En una entrevista exclusiva para Law&Trends, dialogamos con el abogado argentino Guillermo Chas acerca de cómo los ciberdelincuentes que operan con criptoactivos se han convertido en aliados de organizaciones criminales transnacionales a la hora de blanquear capitales.
"El lavado de dinero es un delito que consiste en darle apariencia legal a fondos que fueron obtenidos ilícitamente, es decir, que tuvieron su origen en actividades ilegales. El proceso tiene por finalidad ocultar el origen de fondos que tienen su raíz en otros delitos, denominados precedentes porque son cometidos con anterioridad, con el propósito de que el rédito obtenido de esa actividad criminal pueda ser utilizado posteriormente, mediante su introducción en los circuitos formales" introduce Guillermo Chas, quien realizó una Maestría en Administración de Justicia en la Universidad de Roma y se especializa en Derecho Penal, Justicia Internacional y Delitos Complejos.
"El término lavado de dinero fue acuñado en los años 20 cuando los miembros de las organizaciones mafiosas italianas utilizaban comercios del rubro de lavandería como pantalla para blanquear los ingresos que, en verdad, obtenían a través de distintos negocios espurios. Con el paso de las décadas y el advenimiento de nuevas tecnologías, así como la lucha contra el lavado de activos se sofisticó, los mecanismos utilizados por los lavadores también lo hicieron" afirma Chas, quien actualmente se desempeña en la justicia federal en lo penal de Argentina, fuero que tiene competencia en la investigación de este tipo de crímenes.
Los altos niveles de anonimidad que brinda el uso de la tecnología blockchain son un gran aliado para quienes se dedican al lavado de dinero. Y, a ello, se suma el uso de herramientas específicas, denominadas mixers o mezcladores, que, como explica Chas, "son servicios que, como su nombre lo indica, se utilizan para mezclar las criptomonedas de diferentes usuarios, intercambiándolas a través de distintas direcciones antes de devolverlas a su propietario original, lo que genera grandes dificultades si se pretende determinar su verdadero origen."
De acuerdo al especialista, "no se puede ignorar que, toda vez que las criptomonedas están desreguladas y no se encuentran sometidas a autoridades gubernamentales, su utilización brinda altos niveles de anonimato que, si bien pueden ser más que interesantes para quienes deseen resguardar lícitamente su privacidad, también son atractivas para quienes desean evadir los controles y mecanismos establecidos para la prevención del lavado de activos y el financiamiento del terrorismo."
A diferencia de lo que ocurre con las transacciones del circuito financiero transnacional, "las operaciones con criptomonedas permiten realizar grandes movimientos de dinero sin que salten las alarmas que poseen las instituciones públicas y privadas tanto para detectar como para rastrear operaciones sospechosas" sostiene Guillermo Chas.
El letrado también explica que, "al menos de momento, no todas las jurisdicciones se encuentran lo suficientemente preparadas para afrontar investigaciones relacionadas con este tipo de actividades que involucran a criptomonedas y servicios de mezclado, de modo tal que los criminales que operan de esta forma se ven beneficiados con una alta chance de permanecer impunes."
Para Chas, "la principal preocupación por este escenario recae sobre los Estados, que son, en definitiva las víctimas del lavado como delito que afecta al orden económico y financiero, pero no puede soslayarse que las consecuencias del lavado de activos también afecta, aunque de manera más mediata, a la sociedad en su conjunto. No solo porque los fondos provienen de actividades ilícitas que obviamente se cobraron víctimas, sino también porque esos mismos recursos son muchas veces utilizados para financiar otro tipo de ilícitos."
Como ocurre con otras formas más tradicionales de lavado, "una de las claves para combatir estas operatorias radica en duplicar los esfuerzos para combatir los delitos precedentes a través de los cuales se obtienen los activos que, luego, son blanqueados con el auxilio de las herramientas tecnológicas" precisa el abogado, que recientemente obtuvo una beca para realizar una especialización con orientación en Justicia Penal y Delitos Complejos dictada por la Universidad de Bolonia.
"En ese sentido, es más probable que las fuerzas de seguridad y la justicia logren desbaratar a una organización criminal que se dedica a realizar estafas a través de internet o a la comercialización de drogas o armas a través de los mercados de la dark web, que de desenmascararla a través de una investigación centrada en desandar el flujo del dinero obtenido por la comisión de esos delitos que es blanqueado a través de este tipo de maniobras de criptolavado. Y lo mismo ocurre con quienes cometen delitos offline y luego contratan el servicio de lavado con criptomonedas, otra modalidad que también ha sido detectada." concluye Chas.
Nuestro entrevistado de hoy puede ser contactado a través de su perfil público de MyPublicInbox o en LinkedIn.
No hay comentarios.