Ana Martínez
Santiago de Compostela, 9 nov (EFE).- Dos décadas atrás un viejo petrolero vomitó toneladas de desolación en las costas de Galicia, de gran parte del Cantábrico e incluso zonas de Francia y Portugal. En 2002 aquella marea negra de chapapote provocó impresionantes brotes de indignación y solidaridad.
El mundo miraba de reojo las playas, la masa viscosa se pegaba a las rocas, lecho marino, manos y guantes, y la sociedad entera estaba descorazonada ante la magnitud del desastre.
Ha pasado el tiempo, veinte años, pero hay salpicaduras que el mar todavía no ha lavado y unas compensaciones económicas que siguen sin ser resueltas.
- 13 DE NOVIEMBRE DE 2002: El Prestige, monocasco fletado por la filial suiza de un grupo ruso, sufrió una vía de agua a causa de la tempestad. Un fuerte ruido seguido de una pronunciada escora hizo que las máquinas se parasen de manera automática.
- 77.000 TONELADAS DE FUEL: Pesado y del tipo M-100 (terminología rusa). Es la cantidad que transportaba en sus tanques. Su calidad es ínfima. Este denso combustible es además el menos biodegradable de todos los derivados del petróleo, pues es difícil su eliminación por evaporación y no tiene apenas capacidad para disolverse.
- 19 DE NOVIEMBRE DE 2022: El buque se partió en dos y se hundió. Proa y popa se separaron. Fue un naufragio a cámara lenta, después de seis días de maniobras para tratar de alejarlo de la costa.
- 90.566: Las toneladas de arena y crudo retiradas en el primer año. Miles de voluntarios colaboraron en este trabajo tan duro como ingrato.
- 400 HORAS EN 89 SESIONES: La duración del juicio, después de una década de investigación judicial. La mayor causa instruida en España por delito medioambiental se saldó inicialmente con una pena de nueve meses para el capitán Apostolos Mangouras, por desobediencia grave a la autoridad. Más tarde, el Tribunal Supremo elevó esa pena a dos años por delito contra el medio ambiente.
- 2.980 KILÓMETROS DE COSTA: La extensión afectada, en total 1.137 arenales, según los informes presentados en la vista oral.
- 1.393.258 EUROS: El coste para la Xunta del juicio, según en su momento trascendió con documentación del departamento de Presidencia, Administraciones Públicas y Justicia.
- 2.500 MILLONES DE EUROS: Cantidad fijada por el Tribunal Supremo, intereses de demora y costes procesales incluidos, para las indemnizaciones a pagar a los perjudicados, véase, España, Francia, Xunta y 265 particulares, empresas, cofradías y ayuntamientos.
- 1.000 MILLONES DE DÓLARES: El dinero real que el Estado aspira a percibir. Un tribunal del Reino Unido debe determinar si, como busca España, la aseguradora británica del Prestiga, declarada responsable civil subsidiaria de la tragedia ecológica, tiene que indemnizar a los damnificados con la póliza del barco.
- VEINTE AÑOS: El 13 de noviembre de 2002 una llamada avisó de que un petrolero con 27 tripulantes se encontraba en serias dificultades. La calma tensa del inicio dio paso a una gran alerta.
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