La idea de que las empresas pueden participar como patrocinadores de grandes eventos culturales y de entretenimiento sin incurrir en costes netos reales ha ido ganando fuerza en los últimos años. Pero ¿es esto realmente posible o simplemente un mito? La respuesta reside en un enfoque estratégico que combina beneficios fiscales y patrocinios bien diseñados.
Festivales: un escaparate para las marcas en la nueva era del marketing
El panorama cultural en España está en pleno auge: actualmente existen más de 900 festivales de música repartidos por todo el territorio. Estos eventos se han convertido en uno de los puntos de encuentro más relevantes para las marcas que buscan conectar con su público de manera auténtica y efectiva.
En un mundo saturado de publicidad, los departamentos de marketing necesitan innovar para destacar. Los festivales ofrecen un entorno único, donde las marcas pueden asociarse a experiencias positivas y momentos de felicidad. Esto ha llevado a que sectores más allá de las clásicas bebidas espirituosas o automóviles, como tecnología, moda o incluso banca, apuesten por patrocinar eventos culturales.
Beneficios fiscales: un aliado clave para las empresas
Uno de los pilares que hace posible este fenómeno es el marco de incentivos fiscales recogidos en la Ley del Impuesto de Sociedades (LIS). En concreto, existen dos artículos clave que interactúan en este ámbito:
- Artículo 36.3 de la LIS, que fomenta los espectáculos en vivo (como música, teatro o danza), permite a los promotores culturales generar una deducción fiscal del 20% sobre los costes directos de sus espectáculos.
- Artículo 39.7 de la LIS, que regula la posibilidad de monetizar estas deducciones fiscales. Los promotores pueden traspasar el derecho a la deducción a empresas o autónomos a cambio de financiación líquida. Esta operación, avalada por la Agencia Tributaria, se formaliza mediante contratos de financiación o acuerdos de inversión, garantizando tanto la seguridad jurídica como la rentabilidad.
Por ejemplo, una empresa que aporta 50.000 € a un proyecto cultural auditado obtiene una deducción fiscal de 60.000 €, logrando así un 20% de rentabilidad garantizada en un plazo que oscila entre los 6 y 12 meses. Este mecanismo convierte las inversiones en cultura en una herramienta fiscal muy atractiva, no solo para cumplir con obligaciones tributarias, sino también para obtener beneficios económicos.
Gracias a herramientas fiscales como esta, el patrocinio cultural se está democratizando, permitiendo que cada vez más pymes incorporen el sector del entretenimiento en sus estrategias de marketing. En FAM Cultura, hemos impulsado esta transformación, facilitando a empresas de todos los tamaños el acceso a proyectos culturales auditados y ayudándolas a optimizar su fiscalidad mientras conectan con su público objetivo de manera efectiva.
Patrocinio e incentivos fiscales: una combinación ganadora
La conexión entre deducciones fiscales y patrocinios culturales ha abierto una nueva estrategia para las empresas. Una marca que aprovecha el 39.7 LIS para reducir su carga fiscal puede reinvertir el beneficio obtenido en acciones de patrocinio, maximizando así el retorno de su inversión.
Siguiendo el ejemplo anterior: una empresa que invierte 50.000 € y obtiene una deducción de 60.000 €, genera un beneficio de 10.000 € en la operación. Este beneficio puede, de manera opcional, destinarse a acciones de patrocinio dentro de un festival, como:
- Experiencias VIP para clientes o empleados.
- Stands de marca para interactuar con el público.
- Activaciones de producto, como entregas de muestras o presentaciones.
- Presencia visual en escenarios y materiales promocionales del evento.
De este modo, las marcas no solo reducen su carga fiscal, sino que también refuerzan su posicionamiento frente a miles de asistentes, asociándose a un conjunto de emociones positivas.
Cómo hacerlo realidad
En FAM Cultura, la plataforma de Grupo Carrillo, lideramos la intermediación entre proyectos culturales auditados y empresas que buscan aminorar su carga fiscal. Nuestro equipo no solo asesora a las empresas en la optimización de incentivos fiscales, sino que también las conecta con proyectos culturales alineados con sus objetivos estratégicos de marketing.