La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales prevista para los próximos años representa un desafío significativo para empresas y autónomos en España.
Esta medida no implicará una disminución de salario para los trabajadores, lo que obligará a las empresas a mantener sus horarios con un número reducido de horas de los empleados. Esta situación, podría conllevar la necesidad de pagar horas extras o, en su defecto, contratar nuevo personal.
En la actualidad, las horas extras están limitadas a un máximo de 80 para cada trabajador. Para aquellos con jornada parcial este límite se reduce proporcionalmente. Sin embargo, no se prevé un aumento en el número de horas extras permitidas para compensar la reducción de la jornada laboral ordinaria, lo que complicará aún más la situación tanto para autónomos como para empresas.
Con los cambios propuestos, sectores como las peluquerías y clínicas estéticas podrían ver una reducción de hasta 2,5 horas semanales por persona trabajadora, lo que disminuiría su capacidad operativa en un 15%. Esta reducción afectaría directamente la disponibilidad de servicios y, en consecuencia, los ingresos de los negocios.
Para las pequeñas empresas y autónomos asumir la reducción de la jornada laboral sin comprometer la calidad del servicio o sin aumentar los precios podría resultar especialmente complicado, poniendo en riesgo su viabilidad.
De hecho, una de las consecuencias más evidentes de la reducción de la jornada laboral será la dificultad para mamantener los horarios.
Sectores que dependen de horarios establecidos y atención al público, como la hostelería o el comercio, enfrentarán retos adicionales para cubrir las horas necesarias sin incurrir en costes extra.
Las empresas y los autónomos deberán analizar qué modelos de contratación les ayudan a dar servicio durante toda la jornada sin encarecer sus costes demasiado.
Ante esta situación, es probable que las empresas tengan que recurrir a la firma de contratos temporales o indefinidos con menos horas. Existe una modalidad menos conocida por las empresas, que podría ser una buena alternativa, como el contrato de formación en alternancia, con el que podrían ajustar el número de personas en plantilla según la demanda y los picos de trabajo.
Expertos de Grupo2000 señalan que el contrato de formación en alternancia podría ser una solución viable, ya que permite la contratación de personas de hasta 30 años.
Con este contrato realizan un 65% de la jornada completa de trabajo (la parte restante la dedican a formarse), durante un período de entre 3 meses y 2 años.
Además, conlleva una bonificación que puede resultar en un coste de 0 euros en los Seguros Sociales para las empresas, sumando una bonificación de 119 € en seguros sociales a la bonificación entre 60 y 80 euros, en concepto de tutorización.
Esto significa que, en caso de que surjan huecos que deban ser cubiertos, el contrato de formación no solo permitirá cubrir esos turnos, sino que también asegurará que el trabajo continúe sin interrupciones al tiempo que minimiza los costes laborales.
De esta manera, las empresas podrían gestionar mejor sus recursos y mantener la calidad del servicio frente a los desafíos que plantea la reducción de la jornada laboral.
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