Dos amantes fieles me han acompañado a lo largo de la vida profesional, la soledad y la corrupción. Soledad, querida amiga, nadie quiso hacerte a un lado, reemplazarte; el esfuerzo del camino elegido hizo difícil hacer largos los tiempos de compañía. Corrupción, enseñaste por doquier el interés sobre el derecho, la facilidad sobre el cabal cumplimiento de obligaciones, y allá donde fui, siempre estuviste a mi lado. Y el juez va y, como el tiempo ha pasado, y no siendo el autor abogado en esa capital, se desahoga y dice haber encontrado a su incorporación a la plaza no un Juzgado, sino la cueva de “Alí Babá y los cuarenta ladrones”, ¡y pretendían que yo siguiera siendo Alí Babá”! Juzgados de lo Mercantil, la pasada época de los fuertes concursos de acreedores, aquí, allá, acullá,…, al amparo de lo discrecional, lo arbitrario y corrupto. En Salamanca, un compañero sacó adelante una demanda ante esos desmanes.
“Ahora nos toca a nosotros, ya era hora” nos dijo aquella tarde de verano la madre del socialista, y, desde luego fue su hora. Conseguidor de cursos de formación para “empresas del sector”, en todos, desde peluquería a Derecho Tributario y Mercantil, en todos participaba, y como buen egipcio – con una mano adelante y otra detrás- cobraba. Político de cuarta línea local, la fraternidad fue criterio para la obtención de ingresos complementarios con escasos esfuerzos en cantidad suficiente para lo que podría haber sido una buena vida si no hubiera sido por el estar todo el día pendiente del dinero ajeno. Y su historia, un continuo cambalache.
“Ya era hora” me comentó la madre del joven político popular. Y fue su hora. Aquí y allá, sin trabajar se fue abriendo camino, pues entendió bien aquello de “más vale una hora de trato que cien de trabajo”, y si bien vendió su alma al diablo, este durante un tiempo le recompensó, y cuando cayó en desgracia, montó un chiringuito de servicios medioambientales para ayuntamientos, y estos servicios eran de tal calidad, tan buenos eran, que sólo los prestaba a municipio gobernados por conmilitones; pues los socialistas, los municipios gobernados por socialistas no tenían capacidad para comprender sus beneficios.
El Secretario municipal, jocoso el, mientras concluye los papeles que ha de entregarme tira con bala y pregunta ¿y si le digo que este Ayuntamiento ha pagado a un compañero suyo una fuerte cantidad de dinero, varios cientos de miles de pesetas por un folio, que me dice? Le dije el nombre; patidifuso y ojiplático quedó el hombre.
De tendencia distinta al rectorado del momento, ambos obtuvieron sus plazas de catedráticos ante unos tribunales incompetentes en sus materias, incompetentes en cuanto a conocimientos científicos, pues estos no fueron tribunales de oposiciones sino de justicia. Las cátedras habían ido a parar a manos de unos de “los nuestros”, estos, “los nuestros” llegaron al poder diciendo aquello de “no somos los mismos perros con distintos collares”, y cierto, fueron mucho más perros, en cantidad y calidad y, sus collares mucho más caros. Uno accedió al cargo, y gratis, se le reformó la vivienda familiar. No obstante, detalles pequeños pero caros, prohombres que lejos accedieron a sus cátedras como retribución por los servicios prestados, y ¡qué servicios! ¡Ay!, el alma y el diablo. Y como hablaban, y como siguen hablando. Salvo que no dicen una verdad, parece que es cierto lo que dicen. Pero “los nuestros” compran la burra coja.
Ese fiscal que, ante las tortas repartidas entre tres jovencitos en una pelea por un quítame esas pajas, alega en Sala el peligro social de dejar pasar esas conductas, y olvida, que estos ojos que han de tapar la tierra, ¡cremación no por favor!, han visto como copiloto acompañaba a su hijo sin carnet de conducir, conduciendo, ¡ay las varas de medir! O aquel otro que a sabiendas de la inexistencia de delito cometido por un sacerdote cliente del despacho, permitía que un día si y otro también este hombre apareciera en las portadas de los periódicos y fuera escarnecido, pero claro, el Ministerio Fiscal tiene la obligación de …, ¿de qué? O ese juez que favoreció con sus sentencias, una y otra vez, al abogado amigo del alma, y que todos los compañeros contrarios lo sabían, yo también y, en apelación hubo que sacar el asunto adelante. Yo te doy cremita, tú me das cremita.
