En España la Propiedad Industrial protege todas las creaciones que están relacionadas con la industria: patentes y modelos de utilidad, signos distintivos (marcas, nombres comerciales, eslóganes…) y diseños. Para que te puedas hacer una idea general, casi siempre que hablemos de creaciones hechas por empresas, estaremos hablando de derechos de propiedad industrial.

Por otro lado, la Propiedad Intelectual se reserva para la protección de las creaciones del espíritu en las que queda plasmada la personalidad del autor, tratándose de creaciones únicas y no producidas industrialmente o en serie.

Cuando nos referimos al perfil del creativo que ha inventado, diseñado o investigado el resultado que genera los derechos que se protegerán, normalmente para el sector empresarial y de la industria solemos hablar de “inventor”, investigador, diseñador, etc. mientras que en las creaciones artísticas hablamos de “autor”. Esta diferencia nos puede guiar muchas veces para diferenciar qué tipo de derecho hay que tener en cuenta, si el de propiedad industrial o el de derecho de autor.

Otra idea importante es que el inventor normalmente creará para que su invención sea reproducida en serie, varias unidades iguales o similares; mientras que los autores crean normalmente obras independientes con fines artísticos y no industriales. Por ejemplo, un inventor puede conseguir que un coche vuele, y el mecanismo que lo haga será un invento y se venderá a la industria para su uso y perfeccionamiento, mientras que artistas como Pablo Picasso no crearían con la idea de pintar dos veces el mismo cuadro.

Tanto para los derechos de propiedad intelectual como los de propiedad industrial existen leyes diferentes y los organismos encargados de su gestión son también distintos:

Por ejemplo, la Oficina Española de Patentes y Marcas interviene en el reconocimiento de los derechos de propiedad industrial en España, y el Registro de la Propiedad Intelectual en el de los derechos de Propiedad Intelectual.