En conflictos de pareja, la mediación puede contribuir a resolver disputas y a construir relaciones saludables. La intervención de un mediador ayuda en las negociaciones, lo que permite que la separación o divorcio se resuelva con menos tensiones tanto para los cónyuges como para los hijos.
Cuando los integrantes de una pareja sostienen una relación conflictiva, suele ocurrir que cada uno se encierra en su posición y no admite otra opinión que la suya propia. La mediación permitirá a cada parte comprender mejor la perspectiva del otro y analizar las razones por las que existen las diferencias.
Si la mediación funciona en la pareja, se promoverá una comunicación focalizada en la necesidad y conveniencia de encontrar soluciones en lugar de centrarse en contradecir al otro. Con esta actitud, la pareja afrontará los conflictos y será capaz de construir acuerdos.
Contar con el acompañamiento de un abogado especialista en familia durante el proceso de mediación garantizará el respeto de los derechos de las personas. El profesional ofrecerá asesoramiento a sus clientes antes, durante y después del proceso. Les explicará las implicaciones legales de las decisiones que puedan tomar durante la mediación.
¿Cómo se cumple el proceso de mediación cuando existen conflictos de pareja?
Generalmente es el juez o el abogado que asesora a la pareja quienes sugieren una fase de mediación para intentar acuerdos sobre aspectos que generan conflictos.
Para que la mediación sea posible es necesario que ambas personas la acepten voluntariamente. Esta es una condición de base para que existan posibilidades de éxito. Si una de las partes acepta a participar del proceso porque se siente obligada, es poco probable que la mediación resulte.
El proceso se cumple en dos fases.
Sesión inicial individual
Es la instancia de preparación individual para participar de la mediación. El mediador se reúne con cada cónyuge por separado para explicar el proceso. Se establecen expectativas y se aclara el principio de confidencialidad. Es una fase en la que se aclaran las dudas de las partes.
Acuerdo de mediación
En algunas ocasiones se firma un acuerdo de mediación, en el que se establecen las reglas básicas del proceso. Principios esenciales son la confidencialidad y la voluntariedad de participación.
Identificación de puntos de acuerdo y de conflictos
En esta etapa, las partes manifiestan sus preocupaciones, puntos de vista y objetivos. La intervención del mediador ayudará a identificar los problemas para que puedan abordarse. Al mismo tiempo, cada parte definirá sus intereses subyacentes. Es una fase de definición de términos y de puntos concretos que esperan resolución.
Opciones y negociación
El mediador conducirá a la pareja a proponer opciones para resolver los conflictos identificados. Con la discusión de estas opciones se abrirá el camino para la negociación. Se promoverá la comunicación efectiva que permita superar los desacuerdos y conseguir las resoluciones.
Acuerdo y convenio
A medida que las partes van alcanzando acuerdos sobre los puntos en conflicto, el mediador ayudará a redactar el acuerdo. Es importante que las resoluciones acordadas estén redactadas y escritas, y que las dos partes estén conformes con lo que en esa redacción se expresa.
Cierre del proceso
El proceso de mediación se cierra con la implementación exitosa de los acuerdos. El mediador suele realizar un seguimiento para asegurarse de que las dos partes estén cumpliendo con lo acordado y que los conflictos se hayan resuelto completamente. Si identifica puntos complejos, podrá volver a intervenir.
La mediación es un proceso flexible que se conformará de acuerdo con las necesidades y circunstancias de cada pareja.Es importante aclarar que el proceso de mediación puede interrumpirse en cualquier momento si una de las partes decide retirarse y no continuar.
Beneficios de la mediación en un divorcio conflictivo
La mediación es beneficiosa durante un proceso de separación o divorcio en el que los conflictos entre los cónyuges evitan acuerdos y generan incomunicación.
Los beneficios más significativos de establecer procesos de mediación son los siguientes:
Equilibrio en la relación de la pareja
La mediación favorece el mantenimiento de una relación equilibrada en la pareja, a partir de la escucha y de la reflexión desde la perspectiva de la otra parte. Durante el proceso, el mediador procurará que cada cónyuge actúe con empatía y entienda la perspectiva del otro. Este es un aspecto muy importante para el éxito del proceso.
Enfoque activo y colaborativo
Se promueve un rol activo en los miembros de la pareja. En el proceso de mediación los cónyuges asumen la responsabilidad de la resolución de sus conflictos. A medida que el proceso avanza, se liberan de las culpas y de la actitud defensiva y de temor que lleva a estancarse en una postura sin atender a la del otro.
Menos estrés emocional en toda la familia.
Se reduce la confrontación y la hostilidad y se minimiza el impacto emocional y psicológico del divorcio en los hijos.
Menos procedimientos judiciales
La mediación muchas veces evita la apertura de procedimientos judiciales de carácter contencioso. También es una herramienta que se usa para poner fin a procesos ya iniciados y reduce las consecuencias negativas
Ahorro de tiempo y de dinero
Reduce los costes económicos y de tiempo en la resolución de los conflictos. La mediación suele llevar unas pocas semanas en las que, si todo va bien, se logran los acuerdos. Es más rápida que un proceso judicial.
Empoderamiento de las partes
Mientras que las medidas dispuestas en una sentencia judicial se deben cumplir por obligación, las resoluciones surgidas en un proceso de mediación no son impuestas sino acordadas. Esto hace que se evite el deterioro de las relaciones de la pareja y los incumplimientos, ya que las resoluciones serán más flexibles y personalizadas. Las partes tendrán asumido que fueron medidas acordadas y que se comprometieron a cumplirlas.
Mayor satisfacción
Las parejas que participan en una mediación suelen expresar una mayor satisfacción con los resultados en comparación con las que recurren a litigios y procedimientos judiciales. La sensación de participación en el proceso y de control contribuye a esa satisfacción.
Un proceso de mediación en una relación conflictiva en caso de separación o divorcio siempre es beneficioso. El mediador tiene que estar preparado para cumplir con su rol, y, fundamentalmente, debe garantizar la imparcialidad, manteniéndose neutral.