Un total de 25 magistrados de juzgados de lo Mercantil, audiencias provinciales y del Tribunal Supremo analizarán en Burgos los efectos de la nueva Ley Concursal, que temen que colapsen los juzgados en los próximos meses. Esta legislación, que reforma la anterior, reserva la actuación de los administradores concursales, que sirven de guía en todo el proceso, únicamente a los concursos de las empresas de más de diez empleados. Así, contempla que en el caso de las insolvencias de micropymes __el 95,7% de las sociedades españolas__ no sea necesaria la figura del administrador concursal y traslada al propio deudor la compleja tarea de realizar la gestión directamente ante el juzgado a través de formularios online. Importantes juristas debatirán sobre las consecuencias de esta reforma en el Congreso sobre Reestructuración e Insolvencia de Burgos, organizado por la empresa especializada en liquidaciones concursales Trademat, los días 31 de marzo y 1 de abril.
Los concursos de acreedores ya experimentaron una subida en 2021 y los expertos esperan una avalancha de solicitudes en los próximos meses ante la coyuntura económica actual teñida por la subida de los precios de la luz y los carburantes, la devolución de los créditos ICO, la conclusión de la prórroga de los ERTE, y la finalización de la moratoria que exime a los deudores en estado de insolvencia de solicitar la declaración de concurso hasta finales de junio. “Es la tormenta perfecta para disparar los concursos de acreedores, que se presentarán todos a la vez poco antes de que termine la moratoria”, explica el director y cofundador de Subastas Trademat, Luis María Arnaiz, que añade: “Los concursos han subido mucho durante el último año, pero van a crecer aún más porque las empresas están ahogadas con la subida de los suministros y se enfrentan a la devolución de los créditos que solicitaron con la pandemia”.
Comercio, construcción e industria manufacturera, los más afectados
Los concursos de acreedores en España aumentaron un 12% en el año 2021 con respecto al año anterior, con un total de 9.748 sociedades acogidas, según los últimos datos del Colegio de Registradores de España, publicados en febrero. El sector más afectado fue el del comercio, que representa un 23,9% de las compañías que pasan por este proceso. La construcción (16,5%) y la industria manufacturera (13%) son el resto de sectores que destacan por el número de empresas que entran en concurso de acreedores. Por otra parte, los negocios más afectados han sido las pequeñas pymes, ya que el 54,3% de las empresas concursadas tiene menos de seis asalariados y el 24% de ellas son unipersonales.
Los expertos temen que, al fin de la moratoria para presentar solicitudes concursales generadas anteriormente, se sumen en los próximos meses las nuevas situaciones de insolvencia que está provocando el marco económico actual. Dos variables que, aseguran, colapsarán los ya saturados juzgados mercantiles y retrasarán aún más la resolución de los procedimientos. “Si se dilatan los plazos, se retrasa la obtención de liquidez para afrontar los pagos de los acreedores, que terminarán por enfrentarse también a situaciones económicas complicadas. Por no hablar de los trabajadores, que al final son quienes más sufren los efectos del cierre de empresas”, subraya Arnaiz.
Vender para reinventarse
El importante aumento de concursos de acreedores en los últimos meses ha repercutido en un incremento del trabajo de las compañías especializadas en subastas online, que han acercado los activos de estas empresas en liquidación a los particulares, un proceso que permite darles salida de una manera más rápida y obteniendo mayor rentabilidad, según explica Arnaiz.
Las subastas online se han convertido en una nueva herramienta para liquidaciones rápidas, seguras y transparentes, lo que en ocasiones desemboca en un reflote de empresas. Una parte de las sociedades que entra en concurso de acreedores no se disuelve y mantiene su actividad económica, un logro que según Arnaiz obedece a la rapidez y la globalización de este sistema: cualquiera puede pujar desde cualquier lugar del mundo. “Lo importante es conseguir obtener la mayor cantidad de dinero por algunos bienes que en determinado momento son prescindibles para poder pagar a empleados y acreedores. A veces hay que tener la sangre fría y vender para reinventarse”, explica el director de esta compañía especializada en subastas.
Los activos que mejor acogida tienen entre los compradores son los inmobiliarios, que abarcan desde viviendas, garajes y trasteros hasta locales comerciales y grandes naves industriales, así como vehículos de todo tipo. Son bienes que forman parte del patrimonio de las empresas hasta que son sacados a subasta en los procesos de liquidación de activos.
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