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La palabra offshore no está recogida en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Se trata de una voz inglesa que, en informaciones financieras, se podría traducir como extraterritorial o en el extranjero. La asesoría fiscal internacional, Foster Swiss, aclara las verdaderas implicaciones del término

El año pasado casi nadie conocía la existencia de este vocablo que solo viene recogido en diccionarios especializados. Sin embargo, en abril de 2016, a raíz de los Papeles de Panamá, el concepto offshore se popularizó. Los medios de comunicación lo vincularon a sociedades y cuentas no declaradas por sus verdaderos titulares por lo que adquirió rápidamente connotaciones ilegales y espurias. El dinero offshore se convirtió en sinónimo de evasión de impuestos y lavado de dinero. Sin embargo, todo depende del correcto uso que se le dé a esta herramienta por parte de los titulares.

Si una familia que vive en Estados Unidos viaja a España de vacaciones, el dinero que llevan con ellos, ya sea en sus carteras, monederos o en alguna cuenta que hayan decidido abrir en alguna entidad financiera española es dinero offshore. El dinero onshore, para ellos, sería aquel que han dejado en su país de origen.

Para aquellos que no son ciudadanos estadounidenses o residentes allí, el dinero que depositan en Estados Unidos es offshore. De hecho, este país es el mayor paraíso fiscal del planeta ya que concentra la más alta cantidad de dinero offshore del mundo. Millones de extranjeros invierten aquí. Para ellos es un paraíso fiscal. Además existen muchos países donde no hay impuestos sobre los ingresos realizados fuera del país de residencia.

Tener cuentas bancarias offshore en otros países es una práctica totalmente legal siempre y cuando se declaren en el país de residencia los beneficios obtenidos por este tipo de cuentas. Por tanto, es necesario tener la capacidad de diferenciar la legalidad de tener dinero offshore en cualquier jurisdicción (sea o no considerada paraíso fiscal) y la ilegalidad de la evasión de impuestos.

La solución es tener una cuenta en el extranjero y reportar a las autoridades los beneficios obtenidos por esa cuenta. Sería aconsejable disponer de un asesor con conocimientos y experiencia en cuentas bancarias internacionales ya que la mayoría no están familiarizados con los requisitos internacionales de información. Es por esto, que en el caso España, Foster Swiss recomienda que aquellos individuos con activos en el extranjero no sólo deberán rellenar el modelo 720 sino también conseguir un representante que esté en condiciones de negociar ante Hacienda.

Sin embargo, es necesario clarificar que la necesidad de ofrecer este servicio surge entre aquellas personas que ven como su patrimonio puede verse mermado por el simple hecho de poseerlo. De esta forma, a través de cuentas offshore se puede proteger todo aquello que ha costado gran esfuerzo y trabajo.

Por ello, es recomendable solicitar los servicios de planificación fiscal internacional que ofrecen profesionales como Foster Swiss, entre los que se incluyen la creación de estructuras societarias complejas, holding, fondos de inversión, unido a servicios bancarios internacionales a nivel particular o corporativo.




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