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Melilla, 5 mar (EFE).- Auxiliadora Díaz, magistrada del Juzgado de Violencia sobre la Mujer 2 de Las Palmas de Gran Canaria y una de las grandes especialistas en la materia en España, ve una clara vinculación entre el auge que se está registrando en las violaciones grupales y la pornografía, “totalmente normalizada en nuestra sociedad”.

En una entrevista concedida a EFE, Díaz defiende esta teoría sobre la base de que “la pornografía no es fantasía, sino una escuela para aprender a ejercer la violencia sexual sobre la mitad de la población, que son las mujeres, y que son consideradas como simples objetos que son usados con la voluntad que establece el hombre”.

“Ahí nuestro consentimiento no tiene nada de relevancia”, agrega la magistrada, señalando al lenguaje propio del porno, “totalmente soez” y con palabras y expresiones contra las mujeres que son objeto de lícito penal que, sin embargo, no se da de manera igualitaria respecto a los hombres que también ejercen la pornografía.

Pero, además de la falta de consentimiento, hay otra cuestión que preocupa más a Auxiliadora Díaz, y es que tampoco existe la frustración por parte del hombre en el porno, ya que “accede a los cuerpos de las mujeres sin ningún tipo de impedimento”, incluso aunque exista oposición por parte de la mujer.

De ahí el problema de las violaciones grupales, que han aumentado más de un 5 % en los últimos años, y que se están dando en edades cada vez más tempranas, ya que niños, niñas y adolescentes consumen pornografía, al igual que hombres adultos, generando una creencia de que “esa es la forma de poder acceder a las mujeres y que da igual que sea sin su consentimiento”.

Esta magistrada, que lleva 15 años al frente de su juzgado y es presidenta del Observatorio Iberoamericano contra la Violencia de Género, además de miembro del Grupo de Expertos del Observatorio contra la Violencia Doméstica del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), alude a dos informes sobre el acceso de los menores a la pornografía.

Uno de ellos, elaborado en Estados Unidos, sitúa entre los 7 y los 8 años la edad de quienes acceden por primera vez al denominado cine X y cifra en un 91 % los adolescentes que tienen acceso a la pornografía “de manera casi diaria”, dato muy similar al ofrecido este lunes por un estudio de la Universidad de La Laguna.

“Esa es la sociedad de desigualdad que estamos creando”, lamenta Auxiliadora Díaz, convencida de que “los riesgos son enormes” y no solo para los menores de edad, sino también para los adolescentes y adultos, ya que “se exponen a realizar ese tipo de actos a través de manadas”, lo que dará lugar a que “se empiece a normalizar”.

Máxime cuando, señala la magistrada, la industria de la pornografía tiende a elaborar cada vez contenidos más violentos para “enganchar más al ciudadano”, razón por la que se pueden ver en ella violaciones extremas, zoofilia, incestos y agresiones sexuales de menores y adolescentes.

Aboga por atender el problema mediante políticas públicas encaminadas a erradicar ese tipo de violencia, como puede ser la limitación del uso de teléfonos móviles y tabletas.

Urge hacerlo por los graves problemas que puede provocar en el cerebro desde el punto de vista de la adicción, sino también por las disfunciones de carácter sexual que genera la pornografía y, sobre todo, porque “se identifica como el lugar donde se va a aprender sexo, cuando en realidad es el lugar para aprender a ejercer esa violencia sexual, sobre todo hacia las mujeres”.

También en esta línea, alude a la propuesta del Parlamento Europeo y el Consejo para adoptar medidas de prevención en materia de trata y de prostitución, pues siendo “la esclavitud del siglo XXI”, ambas “se han normalizado y son totalmente invisibles a los ojos de la sociedad”.

Todo ello lleva a esta magistrada canaria a subrayar como fundamental la concienciación social para abordar este problema, especialmente cuando ha observado “un paso atrás” en la sociedad, incluso en edades tempranas, en lo que se refiere a los valores de la igualdad y la tolerancia, con un “negacionismo importante” en lo relacionado con la violencia de género.

Esta jueza no cree que la ley del solo sí es sí y toda la polémica que le ha rodeado en los últimos años tenga que ver con ese retroceso que ella misma percibe en la sociedad respecto a la violencia machista, sino que “es mucho más profundo”.

Y, aunque considera que España tiene una de las normativas “punteras” en esta materia, sí nota que “todavía falta muchísimo” camino por recorrer, como, por ejemplo, crear más juzgados especializados y que sus competencias no se limiten únicamente a los casos en los que haya una unión afectiva entre hombre y mujer, adaptando el Comité de Estambul a la normativa interna. 




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