En España se permite fumar en el coche, pero se prevé que, por poco tiempo, ya que el Gobierno de España está estudiando prohibirlo, al ser una gran amenaza para nuestra salud. Recientemente la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, ha expresado la intención de aplicar “muchas medidas” para combatir el tabaco.

El cáncer de pulmón es una de las principales causas de mortalidad en el mundo, así que políticos de nuestro país han considerado que es importante seguir apostando por “espacios sin humo”. Esta vez la normativa se podría extender también a los coches privados. De hecho, la ministra ha reconocido que se está considerando dentro del plan para combatir el tabaquismo.

El Grupo Español de Cáncer de Pulmón y la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), entre otros, están reivindicando esta prohibición de fumar en los coches privados. Ya hay algunos países, como Inglaterra, Francia o Chipre en los que se ha prohibido fumar en el vehículo si se viaja con menores de edad o con embarazadas.

Miriam Montero, abogada de ARAG, explica que en nuestra regulación no está prohibido fumar al volante. Aun así, el Reglamento de circulación establece que “el conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía”.  Con base a esto, se puede considerar una causa de distracción actos como encender un cigarrillo, apagarlo o sostenerlo mientras conducimos. Los agentes de tráfico podrían interpretarlo como una distracción que puede poner en peligro al resto de los usuarios de la vía y les podrían sancionar por ello.

Lo que sí prohíbe la ley es arrojar a la vía o en sus inmediaciones una colilla. Conlleva una sanción grave que podría acarrear unos 200 euros de multa y la retirada de 4 puntos. Cada vez se está luchando más por poder respirar aire sin humo y para combatir este vicio que cada año mata a más de 7 millones de personas, según la OMS.