Esther Gómez Marbella (Málaga), 16 mar (EFE).- La abogada y presidenta de la Fundación Zaballos para la Defensa de los Derechos Constitucionales, Emilia Zaballos, alerta sobre los riesgos de la falta de regulación en el uso de tecnologías que permitirían acceder a los datos que una persona guarda en su mente: "Tenemos que conseguir que la ciencia avance, pero sin invadir la intimidad del ser humano".
Según explica Zaballos en una entrevista con EFE, expertos como el neurocientífico español afincado en Nueva York Rafael Yuste confirman que se puede llegar a obtener información a través, por ejemplo, de electrodos que se implantan en el cerebro e incluso extraerla y almacenarla fuera del individuo.
Hoy ya se realizan tratamientos médicos como la estimulación cerebral profunda que permiten, mediante la colocación de pequeños dispositivos en el tejido cerebral, tratar los síntomas de enfermedades que conllevan trastornos del movimiento como el Párkinson o afecciones psiquiátricas como el trastorno obsesivo compulsivo.
El proyecto de Investigación del Cerebro a través del Avance de las Neurotecnologías Innovadoras (BRAINI, por sus siglas en inglés), entre cuyos ideólogos se encuentra Yuste, tiene entre sus objetivos desarrollar neurotecnologías para cartografiar el cerebro y encontrar aplicaciones terapéuticas para esas neurotecnologías.
"Cada vez hay más formas en las que se puede llegar a obtener información del cerebro mediante las nuevas tecnologías, unas son más conocidas y otras menos", aclara Zaballos, que cree que en las próximas décadas verán la luz dispositivos capaces de decodificar esa información y de modificar, entre otras, la memoria. "Es sólo cuestión de tiempo", precisa.
"Estamos hablando de sus recuerdos, sus pensamientos, sus gustos o sus decisiones. En definitiva, de lo que es la esencia del ser humano", apunta Zaballos, cuya fundación ha reconocido recientemente el trabajo de Yuste en la cuarta edición de los premios que otorga la entidad.
El mayor riesgo: el mal uso
Esto supone un riesgo importante e, incluso, un peligro, según Zaballos, ya que si estos avances tecnológicos los utilizamos mal y no se actúa con respeto desde un punto de vista ético y moral, "se puede llegar a vulnerar al ser humano", subraya.
"Es algo que no debemos permitir", comenta la letrada, para quien es necesario determinar qué usos hay que dar a estos avances y aplicaciones de la tecnología porque resulta peligroso dejar que cualquiera que cuente con los medios pueda obtener datos de una persona y que la puedan perjudicar.
Zaballos recuerda, en este sentido, que la información que atesora cada ser humano en su cabeza "pertenece única y exclusivamente al individuo y debe protegerse a través del derecho a la intimidad".
Hace referencia a que ha habido gente que se ha dejado escanear el iris recientemente a cambio de compensaciones económicas ínfimas, a veces en monedas virtuales (criptomonedas), y sin saber qué uso se le podría dar en un futuro, algo que ha despertado el interés de la Agencia Española de Protección de Datos.
Por eso, sostiene, es el momento de empezar a dar forma a un nuevo marco legal internacional de derechos humanos dirigidos específicamente a proteger el cerebro y su actividad.
Necesidad de regulación
"Hay que regularlo porque todo lo que no está regulado no conlleva un incumplimiento y todo lo que no está prohibido, se autoriza" de manera tácita, matiza.
De esta manera, si una empresa quiere obtener esa información de forma ilícita o, simplemente, no consentida, se le puede sancionar, se le pueden pedir responsabilidades y que no hagan uso de esa información. "Ahora no hay barreras", sentencia.
Mientras no exista ese marco legal que limite el uso de las nuevas tecnologías en todo lo que tenga que ver con la mente y lo que ella contiene, "no se puede sancionar, aunque se den situaciones que no nos parezcan éticas o haya actuaciones que pueda sospecharse que entrañan algún riesgo", recalca.
En Estados Unidos "se han conseguido grandes avances" y en países de Latinoamérica como Chile o Brasil ya se trabaja para regular estos derechos y los pasos dados son "muy importantes", aclara.
En Chile, concretamente, "existen ya modificaciones de la Constitución, mediante enmiendas, donde se reconoce que la información que existe en el cerebro y en la mente del ser humano forma parte de lo que son los derechos humanos a proteger", explica.
Dentro de Europa aún no se ha avanzado sobre el particular y el proceso para crear el marco legal para regular estos derechos y cómo se protegen "está mucho más ralentizado".
A este respecto, la Fundación Zaballos cree que "España puede liderar esta gestión" con el apoyo del neurocientífico Rafael Yuste y la Fundación de Neuroderechos que ha fundado él mismo y el Gobierno central.
No hay comentarios.