Oscar Daniel Franco Conforti
El Covid-19 me ha confinado en Francia y virtualmente incomunicado al no tener WiFi, el Estado de Alarma y la cuarentena por el Coronavirus me pillan en Tercis les Bains, trabajo como puedo comprando más Gigas que comida… de hecho creo que las telefónicas se están haciendo un festín y no sólo conmigo por supuesto.
Luego de varios días de encierro, algo parece claro, la solidaridad no está presente en todas partes, o al menos, no entendida de la misma forma, lo que me lleva a pensar sí el Covid-19 ha puesto en jaque a nuestra democracia y a la propia UE.
Ante la pandemia del coronavirus en #BuenasPersonas hemos propuesto acompañar a las personas en confinamiento para ayudarles en la resolución de las controversias de la vida cotidiana que forzadamente se ven obligadas a llevar.
La respuesta fue excepcional más de 50 profesionales de diversas partes del mundo se han sumado dispuestos a brindar asistencia gratuita por vías telefónica y e-mail (haz clic aquí y visita nuestra página e infórmate) y desde aquí, si el lector me lo permite, mi particular agradecimiento a todos ellos, ¡GRACIAS!
La sincronicidad, en palabras de Jordi Palou Loverdos, ha hecho que reparemos en las múltiples propuestas similares que han ido apareciendo y que celebramos por todo lo alto, pues como decimos, “es una situación excepcional y requiere de medidas y gente excepcional, haciendo cosas excepcionales”.
Se me ha dado por pensar en la teoría sistémica y en Simmel; el enemigo externo (covid-19) cohesiona al grupo, ello nos debería obligar a hacer el esfuerzo de cambiar el chip y pasar de pensar en protegernos a nosotros mismos para proteger a los otros.
Protegiendo al otro (y no solo me refiero a las personas más vulnerables —me encuentro en ese grupo por mí afección cardiaca—) nos estamos auto-protegiendo.
Sin embargo, no todas las personas piensan de forma cooperativa, de hecho hay quienes (con más o menos argumentos —eso es materia de otra discusión—) con muy poco sentido de la solidaridad y de la democracia, y más propio de un talante autoritario que creíamos olvidado, ponen en riesgo a la propia Unión Europea (me refiero al bloqueo de Alemania y Holanda a un plan económico ambicioso contra el coronavirus) reforzando, con su negativa, la idea del Brexit y lo “acertada” de la decisión del pueblo británico.
Es aventurado y casi irresponsable pronosticar qué podrá pasar cuando todo pase… parece tan lejano ese momento aún!
Seguramente muchos ciudadanos europeos han creído que vivíamos en una especie de mega estado supranacional en el que la igualdad en derechos estaba garantizada, sin embargo, el coronavirus ha puesto en jaque (casi mate) a dicha creencia, pues a la falta (o negativa) de respuesta de las instituciones europeas (que brillan por su ausencia), se suman las diferentes estrategias de los países de la unión, y mientras uno (Italia) cierra sus fronteras para evitar la propagación del virus y así proteger a los demás (en esa idea cooperativa de proteger al otro para protegerse a sí mismo) otros socios de la unión, en garantía de la estabilidad presupuestaria, bloquean cualquier iniciativa de plan supranacional de acción contra el coronavirus, dejando claro que la salud y vida de los ciudadanos de la unión se mide con distintas varas.
El encierro me debe de estar afectando porque recurrentemente se me da por preguntarme ¿En qué estaría pensando Christine Lagarde, al declarar? “la gente vive más de lo esperado” (https://diario16.com/lagarde-para-quien-la-gente-vive-mas-de-lo-esperado-siembra-el-caos-en-las-bolsas-mundiales/).
Y en la misma línea de reflexión no puedo dejar de pensar que en Holanda se ha planteado legalizar la eutanasia para personas mayores “cansadas” de vivir (https://www.lavanguardia.com/vida/20200205/473297715399/eutanasia-personas-mayores-holanda-legalizar.html).
¿Hay algo que no nos están diciendo? Sea como fuere, tengo para mí que va a ser muy difícil que algún gobierno salga bien parado de esta situación, las críticas arrecian en España, Francia e Italia por igual.
A Dios gracias las #BuenasPersonas siguen allí, poniéndole el pecho a la situación, personal sanitario, fuerzas de seguridad, servicios de limpieza, y un largo, larguísimo etcétera al que reconocer y dar las gracias, eternas e infinitas ¡GRACIAS!