Cuando empecé en esto, mis ancestros me educaron profesionalmente explicándome que el abogado es el director del pleito y que por tanto sobre él pesa la responsabilidad de plantear la estrategia de la defensa y en consecuencia, decidir qué medios de prueba resultan más idóneos para la defensa. Esta cuestión, esencial en nuestra profesión, se encuentra cada vez más diluida por determinadas prácticas que poco a poco se han ido imponiendo, hasta el punto de que se empieza a neutralizar por vía de hecho esta prerrogativa, que considero irrenunciable de nuestro oficio.
Pongo de ejemplo de lo anterior, lo ocurrido un día de esta misma semana. Mi cliente es una gran corporación que tiene asesoría jurídica interna y que nos tiene contratados sólo para celebrar juicios. Ellos son los que nos proporcionan las pruebas que debemos proponer y practicar en los juicios. Si yo hubiese dirigido realmente el pleito, habría montado una prueba pericial. Para mí, era la única forma de defender el asunto con solvencia. Pero no. Deciden enviarme un testigo y además un detective, para que también actúe como tal, si bien de forma más cualificada por su profesión. Y todo eso ocurre a escasos dos días antes del juicio, con lo que no tengo margen de maniobra para hacer otra cosa que aparecer el día del juicio con el detective y el testigo… y encomendarme a Santa Rita que como es sabido es la patrona de los imposibles.
Pero la cosa, no termina aquí: Resulta que el testigo es meramente referencial, es decir, que no presencia por si los hechos y que solo viene a referir lo que le han contado otros. Y lo del detective ya es de traca. De un seguimiento al demandante durante 4 días, resulta que sólo le han podido localizar uno de ellos y lo que han visto, grabado en video y fotografiado, no me quita para nada el vientre de penas. Así que ya me veis en el Juzgado con este panorama, esperando para entrar en Sala. Inesperadamente, Santa Rita pone en marcha al Angel de la Guarda y se produce el milagro: El actor presenta escrito de desistimiento 20 minutos antes de la hora señalada.
A día de hoy, no he podido aclarar el porqué del testigo y del detective en lugar del perito.
Salimos victoriosos sin bajar del autobús, si. Pero lo ocurrido solo pone de manifiesto que este tipo de prácticas, a la larga, acabarán con la esencia de nuestra profesión y lo que es peor: Pone de manifiesto que determinadas entidades y corporaciones pasan, incluso, de querer ganar un juicio.
Simplemente se aplican mecánicas protocolizadas y nada más.
Para algunos, el abogado, es hoy un pedazo de carne que da la cara por ellos en el Juzgado.
