El mes de septiembre siempre ha sido especialmente complejo para la economía de las familias españolas, que no solo tienen que hacer frente a los gastos por las vacaciones de verano, sino a la llegada del nuevo curso escolar de los hijos, que trae consigo el gasto de material escolar, libros, uniformes, matrícula, etc. Esta cuesta de septiembre en muchos casos puede llegar a tener más impacto que la de enero y este año, además, se afronta en un contexto marcado por la inflación, ya que solo en el mes de agosto se alcanzó un Índice de Precio de Consumo del 10,4% según el Instituto Nacional de Estadística.
Para este curso escolar se prevé un gasto medio de 2.186 euros por hijo, una cifra que supera con creces el Salario Mínimo Interprofesional de España, que se sitúa en 1.000 euros al mes actualmente. Para hacer frente a esta realidad, muchas familias hacen uso de los consejos clásicos como recurrir a productos de segunda mano, reutilizar materiales de otros años o aprovechar las distintas promociones que los comercios lanzan a lo largo del verano para hacer acopio de todo lo necesario para hacer frente a este complicado mes.
Sin embargo, en muchos casos no basta con intentar ser austero y son muchas las familias que recurren a sistemas de financiación alternativos para poder hacer frente a este gasto. Este es el caso de las tarjetas revolving, un tipo de tarjeta de crédito muy común que permite el pago aplazado de las compras además de sus correspondientes intereses, lo que obliga al usuario a mantenerse en deuda en la medida en la que continúa efectuando pagos con ellas. Esto hace que la deuda difícilmente baje, alargando muchísimo en el tiempo las cuotas a pagar mensualmente.
Su uso se ha popularizado y, de hecho, Reclama Por Mí, plataforma especializada en la defensa del consumidor, ha recibido un aumento de solicitudes de reclamación por tarjetas revolving de más del 50% en el primer semestre de 2022 en comparación con el de 2021, entre las que destacan especialmente las solicitudes para reclamar o negociar con Wizink.
Aunque es lógico que ciertas personas se vean abocadas a utilizar este recurso, es importante que sean conscientes de las condiciones exactas a las que están sujetos sus productos financieros, porque en muchas ocasiones esconden altos intereses que pueden llegar a considerarse usureros y, por tanto, los usuarios tienen el derecho de presentar una reclamación.
Reclamar una tarjeta revolving
Lo primero para saber si una tarjeta revolving es fraudulenta es saber el tipo de interés normal en el momento de su emisión, y para ello es necesario acudir a las tablas que publica el Banco de España. Si los intereses están por encima de los estándares, es posible reclamar a la entidad bancaria. Más allá de tener intereses más altos o no que la media, también hay que prestar atención a cómo se explican las condiciones en el contrato, porque si se considera que hay falta de transparencia, también es posible reclamar al banco en cuestión.
Una vez los expertos como los de www.reclamapormi.com identifican que es posible reclamar tarjetas revolving. Para ello, tras un análisis exhaustivo y gratuito se inicia un proceso de reclamación extrajudicial para llegar a un acuerdo, y si no es posible no se duda en buscar la resolución por vía judicial.
“El mes de septiembre es especialmente importante para las familias españolas, muchas de ellas se ven obligadas a financiar los gastos escolares incurriendo en este tipo de deudas. En el caso de las tarjetas revolving, es imprescindible tener claro en qué condiciones se ha realizado su contratación. Si el usuario no está seguro, lo mejor es que consulte a especialistas como nosotros, para ello en www.reclamapormi.com siempre ofrecemos una consulta gratuita para ayudar a los consumidores”, concluye Javier Moyano, COO de Reclama Por Mí.