El sicólogo que como medio de justificar la pretensión indemnizatoria extrajudicial aporta varios informes clínicos recogiendo los intentos autolíticos y las secuelas físicas y sicológicas de su paciente, quien, tras recibir nuestra demanda milagrosamente se curó; o que a los pobres padres, previo pago de muchos importes, les comunicó el absoluto peligro de que su hija, ahora se dice con capacidades especiales, entonces se decía superdotada, acabara convirtiéndose en una sicópata, y mire usted por donde, llegado el asunto a nuestras manos, estudiada por las autoridades educativas, estas diagnosticaron que, de superdotada y por tanto de difícil encaje social, nada; que de niña consentida, todo.
Es curioso, con toda la guasa del mundo, yo que soy el paradigma de las virtudes, que me falta un punto más pequeño de lo que pueda suponer la aguja más pequeña que pueda existir para lograr la perfección, tengo para mí y los míos, que ese puntito, dichoso puntito, que de superarlo seguro podría levitar y conseguir la bilocación, y más aún , la plurilocación – sería fabuloso estar en varios sitios a la vez- , reconozco que no, que no hombre que no, reconozco mis límites, como reconozco la necesidad en la mujer del Cesar de no sólo ser buena, sino parecerlo, sé que sin ser perfecto, con mis errores, no soy corrupto, y a pesar de las tantas veces que “los nuestros” , “los suyos” y los de los de más allá han tratado de conseguirlo, en lo público, en lo privado, en lo mediopensionista, bien enseñado en casa y por mis maestros, “quien hace un cesto , hace cientos”, a pesar de mis queridos enemigos, tengo para mí que esto de la corrupción debería cambiarse en el tratamiento del Código Penal. No puede ser delito lo que todos hacen; creo recordar que eso nos dijeron cuando aprendíamos Derecho Penal en la Facultad. Y parece lógico. No puede ser delito lo que tantos y tantos hacen. No puede ser delito lo que siempre sucede, en todo caso será una cosa natural.
Veamos. Gobiernos de Felipe González, recordemos que el hombre tuvo una época fastidiada, cada día nos levantábamos con la noticia de un nuevo caso de corrupción; confieso que el que más simpático me resultó fue aquel que afectó a un alto mando, al más alto mando del Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil, aquel hombre que en calzones salió en “malas compañías” en las fotografías de los periódicos y que luego su fuga puso patas arriba al país. Y, si bien desde niño siempre tuve en mente lo del abrazo de Vergara, aquel que entre Maroto y Espartero puso fin a la Primera Guerra Carlista – este Espartero, de armas tomar, tiene o tenía en Madrid una estatua en su recuerdo, y como es ecuestre, sobre un caballo, el malicioso artista colocó grandes atributos sexuales al caballo, lo que ha supuesto que cuando alguien hace algo desmesurado se traiga a colación el heteropatriarcal dicho de “tienes más cojones que el caballo de Espartero”-, y algo recuerdo a las puertas de un edificio poco agradable en Guadalajara, un abrazo, unos abrazos, unos socialistas entraban al edificio, otro se alejaba del mismo, desmesurado hecho que dejó en poco lo de Espartero y a su caballo. ¡Que gran abrazo! Todo por la Patria, todo por España. Cada vez que estas dos palabras salen por boca de algunos, suena la caja registradora. Gobiernos de Aznar; los problemas llegan desde el Mediterráneo, sea desde las Baleares, sea desde el litoral. Si uno, si Zaplana, si otro; la vida sigue igual. Gobiernos de Zapatero, la Ñ y su capital, la Alianza de las Civilizaciones o el delirio universal y los millones a un pintor mallorquín por una cúpula en Suiza, Ginebra, o ron o güisqui, que acoge la Sala de los Derechos Humanos, estos ahora, sin duda e impulsados por nuestro dirigente, en auge en Venezuela; también del levante llegaron sus casos, que si Azud, que si, …, que si se hubieran hecho algunas obras, el ahora tan célebre Barranco del Poyo no habría causado tantos problemas. Gobiernos de Mariano Rajoy, problemas del tesorero quien aguantó en la cárcel como un león; con el “Bigotes” y con no sé qué, relacionado con el cinturón, ya recuerdo, con un tal Correa. Gobiernos de Pedro