El tribunal rechaza reconocer el derecho del hombre a usar la totalidad de la casa en la que se ha quedado residiendo la madre de su ex pareja a pesar de que ésta y el hijo menor común del matrimonio se hayan trasladado a vivir a otro inmueble. El acuerdo de divorcio incluía una cláusula que prohibía que nuevas parejas convivieran en dicha vivienda.
Cuando la pareja se divorció hace 10 años, la pareja optó por una solución poco usual para repartir la vivienda que compartían. Debido a las grandes dimensiones de la casa, en lugar de que uno de ellos se mudara y adquiriera un nuevo hogar, se decidió dividirla en dos partes. El hombre se quedó con la más pequeña mientras que la mujer ocupó una zona más amplia que comprendía más habitaciones. Además, el acuerdo otorgó el uso vitalicio de la casa a la abuela materna en esa parte más grande de la casa.
Según Andrés Buades de Armenteras, que ha hecho posible el fallo, la ley defiende principalmente a la persona que más lo necesita, que en este caso es la madre de la exesposa. “Con este fallo de la audiencia provincial se protege a quien no ha sido parte en el proceso, la madre que tiene movilidad reducida y que además había regalado la vivienda a los esposos”.
La sentencia de primera instancia fue recurrida por el ex marido. Sin embargo, el recurso ha sido desestimado por la Audiencia Provincial. Según la sentencia, el hombre no ha justificado qué circunstancias hacen que deba primar su interés por encima del de su exmujer, quien también es copropietaria al 50% de la vivienda familiar.
El letrado explica que “se ha aplicado el artículo 7 del Código Civil, que preceptúa que el ejercicio de los derechos se hará siempre conforme a las exigencias de la buena fe”, indica.
Buades ya adelanta que van apelar para que el hombre abandone la vivienda, porque ahora es el marido el que no cumple con lo acordado. “Pese a haber contraído nuevas nupcias, sigue residiendo en la vivienda con su nueva esposa”.
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