Juan Gonzalo Ospina Serrano
Madrid, 23 nov (EFE).- La Sala que juzga a seis agentes por la "patada en la puerta" más conocida de la pandemia ha exonerado a cuatro de ellos después de que hayan retirado su acusación tanto el denunciante como la Fiscalía, en una sesión en la que el Ministerio Público ha pedido la absolución de todos porque no cometieron delito, en contra de lo que defendía inicialmente.
La Audiencia de Madrid ha continuado este jueves el juicio con jurado a un subinspector y cinco agentes de la Policía Nacional que se enfrentaban inicialmente a una petición de dos años y seis meses de prisión por la "patada en la puerta" del 21 de marzo de 2021 en la calle Lagasca de Madrid, que los inquilinos grabaron un vídeo que se hizo viral.
La Fiscalía sostenía que existió allanamiento de morada pero estimaba que a los cinco agentes hay que eximirles la pena porque actuaron en cumplimiento del deber, por la orden de su superior, y también al subinspector porque creía que podía entrar sin autorización judicial al apreciar un delito flagrante de desobediencia a la autoridad.
Pero este jueves se ha producido un giro en la causa, ya que las acusaciones han modificado sustancialmente esas conclusiones provisionales y han coincidido en no acusar a cuatro de los procesados, de manera que han quedado exonerados del proceso.
Así el presidente de la Sala ha pedido a los cuatro que abandonaran el banquillo de los acusados, lo que han hecho visiblemente emocionados.
La Fiscalía ha solicitado en sus conclusiones definitivas la libre absolución de los seis agentes porque "los hechos no son constitutivos de delito" y estuvieron habilitados para entrar al piso tras advertir en al menos 28 ocasiones a los moradores de que incumplían la ley y debían abrir para identificarse.
Por su parte el letrado de la acusación particular, Juan Gonzalo Ospina, ha retirado la acusación contra cuatro de los agentes porque, tras ver la imágenes que se han mostrado en la sesión, considera acreditado que solo siguieron las órdenes del subinspector y del segundo de éste, que les trasladaron una "percepción errónea de la realidad".
Sin embargo ha mantenido la acusación para estos dos últimos porque sí actuaron con dolo al ordenar un allanamiento de morada, y pudieron llamar a sus jefes para consultar pero decidieron no hacerlo.
Por eso pide para ellos dos años y medio de cárcel y seis años de inhabilitación, y en el caso de que el jurado tuviera dudas sobre su intención, que sean condenados a un año y tres meses de cárcel y tres años de inhabilitación.
Por su parte la defensa de los dos agentes contra los que sigue el proceso ha incidido en que deben ser exonerados porque actuaron legalmente.
Previamente el jurado ha visto los vídeos sobre la intervención que grabaron dos de los agentes, y el vídeo grabado por los inquilinos.
En los imágenes de los agentes se ve que cuando llegan al piso se oye música alta y risas, y los policías llaman y dicen "policía, abran la puerta" en repetidas ocasiones.
Los ruidos cesan pero los moradores no abren la puerta, y los agentes les advierten de que incumplen las medidas anticovid, que prohibían reuniones de ese tipo.
"Es una tontería la que están liando por no abrir la puerta, si salen son denunciados y se van, pero si no incurren en delito grave de desobediencia a la autoridad, porque es un piso turístico y no está permitido esto", les dice el subinspector al mando varias veces, mientras otro agente golpea la cerradura para tratar de abrir.
Este mando les cita la ley, le dice su número identificativo repetidamente y que puede llamar al 091, advirtiendo de que si no abren entrarán y les detendrán, mientras una joven que hace de portavoz le dice que no pueden hacerlo.
Finalmente avisan de que van a derribar la puerta con un ariete, entran y encuentran a los jóvenes sin mascarilla. Cuando están cacheando se ven momentos de tensión y la portavoz del grupo dice: "no saben dónde coño se han metido estos".
El subinspector dice que si alguno quiso salir antes pero no le dejaron quedará libre, y dos chicas así lo manifiestan, lo que motiva que la portavoz les diga que son "una zorras".