El número de accidentes de ciclistas en ciudad ha aumentado considerablemente al convivir en la calzada vehículos y bicicletas siendo que en caso de atropello o colisión el ciclista se llevará la peor parte al estar su cuerpo mas expuesto y con alta probabilidad de sufrir lesiones importantes como son los daños cerebrales.
Esto le ocurrió al joven J.J. cuando en el año 2016 cruzaba con su bicicleta por una calle en la localidad de Burgos siendo atropellado por el conductor de un vehículo que circulaba a una velocidad superior a la permitida ocasionando al joven un grave traumatismo craneal con secuelas que le impiden realizar las actividades que hacia antes del trágico suceso.
El juzgado de Primera Instancia, tras un dura batalla judicial, ha reconocido una de las mayores indemnizaciones por lesiones cerebrales en accidente acordadas en España y el joven percibirá de la compañía aseguradora la cantidad de 1,1 millones de euros.
Tras el atropello, fue ingresado de urgencias con un grave traumatismo creaneoencefálico, además de con otras fracturas llegando a entrar en parada cardiorespiratoria logrando, finalmente, salvar su vida, pero con graves consecuencias. Como parte de su recuperación, participó en programas de rehabilitación en varios centros de atención del daño cerebral. Por las secuelas que padece tuvo que abandonar sus estudios y el deporte. Sus actividades de ocio y tiempo libre han quedado marcadas y padece alteraciones cognitivas que dificultan seriamente su interacción social.
El abogado al que la familia del joven encargó el caso, Abelardo Moreno, especialista en daño cerebral y presidente de la Asociación Neurolegal, asegura que entre las principales secuelas de estas lesiones están las neuropsicológicas y psiquiátricas, las cuales plantean una “enorme dificultad para su valoración al ser invisibles”. Se trata, subraya, de daños cognitivos que afectan a la atención, la memoria, el aprendizaje, las funciones ejecutivas, así como altera la expresión de las emociones, necesidades e impulsos. Igualmente el daño cerebral provocó una disminución en la capacidad de coordinar los movimientos y dificultad para mantener el equilibrio.
Esta invisibilidad da lugar, en muchas ocasiones, según este jurista, “a una infravaloración del daño cerebral ante la falta de información y formación de los operadores jurídicos que redunda en los derechos del afectado y su entorno familiar”. “El sistema judicial y administrativo debería contar con una guía definitiva de valoración sobre los múltiples tipos de patologías que conlleva un daño cerebral”, precisa el abogado especialista.
La aseguradora del vehículo que causó el atropello sostenía que la víctima había concurrido al daño causado al cruzar montado en su bicicleta por el paso de peatones y ofertó a la familia 329.945 euros. Sin embargo, los padres no la aceptaron y, a través del abogado, interpusieron una demanda en los juzgados de primera instancia de Burgos. No solo se realizaron por expertos peritaciones piscosociales y neurológicas, sino también se solicitaron informes de reconstrucción del atropello y se valoraron las secuelas cognitivas con las futuras necesidades de actuaciones médicas futuras y ayuda de tercera persona.
Ha sido una batalla judicial de dos años en un asunto complejo como es el daño cerebral, un juicio de ocho horas en dos sesiones y antes de que se dictara sentencia el abogado de la familia del joven y el de la compañía de seguros lograron llegar a un acuerdo que, posteriormente, fue aprobado y homologado por el juzgado. La víctima percibirá 1,1 millones de euros, es decir, 770.054 euros más de lo que en un principio estaba dispuesto a pagar la aseguradora. “Esta es una cantidad con la que por lo menos se podrá garantizar una vida más digna al tener acceso a mejores tratamientos para su mejor recuperación y calidad de vida, aunque nunca el dinero es lo suficiente para mitigar el grave daño sufrido”, subraya el letrado Abelardo Moreno.
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