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Domingo Monforte junto a su equipo en el taller

Iniciamos una nueva serie de artículos en los que, periódicamente, desde el despacho de DOMINGO MONFORTE ABOGADOS nos van a trasladar las experiencias formativas de su equipo profesional desde un formato práctico. En esta primera entrega abordan una de las habilidades cruciales en la labor de la abogacía: la negociación.

Buen manejo de la información, estrategia, dotes de comunicación y persuasión, y excelente oratoria. El control de las técnicas y habilidades negociadoras es fundamental en la formación del buen Abogado. El éxito o fracaso de un asunto dependerá, en gran medida, de su pericia al negociar.

En DOMINGO MONFORTE ABOGADOS apostamos por una formación integral de nuestros letrados, estimulándolos de forma constante para que investiguen y se mantengan actualizados, pendientes de las últimas reformas legislativas y avances jurisprudenciales, lo que les permite tener una formación sólida y actualizada. Esta misma filosofía es la que intentamos transmitir a los estudiantes que realizan con nosotros sus prácticas.

El viernes día 25 de mayo organizamos un taller de habilidades negociales sobre la propuesta de un caso práctico ficticio –el de Don Antonio- que debían resolver los estudiantes para posteriormente exponer sus conclusiones a los abogados de las áreas relacionadas con el caso, las de Familia y Sucesiones y Responsabilidad Civil. Un ejercicio para valorar las distintas técnicas de afrontamiento del caso, en busca de la opción más beneficiosa para el supuesto cliente:

“Don Antonio, de 61 años, está casado desde hace más de 30 años, en régimen de separación de bienes y tiene en propiedad privativa una vivienda donación de sus padres, en la que se constituyó el domicilio familiar. Fruto del matrimonio ha nacido y sobrevive una única hija que cuenta en la actualidad con 23 años y sigue estudios de Ingeniería, estando en la actualidad realizando master de postgrado.

Su mujer, de 51 años, es Directora de una entidad bancaria, cargo al que llegó promocionada tras una prolongada carrera en la banca. Don Antonio es Ingeniero y trabaja en una compañía de obras públicas y sus ingresos anuales son de 80000 € brutos al año; su mujer tiene unos ingresos que con complementos salariales alcanzan los 60000 € brutos anuales. Ello les permitía tener ayuda doméstica de 8 horas diarias.

En fechas recientes, Don Antonio llegó a casa con cierta fatiga y abatimiento y pidió a la empleada que le preparara una infusión de poleo menta. La empleada de inmediato acometió la tarea. Cuando la llevó al salón y se dispuso a servírsela observó que Don Antonio estaba sudado y suavemente tocó la frente de Antonio, momento en el que Don Antonio, tuvo una suerte de impulso irreflexivo y se abalanzó sobre la empleada a la que besó con cierto y consentido apasionamiento, momento en que la hija del matrimonio entró en el salón y observó la escena, que pese al disimulo inmediato de ambos, dejaba a los ojos de la hija una imagen insólita. La hija contó lo sucedido a la madre, que rápidamente pidió que abandonara el domicilio familiar y despidió seguidamente a la sirvienta. Don Antonio asumió la decisión de su mujer y esa misma noche se trasladó al domicilio de sus padres, ambos fallecidos, siendo Antonio el único hijo. La hija está recibiendo apoyo psicológico.

La mujer en las conversaciones que ha mantenido con Don Antonio, ha anunciado  una demanda de divorcio, en la que como efectos pedirá  el uso de la vivienda familiar para ella junto con una pensión de alimentos para su hija  de 1.500 Euros, más una contribución del 70% con cargo a Don Antonio de los gastos académicos de la hija, reservándose para sí la contribución del 30%. Le anuncia una demanda millonaria por daños morales a la hija o, a cambio de renunciar a dicha acción, que entregue el usufructo vitalicio de la vivienda a la esposa y la nuda propiedad a la hija, debiendo e imponiéndole como pacto accesorio que  Don Antonio asuma todas las consecuencias fiscales de la transacción.

Don Antonio, quiere evitar el proceso pero le parecen excesivas y abusivas las peticiones, su mayor interés es recuperar su vida anterior y lograr una reconciliación familiar."

¿Cómo debe afrontar el Abogado de Don Antonio la situación?

La resolución del caso de Don Antonio generó un interesante debate entre todos los participantes. Los letrados valoraron las propuestas de los estudiantes y aportaron sus respectivos puntos de vista. Se acertó plenamente en cuanto a las cuestiones estrictamente jurídicas que se planteaban: la atribución del uso de la vivienda familiar, el establecimiento de una pensión de alimentos o la particularidad de la indemnización por el daño moral a la hija. Concluyendo los participantes la abusividad de la propuesta de la esposa.

Sin embargo, el taller de habilidades puso en evidencia que las vías de resolución propuestas se habían centrado exclusivamente en la posición de Derecho, desenfocando el interés del cliente, que debería partir del abordaje de dar una solución resolviendo, en primer lugar, y recuperando la comunicación entre Don Antonio y su hija desde el plano padre-hija y no desde la posición jurídica. Lograda ésta, debería plantearse, en segundo lugar, una más serenada reconciliación matrimonial y familiar, explorando la reversibilidad de la posición de la madre en relación a la ruptura matrimonial con todas las opciones, incluso, de ayuda de terceros profesionales.

Finalmente, si como se evidencia, la posición de la esposa fuera cerrada, habría que intentar preservar la relación de Don Antonio con la hija, procediendo a resolver en los Tribunales los efectos del cese convivencial –separación o divorcio- aplicando los criterios legales y jurisprudenciales que previamente se habían pre establecido:  establecimiento de pensión de alimentos, abono de gastos extraordinarios, atribución del uso de la vivienda familiar e indemnización del daño moral. Efectos, todos ellos, respecto de los cuales todos los participantes coincidieron en reconocer a Don Antonio una posición ventajosa, partiendo desde una perspectiva estrictamente jurídica.

En definitiva, el taller cumplió su objetivo del manejo de las posiciones jurídicas en convivencia con las mediadoras y conciliadoras que den satisfacción al interés del cliente, que debe agotarse en todas sus posibilidades como paso previo a la judicialización del conflicto de intereses que subsistía y que –recordemos- pasaba por la reconciliación matrimonial y familiar: Don Antonio, quiere evitar el proceso pero le parecen excesivas y abusivas las peticiones, su mayor interés es recuperar su vida anterior y lograr una reconciliación familiar.




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