Carpeta de justicia

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Publiqué, hace unos días, una vivencia sobre el riesgo a sufrir una agresión física en el ejercicio de la abogacía a raíz de lo que un compañero riojano me contó, por privado, una historia que le había ocurrido a él en persona. Prometí referenciarla en estas crónicas de andar por casa . Y luego, contaré otra mía, que también va de agresión, pero esta vez, con buena intención. 

Trato, primero, de sintetizar la historia de mi compañero. Se trata de un cliente suyo, personaje parece que de muy mal talante que tenía un juicio de Incapacidad. El fino olfato del colega, le llevó a advertir al entonces Secretario Judicial acerca de un posible altercado en el acto de la vista. El LAJ le hizo caso y avisó a la Guardia Civil que envió unos efectivos a estar por allí de paisano. Y la intuición no falló. Estaba el letrado del INSS diciendo aquello de que el actor está más sano que una manzana, cuando el cliente, salió corriendo hacia el compañero defensor de la cosa pública gritándole e insultándole. El colega salió, a su vez, despavorido del estrado aunque no pudo evitar que el cliente mala gente, se hiciese con un pedazo de su toga. El Secretario Judicial intentó liberar al letrado del INSS tratando conseguir que el cliente le soltase. Llegaron seguidamente los de la Benemérita y redujeron al personaje en cuestión, levantándole en volandas, mientras lo que hoy es el Auxilio Judicial, sujetaba al elemento por los pies. Finalmente entraron otros dos agentes del orden y consiguieron llevarse al personaje a Comisaría. Mi compañero cuenta que el cliente perdió el juicio por resultar acreditado su magnífico estado de salud al evidenciarse su fortaleza física en el curso de la reyerta.

Y voy ahora por la de la agresión con buena intención. También de trasfondo hay un juicio de incapacidad en el que mi clienta era la actora. Se trataba de una mujer entrada en años y sobre todo en carnes, pero que estaba fastidiada de verdad. Habíamos pedido la Absoluta. Al entrar en Sala, el compañero del INSS me dice que van a hacer oposición formal, una buena costumbre que se ha perdido en la actualidad. Mi clienta empieza a mostrarse nerviosa y algo perturbada, y el Juez, con ánimo de tranquilizarla, le dice: “Mire señora, vamos a estimar su demanda”. La mujer no lo acababa de entender hasta que SSª le dijo: “que ha ganado Vd. el juicio". Aún no había terminado la frase, cuando la buena señora echó a correr hacia el estrado, saltó literalmente sobre la mesa del Juez y se lanzó a abrazarlo intentando besuquearlo de la forma esta que tienen estas mujeres entradas en años y en carnes. SSª temiendo por su integridad, intentaba sacarse de encima a la mujer amablemente, pero visiblemente asustado. Como pude, hice bajar a la Sra. del estrado quien nada más tocar tierra, echó una nueva carrera en dirección al letrado del INSS, con intención de repetir la escena. Esta vez la vimos venir y entre todos, conseguimos evitarlo.

En este caso, SSª, a pesar del altercado, le dio la Absoluta.




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