Sánchez, el César y su mujer, que majetona y buena pinta tiene, ignoro si será o no buena como recoge el dicho, pero desde luego, por esas cosas de una universidad, por esas cosas por lo que está siendo investigada por un juez “facha” - ¿qué será eso de ser un facha? huele a naftalina, suena a más viejo que el hilo negro- , por eso y por mucho más, no cumple la exigencia de parecer ser buena; lástima que en este territorio, en algún momento llamado España, la presunción de inocencia materialmente no exista. Y a la vez en Madrid, en la otra banda, los problemas de orígenes de la pasta del novio. Pero cuidado, que la una y el otro no son políticos, pero si quien fuera Ministro de Obras Públicas, aquí el MOPU, Koldo, como si lo conociéramos de toda la vida, su mano derecha, su mano izquierda vinculada a diversos Ministerios, y como no, el desconocido por todos y que con todos va a tener fotos, señor Aldama. Y ese hombre de Lumbrales (Salamanca) Fiscal General del Estado, que como James Bond está al servicio de su Majestad la Reina, él lo está al servicio del Presidente del Gobierno, según este, pues ¿de quién depende?, pues eso, que nos dijo. Estos hombres y la inexistencia de mensajes telefónicos por borrados en el teléfono del dependiente, y sin prueba, presunción de inocencia para otro rato, sin mensajes en el teléfono, no hay delito; pero dado que los mensajes necesitan al menos de dos teléfonos, ¿los hay en los otros teléfonos?
Ve usted amable lector como mi tesis es cierta: un partido accede al Gobierno, la corrupción de su mano llega, no sólo económica; así pues, esto es natural, la corrupción es connatural con la democracia, por tanto, mantenerla en el Código Penal sólo tiene una explicación: si desapareciera, ¿qué pasaría con Carlos Herrera, con Jiménez Losantos, Alsina y demás “comunicadores” patrios? Malas mañanas para sus escuchantes “fachas”, huérfanos estarían ¿Qué publicarían El País, El Mundo, La Razón? ¿O “ABC”, al que todos le ponemos delante y no lo tiene el “el”? ¿Y las televisiones, y los digitales variados? Es primordial, al modo romano, mantener el pan y el circo. Pues ¿cómo sino entender el disfraz de esas promujeres cuyos sueldos salen del bolsillo de los europeos, para denunciar la Navidad, fiesta impuesta por el heteropatriarcado católico, como lesión de no sé qué de otras religiones y costumbres en el suelo patrio? Pues como sino entender la tontada de esa otra mujer enrocada en las instituciones europeas que también se afana, en pro de sus propios intereses, mintiéndonos, en trabucar la realidad quien pretende que a finales de diciembre se feliciten unas fiestas, sin decir que fiestas se celebran y no decir ¡Feliz Navidad! Ya otro político, un tonto listo, cambió en su día el brillo de las luces navideñas de las calles por los mustios blancos y azules de los leds, las referencias iconográficas a los personajes de Belén por figuras sin sentido. Ve usted amable lector, como la corrupción campa por doquier, estará conmigo, que, si esto es así, tan así es, que no se puede ni criticar ni penar, conclusión, el Código Penal hay que modificar y todo tipo de corrupción no sólo despenalizar, sino reconocer y premiar.
A finales de diciembre, cuando llega el invierno, tras el solsticio, con el sorteo del premio extraordinario de la Lotería Nacional, en España, llega la Navidad, la conmemoración del nacimiento de un niño, de un niño Dios, cuyo destino fue morir, en primavera, por nuestra salvación y, creyentes, agnósticos o ateos, imbuidos de una tradición - “todas las primaveras anda pidiendo escaleras para subir a la cruz” decía Machado, republicano él, de su pueblo andaluz, y que nos ha cantado Serrat y cuya melodía, multitud de bandas de música hacen resonar en nuestras calles en Semana Santa -, unos y otros, imbuidos de una cultura secular, mayoritariamente vivimos y celebramos esos días. ¡Feliz Navidad! ¡Próspero Año Nuevo!, “paz en la tierra, cualquiera que sea su edad, raza o nacionalidad a las mujeres y hombres de buena voluntad” y, que los Magos de Oriente acierten con sus regalos.
P.S.: De buena voluntad, a quienes no la tienen, a quienes no la pretenden, ¡felices fiestas!