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Fundación PONS y Fundación Ibercaja han celebrado la cuarta jornada del ciclo de conferencias “Mobility City, una visión del cambio en movilidad”, un proyecto que tiene el objetivo de abordar los principales retos del futuro de la movilidad desde el punto de vista tecnológico, pero también de su impacto social y económico.  El encuentro también ha servido para presentar los detalles de la primera Conferencia Internacional de Seguridad Vial de Motos, promovido conjuntamente por la DGT y ANESDOR y organizado por Mobility City, que tendrá lugar los próximos 20 y 21 de marzo en Zaragoza. 

Tras los últimos datos de siniestralidad de las motos en 2023 presentados por la DGT, una de las principales cuestiones sobre seguridad vial se centra hoy en los desplazamientos sobre dos ruedas, cuyo uso creciente entre la población española en los últimos años, con un parque de motocicletas y ciclomotores de 5,7 millones de vehículos, supone un impacto positivo en términos de eficiencia y sostenibilidad de la movilidad en España pero también un reto en términos de seguridad para un colectivo “vulnerable” de nuestras carreteras. 

Los datos son claros: si bien entre 2014 y 2023 las matriculaciones crecieron de las 92.111 unidades anuales de entonces a las 225.440 del año pasado, la siniestralidad en motocicletas ha experimentado un aumento sostenido en los últimos años, representando en la actualidad el 26% del total de fallecidos en nuestras vías interurbanas pese a que suponen solo un 3% del tráfico.

Con el objetivo de analizar y hacer una radiografía de la situación y ofrecer respuestas concretas para abordar adecuadamente estos dos fenómenos, tras la bienvenida de María Jesús Magro, directora General de Fundación PONS e Íñigo Aguirre Larraz, jefe Área Territorial Madrid de Fundación Ibercaja la jornada contó con la participación de Álvaro Gómez, director del Observatorio de Seguridad Vial de la Dirección General de Tráfico que señaló que “los motoristas representan el 25% de las personas fallecidas en el tráfico en nuestro país, un porcentaje muy superior al peso que tienen las motos en el parque y en la movilidad. La moto tiene un riesgo superior de siniestro y una mayor probabilidad de que este sea grave o mortal. No podremos reducir estos riesgos actuando solo sobre un factor de influencia; son necesarias políticas integrales que actúen sobre el comportamiento de los motoristas y las personas que comparten con ellos las vías, los vehículos, la infraestructura y la normativa del tráfico. Al mismo tiempo, harán falta esfuerzos y compromisos de todos los actores públicos y privados."

En la exposición de los datos, destacó el perfil de los fallecidos, haciendo hincapié en el eje de edad en el que se encuentran. Hace veinte años, la mayoría de los fallecidos se producía en el eje de entre 25 y 29 años. Ahora, ese eje se encuentra en 45 y 49 años. El grupo poblacional, por tanto, es el mismo.

Ante una problemática tan compleja que abarca un contexto tan grande, es necesaria una inversión acorde. El coste social de las víctimas en moto supone a laño 1.850 millones de euros en España, lo que justificaría una inversión mayor en formación e infraestructuras.

A continuación, tuvo lugar el coloquio moderado por Jaime Armengol, responsable de Actividades de Mobility City con la participación de José María Riaño, secretario General de ANESDOR, Ramón Ledesma. consejero Asesor de PONS Mobility y Jacobo Díaz Pineda, director General de la Asociación Española de la Carretera (AEC) junto a Juan Manuel Reyes, actual presidente de la Asociación Nacional de Motoristas (ANM).

Así, el debate trató los aspectos de formación, equipamiento adecuado, motocicletas a punto, diseño seguro de las infraestructuras y aplicar las políticas correctas. Todo junto al respeto de las normas de tráfico, la reducción de la velocidad y el destierro de alcohol y drogas.

José María Riaño, secretario General de ANESDOR, comenzó el debate indicando que, "la moto es parte importante de la solución de la movilidad sostenible que nuestra sociedad necesita. Descongestiona el tráfico y satisface un amplio rango de necesidades de transporte de forma muy económica y con el mínimo impacto ambiental posible. Pero es vulnerable y hacerla segura es una responsabilidad compartida. Mediante políticas inclusivas debemos lograr conductores más seguros, vehículos más seguros e infraestructuras más seguras. Pacificación del tráfico, formación post carnet, renovación del parque o auditorías de tramos de concentración de accidentes son algunas de las políticas prioritarias."

En respuesta, Jacobo Díaz Pineda, director General de la Asociación Española de la Carretera (AEC), planteó que "desde el punto de vista de la infraestructura no hay tantas cosas que hacer. En nuestro país tiene que mejorar, claro. Pero, que no se concentre la accidentalidad en algún punto concreto, indica que cualquier punto de nuestra carretera es susceptible de que se produzca un accidente; eso complica mucho la tarea. No existen cifras razonables en ningún tramo que necesiten de un estudio focalizado y exhaustivo al respecto. Debemos estudiar aspectos más generales."

Bajo esa idea de que el accidente es multifactorial y cualquier punto puede ser susceptible de provocarlo, Juan Manuel Reyes, presidente de la Asociación Nacional de Motoristas señaló que “el problema de la seguridad vial es responsabilidad de todos, y entre todos debemos solucionarlo. Culpabilizarnos mutuamente del problema solo nos lleva a retrasar la solución. Dado que el problema de la seguridad vial sobre dos ruedas es multifactorial y tremendamente complejo, desde la ANM consideramos que hay que empezar a trabajar sobre lo que sabemos que funciona, la infraestructura, donde sabemos que 18%  de los motoristas que fallecen en carretera los mata una barrera metálica de seguridad, y con un impulso a la  formación, donde gracias a ella los motoristas podríamos evitar la inmensa mayoría de los accidentes”.

En ese sentido, Ramón Ledesma, consejero Asesor de PONS Mobility, "para abordar el reto de seguridad vial de la moto, es imprescindible, en primer lugar, estudiar qué, quién, cómo y cuándo se mata en moto. Y, en este entorno, la primera medida que debemos tomar es “levantar” el problema. Ser conscientes como sociedad de la situación. No hacerlo es perjudicar a la moto a largo plazo, sin más. Es esconder una realidad que sí, realmente lo creo, se puede corregir parcialmente. No va a ser fácil, y sin duda, requerirá de mucho diálogo".




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