorías internas, despachos y universidades más pioneras a ser realmente innovadores y aprovechar la tecnología. Todo ello ha supuesto un esfuerzo enorme, pero estamos muy orgullosas ya que estamos convencidas de haber logrado algo que hace dos años parecía impensable. El sector legal ha dejado de mirarse al ombligo y ahora mismo es uno de los sectores que más crecen en innovación. Queremos convertirlo en un referente.
Como startup, ¿los inicios son duros? ¿Cómo os veis posicionadas actualmente?
Debate innotech |
MJ: Es lo más difícil. Siempre explico que darse a conocer y crear una marca es como quien tira una pequeña bola de nieve desde lo alto de la montaña. Al principio, hay que mimarla, empujarla y hacerla rodar. Una vez coge forma y volumen, la bola ya rueda sola y cada vez más y más fuerte. Es exactamente lo que hemos vivido en estos dos años. Buscar financiación, patrocinadores, clientes, localizaciones para eventos, media partners, etc. siempre es difícil. En nuestro caso teníamos la ventaja de que tanto Laura como yo somos personas conocidas en el sector, sin embargo, el reto ha sido ser las primeras en vender servicios relacionados con la innovación y la tecnología cuando aún el mercado
LF: Es verdad que ahora nos llaman más de lo que nosotras descolgamos el teléfono, pero no olvidamos de dónde venimos. Pretender saber de innovación te obliga a estar constantemente alerta ante nuevas oportunidades, nuevos retos, nuevas corrientes, etc. Te fuerza a pensar siempre en cómo las cosas se podrían hacer de otra forma y si así estarían mejor. En suma, todo tu ser está en proceso de mejora continua permanente. Además, todo está yendo tan rápido que no sabemos dónde estaremos dentro de 5 años. Aunque sí tenemos claro por dónde avanzar a corto plazo: Legal Design, apertura de datos, interoperabilidad, Blockchain, Inteligencia Artificial, etc.está inmaduro. Hoy, el sector ya es consciente de la necesidad de subirse al carro de la transformación digital y nosotras, gozamos del reconocimiento de haber sido pioneras.
María Jesús es miembro de la Junta Directiva de la European Legal Tech Association (ELTA) y Laura Fauqueur es su embajadora en España. ¿Cómo es trabajar con profesionales de otros países, que quizás estén más avanzados en sus LegalTech, y de qué manera afecta a nuestro desarrollo el trabajo de la asociación en España?
Debate innotech |
LF: Al contrario de lo que se pueda pensar, España no está tan retrasada en materia LegalTech respecto a países como Francia, Alemania, etc. Sin embargo, sí es cierto que aquí especialmente faltan datos abiertos, madurez y un mayor control de riesgos. Pero es normal, llevamos poco tiempo introduciendo la tecnología y este es un sector con muchas peculiaridades. Así lo vemos en ELTA, asociación en la que trabajamos junto a profesionales de toda Europa, con los que obviamente es un placer compartir experiencias. Aprendemos mucho los unos de los otros, y nos damos cuenta de que la problemática con la que nos encontramos es a menudo compartida por los demás.
MJ: Entrar en ELTA ha supuesto darle mucha fuerza y veracidad a nuestro mensaje. Hemos organizado dos eventos en España con la asociación y la presencia de representantes europeos, que dieron a conocer el éxito de los usos de la LegalTech en sus países y el protagonismo que han tenido los juristas en su desarrollo, ha concienciado todavía más a nuestros profesionales. Además, también hemos tenido participación como representantes en el extranjero y ha sido un excelente canal para dar a conocer la situación de nuestro país, saber en qué se está trabajando y expandir nuestra labor.
Como impulsoras de la LegalTech, tengo entendido que desarrollasteis vuestra propia tecnología. ¿Nos explicaríais en qué consiste?
MJ: Ha sido uno de los proyectos en los que más tiempo, esfuerzo y cariño hemos dedicado. Como impulsoras de la LegalTech, veíamos importante predicar con el ejemplo y nos lanzamos a por ello. ConflictMapp es una herramienta que da solución a ciudadanos, empresas, juristas... Con ella, cualquier persona puede obtener una foto inmediata de los aspectos clave de un conflicto e identificar qué elementos pueden permitir la mejor solución. Todo ello con un simple formulario que se rellena en 10 minutos de forma intuitiva y visual.
LF: El conflicto está presente en la vida de las personas y con ConflictMapp estamos seguras de que hemos logrado una solución para muchas de ellas. Las empresas pueden usarlo para resolver problemas entre empleados, los juristas pueden utilizar su formulario para entender mejor el conflicto del cliente y a los ciudadanos les ayuda a comprender qué es lo que está mal con las personas de su alrededor. Todo ello en tres pasos: darse de alta, rellenar el formulario y enviarlo. Finalmente, los usuarios reciben los resultados en su propio correo electrónico en un pdf descargable.
El sector legal ha cambiado su mentalidad. Sin embargo, la tecnología avanza rápido y es muy cambiante. ¿Hacia dónde deben dirigirse los juristas los próximos años?
LF: Los juristas deben dirigirse hacia donde siempre lo han hecho: sus clientes. El éxito de un negocio radica en la experiencia de usuario y ello implica que el jurista no enfoque sus labores sólo a sus conocimientos técnicos y jurídicos, sino que tenga también cercanía con el cliente, sepa detectar sus necesidades e inquietudes y ofrecerle soluciones. La tecnología les será muy útil, pues les dotará de rapidez en el servicio, organización, eficiencia, seguridad, etc. Sin embargo, deberán decidir si quieren ser los propietarios de su LegalTech o utilizar la de terceros.
MJ: La clave de todo está en lograr la confianza del cliente. Para ello la comunicación y un buen servicio es vital. Una de las cuentas pendientes de juristas y despachos siempre ha sido hacerse entender con sus clientes. Por ello, la formación seguirá siendo vital para los juristas así como la inversión en las tecnologías en las que pueden apoyarse.
¿Qué proyectos tenéis para 2018 y 2019?
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MJ: En línea con la pregunta anterior, estamos convencidas de que disciplinas como el Legal Design Thinking pueden suponer un salto cualitativo para despachos y juristas. Ya hemos organizado programas como el Legal Design Challenge que han sido todo un éxito y varios despachos de renombre y asesorías internas de empresa nos contactan para ofrecer formación InCompany en esta disciplina. Además, tenemos otros proyectos en marcha, de los que todavía no podemos anunciar nada, que aportarán soluciones a muchos colectivos del sector público y privado.
LF: la formación y la consultoría están en el ADN del Instituto de Innovación Legal y en este sentido no vamos a cambiar. Tampoco vamos a descuidar el enfoque internacional que nos caracteriza desde que nacimos, pues la internacionalización de la Legaltech empieza a estar encima de la mesa de muchas startups, de aquí y de allá... También estamos impulsando las primeras comunidades de Influencers LegalTech y de Expertos en Legal Design, canales desde los que cualquier usuario podrá informarse de los avances en ambas materias, y desarrollamos una comunidad internacional #LatamLegalTech desde dónde promovemos los proyectos LegalTech de las startups que necesiten nuestra ayuda.
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