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  • Abordar las claves del éxito en una intervención, saber cómo retener la atención del público o cómo seducirlo, fueron algunas de las claves del taller sobre oratoria y persuasión aplicado al mundo jurídico

Sergio Melero, abogado y formador en Oratoria y Persuasión, comenzó la jornada con tres consejos básicos para construir una oratoria eficaz: dominar a la perfección la materia sobre la que se va a hablar, pero sin querer contarlo todo para evitar ser monótono; practicar para perfeccionar nuestras habilidades de expresión y comunicación; y ser autocríticos y obtener feedback, con la finalidad de asumir errores, aceptar nuestros defectos y de enfrentarnos a ellos adoptando nuevas estrategias comunicativas. Para ello es importante que las críticas provengan de terceras personas o a través de la grabación de las mismas.

En cuanto a las técnicas que existen para persuadir en un proceso, Melero destacó la claridad en los escritos procesales (con párrafos claros, diferenciados y con estructura definida, sin faltas tipográficas ni ortográficas y con un interlineado de, al menos, 1,5 puntos), pues son el primer contacto con el Juez o Magistrado. También citó la concisión, la habilidad de ser capaces de decir todo lo importante sin andarnos por las ramas; y dominar el lenguaje no verbal.

Entre las claves de un discurso para que cale en el público, también destacó cuatro puntos fundamentales. El primero es la brevedad, para lo que aseguró que “el público siempre debe quedarse con esa sensación de que te podría haber estado escuchando durante horas”. La segunda es el mensaje, “hay que transmitir ideas-fuerza y bajo ellas deben identificarse valores que deben ir acompañados de eslóganes o titulares que puedan sintetizar el mensaje”. Como ejemplos puso el “I have a dream”, de Martin Luther King, o en el “Yes we can”, de Barack Obama, de los que destacó que “no recordamos con exactitud las palabras de sus discursos, pero todos podemos identificar las ideas y valores a los que hacían referencia”.

La tercera clave es la originalidad, que exige plantear la intervención de una manera distinta a como lo hacen la mayoría de ponentes, sin miedo a plantear ideas novedosas o a contarlas de una manera que no sea la habitual. Y, la cuarta, la conexión con el público, para lo que hay que conseguir su participación en la ponencia, utilizando el recurso del humor cuando la ocasión lo permita e introduciendo experiencias propias que permitan que el público se identifique contigo.

El último punto del taller trató sobre cómo conseguir retener la atención del público en una intervención. Para ello, recomendó no desaprovechar la oportunidad de un buen comienzo, usando exordios (elementos retóricos o ejemplos para atraer la atención) y, una vez captada, comenzar la presentación. También es aconsejable usar los elementos audiovisuales (diapositivas, imágenes, vídeos y sonido), ya que permite introducir nuevos emisores en el discurso, permitiendo que el público no solo escuche al ponente, sino a otras fuentes.

En tercer lugar, afirmó que se debe comunicar la estructura del discurso, con un breve resumen de las partes en las que ésta consiste para dar la posibilidad a los que se hayan distraído de reenganche de nuevo.

Por último, como consejo final, Melero concluyó que “debemos traer a colación de nuevo, por su extrema importancia, la necesidad de ser conciso y breve, sin repetir ideas y sin andarse por las ramas, ciñéndose al tema fundamental del discurso o la ponencia. Si hacemos uso de anécdotas, es porque éstas son parte fundamental y material de apoyo necesario para que nuestro discurso sea persuasivo y eficaz, y no porque nos hemos ido por las ramas”.




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