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  • Las estaciones de montaña cubren los accidentes en pista y sus instalaciones. No obstante, el tipo de cobertura difiere entre estaciones y esta suele ser bastante limitada.

Nadie quiere pensar en la posibilidad de sufrir un accidente en sus vacaciones en la nieve. Sin embargo, lo cierto es que el esquí, el snowboard y los demás deportes de invierno conllevan ciertos riesgos en su práctica.

Los datos dicen que aproximadamente dos de cada mil aficionados sufren algún tipo de incidente practicando esquí de fondo, una probabilidad que aumenta en 3,5 por mil en el caso del esquí alpino. Por lo que respecta al snowboard, las posibilidades se incrementan a 5 por cada mil.  Aunque el porcentaje de accidentes de esquí o snowboard no sea alarmante, las probabilidades de que sucedan están ahí. Además, estos percances suelen implicar traumatismos que pueden ser especialmente graves tales como lesiones en la rodilla, el hombro, el tronco y la columna, además de fracturas.

Lógicamente, estos accidentes en la nieve son el peor infortunio para deportistas y aficionados. No obstante, existen otros contratiempos que pueden acabar por arruinar los días de disfrute. Entre ellos, problemas con el material alquilado, la pérdida de forfait o unas clases de esquí que no se corresponden con lo pactado.

También pueden surgir reveses en el desplazamiento hasta la montaña, tanto si este se realiza en coche como en avión u otro medio de transporte. En caso de que se viaje al extranjero, los dolores de cabeza pueden multiplicarse, si no se cuenta con un seguro de esquí propio.

Por ello, Montserrat Martín, abogada de ARAG, explica cómo actuar ante algunas de las situaciones indeseadas más frecuentes en las vacaciones en la nieve.

  • Sufres una lesión esquiando fuera de pistas. El seguro de las estaciones de esquí no suele cubrir las incidencias fuera de la zona de pistas ni en travesía. Por tanto, en caso de no contar con un seguro de esquí propio, el esquiador debería hacer frente a los daños ocasionados a sí mismo o a terceros. Otra cosa sería que la estación no hubiera señalizado correctamente los límites de la pista. En tal caso, sí se podría presentar una reclamación.
  • El tiempo empeora, caes y te lesionas. Solo sería responsabilidad de la estación de esquí, cuando esta no hubiera cerrado la pista ante un cambio de tiempo adverso que lo justificara. De ser así, el esquiador podría reclamar una indemnización a la estación.
  • Tienes una caída en el telesilla. La Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres impone el seguro obligatorio de viajeros en los telesillas, teleféricos u otros elementos de remolque de personas. Por tanto, se indemniza cuando se produce un daño en el desplazamiento.
  • Sufres una fractura en el extranjero. El seguro de la mayoría de las estaciones de esquí suele cubrir las lesiones, los daños materiales, los gastos de traslado y hospitalización en el centro médico más cercano, las pruebas diagnósticas y la atención primaria.  No obstante, no incluyen los gastos de trineo o helicóptero, el transporte de vuelta a casa, intervenciones quirúrgicas, productos de ortopedia o las sesiones de rehabilitación.

Por el contrario, de tener contratado un seguro de esquí voluntario, pueden estar cubiertas todas estas prestaciones, además de otros servicios como el traslado de un familiar al país pertinente, la convalecencia en el hotel, el regreso anticipado, el reembolso de los servicios que no se han disfrutado e incluso servicios de defensa penal.

  • Provocas una caída a otro esquiador. Tanto los esquiadores más experimentados como los noveles pueden ocasionar, sin desearlo, una caída a otro aficionado. El problema es que, en caso de lesión, el seguro que incluye el forfait no suele cubrir este tipo de percances y, por tanto, se le podrá exigir al responsable que se haga cargo de los costes derivados.

La cosa cambia, en caso de tener contratado un seguro de esquí voluntario. De ser así, estos suelen incluir un seguro de Responsabilidad Civil privada, por lo que quedan cubiertos todos los daños a terceros que se provoquen involuntariamente, tanto en las pistas como en el resto del viaje.

  • Hay un incumplimiento en los servicios o productos contratados. Si el forfait no incluye las prestaciones contratadas, las clases de esquí no se corresponden con lo acordado o el equipo alquilado es deficiente, se puede reclamar a la estación de esquí. Para ello, hay que recoger pruebas como fotografías, grabaciones, testimonios de testigos o hojas de reclamaciones. Después, se debe informar a la estación para que esta facilite los datos de su compañía de seguros.
  • Pierdes el abono de temporada. Si se produce ese problema, tendremos que pagar uno nuevo ya que las estaciones no asumen responsabilidad por la pérdida o robo. En algunos sitios si lo pierdes esquiando o se deteriora dentro de la estación, una vez usado para entrar, pueden reimprimirlo aportando el ticket de compra y pagando dicha copia. 
  • Se retrasa el vuelo o pierdes tu equipaje. Solo si se cuenta con un seguro voluntario se puede pedir una indemnización por retraso u overbooking en los vuelos, así como por la pérdida definitiva, el extravío, la demora o la destrucción del equipaje y el material de esquí facturado.
  • No puedes acceder a pistas por el mal estado de las carreteras.  En caso de que el temporal obligue a cerrar carreteras, únicamente los titulares de seguros de esquí voluntarios pueden reclamar la cobertura de los productos y servicios que no se hayan podido disfrutar debido a esta circunstancia.

El coste de no contratar un seguro de esquí

Las estaciones de esquí y montaña cuentan, en efecto, con seguros de responsabilidad civil para cubrir los accidentes en pistas y en el resto de las instalaciones.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que el tipo de cobertura difiere entre estaciones. Por tanto, de no contratar un esquí de seguro voluntario, “los aficionados a este deporte pueden encontrarse con que la estación no les garantiza una atención sanitaria completa ni cubre las posibles incidencias fuera de las pistas, entre otras muchas limitaciones”, advierte Montserrat Martín. 




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