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  • El acusado, condenado por asesinato atenuado, tendrá que abonar 328.000 euros en indemnizaciones

La Audiencia de Las Palmas ha condenado a ocho años de prisión y a otros ocho de internamiento psiquiátrico al vecino de Las Palmas de Gran Canaria Adriel Hernández, de 29 años. El fallo declara probado que el 12 de abril de 2017, víctima de un trastorno mental que disminuía sus facultades pero no las anulaba, mató de una cuchillada a un varón con quien dos días antes había discutido por el supuesto mal estado de unos perritos calientes. El hijo de la pareja del hoy fallecido se los había comprado al ahora condenado en el bazar que éste regentaba en el distrito centro de la capital grancanaria.

De acuerdo con el veredicto emitido por el jurado que revisó el caso la semana pasada, la sentencia condena a Adriel Hernández Rodríguez como autor de un delito de asesinato con la eximente incompleta de anomalía o alternación psíquica, a ocho años de prisión y otros ocho de internamiento en centro penitenciario psiquiátrico como medida de seguridad, y le obliga a abonar indemnizaciones por valor de 328.000 euros a los hijos del fallecido, a sus hermanos, a su pareja y al hijo de ésta. El fallo especifica que la medida de seguridad debe ejecutarse “con prioridad a la pena de prisión”.

Además de estas condenas, el magistrado presidente del jurado, Secundino Alemán, impone al acusado la prohibición de residir en el mismo municipio que la familia del fallecido durante cinco años.

Segué detalla la sentencia, en la noche del 12 de abril de 2017 Adriel Hernández se dirigió a Aldo S.A. cuando éste caminaba por la calle Concepción Arenal de la capital grancanaria en compañía de su pareja y del hijo menor de ésta hacia una comisaría -con el ánimo de interponer una denuncia contra el hoy condenado- y con un cuchillo que portaba “se lo clavó en el lado derecho del abdomen” de manera sorpresiva, para darse a la fuga a continuación.

La herida causó la muerte de la víctima 45 minutos después del acometimiento.

Explica el fallo que ese mismo día por la mañana, asesino y víctima se habían visto las caras en un juicio rápido por delito leve en el que ambos se habían denunciado mutuamente. Este proceso se refería a una discusión generada dos días antes, el 10 de abril, a raíz de que el hijo de la pareja del hoy fallecido acudiera al bazar del acusado a comprar unos perritos calientes, que al parecer se encontraban en malas condiciones de consumo.

Fruto de ese enfrentamiento, el acusado tuvo que ser ingresado ese mismo día en un centro sanitario, presa de un ataque nervioso. Escapó de los médicos y se personó en la puerta de la casa del hoy fallecido, provocando una escalada de tensión y enfrentamientos, que culminó en la noche del día 12 con el apuñalamiento mortal.

La sentencia de la Audiencia es susceptible de recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.




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